Capítulo 17

49 6 0
                                    

ETHAN STONE

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

ETHAN STONE

Fue pésimos de mi parte, en no comunicarme con la pelirroja en todo un día, teniendo en cuenta que cada que podía lo hacía. Tuve todo un día para pensar en nosotros, lo que proseguirá después de lo de esa noche.

Chasqueó sus dedos delante de mi rostro.

—¿Estas ahí? —gire mi cabeza, siendo atrapado por sus ojos verdes que me recordaban a los de ella.

—¿Qué decías? —negó con la cabeza.

—Decía que conocí a una linda fémina, pero ahora ya no importa. ¿Qué te pasa?

Deslizaba mi dedo por la boca de la botella fría, mirando sus ojos.

—Solo pienso —encarnó una ceja, con curiosidad.

—Te escucho.

Se acomodó a mi lado. Por dentro sabía que podía confiar en él y que me diría algo que me ayudará a despejar mis pensamientos, pero por otro lado seamos sinceros, Charlie no es muy romántico que se diga.

—¿Recuerdas la pelirroja de la tienda? —se me quedo viendo, sin decir nada.

Supongo que tenía que hecharle agua al incendio que tenía en su cabeza gracias al esfuerzo que estaba haciendo para recordar.

—¿La bonita de ojos verdes? —asentí. —Obvio, tenemos el mismo color de ojos —volqué los ojos.

—Nos besamos.

Arrugó sus cejas, para luego caer en cuenta de lo grande que era la situación. Al menos para mí.

—Es un buen paso —dio varias palmadas sobre mi hombro.

Lo miré con recelo; a esto me refería.

—Eres un estúpido —tomé de la botella.

Saboree un poco la cerveza amarga, no era fan de estas, mucho menos la alemana. Dejé la botella a mis pies. Miraba a la gente salir del club, me preguntaba que hacíamos aquí, aunque era inútil tener una respuesta a eso ya que hago lo que Charlie me pida con ojos de perrito regañado.

Él aclaró su garganta, voltee para verlo, aún procesaba la información.

—¿Estás listo para eso? —vi algo de comprensión en su mirada.

—Es complicado... cuando estoy junto a ella no hay nada malo, pero llego a casa y pienso en todo lo que podría derrumbarse en un segundo.

Otro atardecer Donde viven las historias. Descúbrelo ahora