Capítulo 18

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AVA PAIGE

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AVA PAIGE

Otro día más sin respuesta y lo peor —o mejor— es que ya no esperaba su mensaje, simplemente me di por vencida de que volviera a aparecer, y lo entendía, entendía que a lo mejor se haya asustado y por eso huyo y ya no quiere verme a la cara, no se que líos tendrá en su cabeza, pero espero que los resuelva pronto.

Estoy tomando clases por obligación porque me sentía enferma y desearía estar en cama ahora mismo. Esta mañana me levanté con mocos y un poco de estornudos, ya lo tenía claro que pasaría. Trataba de prestar atención a la clase de historia mientras Cinthia me ponía temas de conversación que no me interesaban en absoluto escuchar.

El timbre sonó, librándome de ella por el resto del día, me enganché la mochila y con pereza caminé por los pasillos hasta llegar a mi casillero.

—¿Aún nada? —pregunta la rubia apoyando su hombro en el casillero de al lado.

Negué cerrando la pequeña puerta de metal. Estaba cansada y estresada por todo, no podía ir a su casa como si nada y pedirle una explicación, por más que quisiera. Solté un suspiro. Seguido salió un estornudo que ahogué con el torso de mi brazo. Ella acarició mi cabello rozando mi mejilla.

Lancé la mochila por algún lugar de la sala. Fui a la cocina para llenar un vaso de agua y tomar una aspirina. Me acurruqué en la cama dejando que mi mente se despejara y la pastilla hiciera cualquier efecto que tuviera.

El sonido molesto de mi teléfono me hizo abrirlos ojos que no me di cuenta que los había cerrado. Contesté la llamada un poco entre sueño.

—¿Hola? —estruje con mis nudillos mis ojos para luego abrirlos lentamente.

Ava ¿todo esta bien? No llegaste a trabajar —carajo. Mire la hora ya eran más de las cuatro.

—Lo siento, me tomé algo porque me sentía mal y parece que me dejó dormida —estruje el puente de mi nariz con los dedos.

Bueno está bien, si te encuentras mal mejor quédate en casa. Espero que te mejores. —mi suerte de tener una jefa tan comprensiva.

Me deje caer de nuevo en la cama. La aspirina me había quitado un poco el dolor de cabeza, sin embargo, tenía todos los otros síntomas presentes. Me levanté para tomar una ducha caliente y ver si así me encontraba mejor de alguna manera. Mientras me quitaba el jabón mi teléfono sonó, pero estaba lejos como para poder contestar.

Al salir de la bañera mi cabeza dio un pequeño giro, me detuve sosteniéndome del lava manos hasta que recupere la estabilidad. Confusa entre a la habitación, busque dentro de mi closet algo fresco, pero mi teléfono empezó a sonar de nuevo, lo tomé de la cama, el nombre en la pantalla hizo latir mi corazón de una manera irreconocible, pero sin más respondí

Otro atardecer Donde viven las historias. Descúbrelo ahora