Capítulo 32

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AVA PAIGE

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AVA PAIGE

Estaba tratando de no cagarla. Prestaba atención y controlaba mi pulso como nunca en mi vida, no era muy buena en esto, solo sabía hacer el básico, seguía siendo básico, pero ahora es color rojo, rojo, era increíble. Me acerqué unos centímetros más al espejo, como si eso me ayudaría a tener mejor visión del ojo. Hice un gesto que metió la punta del lápiz delineador dentro de mi ojo haciéndolo arder como el infierno.

—¡Maldita sea! —grité, dentro de mis cuatro paredes.

El timbre sonó, tuve que levantarme e ir a abrir, no me daba tiempo enjuagar el ojo y volver. Abrí la puerta, el hombre abrió los ojos como dos platos llanos.

—¡¿Que te acabas de hacer?! —vociferó desesperado en la entrada. Me tomó por los hombros mirando de cerca mi cara.

Arrugue el entrecejo.

—¿De qué habl... —me interrumpió moviéndome hasta el sofá.

—¡Tú quédate ahí! ¡Llamará a emergencias! —lo vi moverse por la sala buscando un teléfono, se dio cuenta que el suyo estaba en su bolsillo y lo sacó.

Sentí una gota bajar por mi ojo, la retiré con la yema de mis dedos, el color rojo baño mis dedos, dándome cuanta de lo que lo que tenía tal alterado. Me levanté para verme en el espejo más cercano. Mi ojo parecía que sangraba, amplié una sonrisa seguida de una gran carcajada.

—¡¿Ahora por qué te ríes?! —gritó, desesperado.

—Tranquilo, papá. Es delineador rojo, sin querer lo metí en mi ojo.

Se quedó quieto en su lugar observándome, su rostro cambió a furia, enojo en su máxima expresión.

—Ya verás. —amenazó, acercándose a mí.

Me tomó por la cintura, con sus dedos comenzó a hacerme cosquillas en la costillas, sabía mi punto débil. Daba palmadas sobre su espalda, se negaba a soltarme.

—¡Basta! —chille entre risas.

Me rendí en el suelo sin aliento. Estiré mis extremidades como una estrella de mar y me quedé allí, recuperando la respiración.

—Apresúrate si quieres tener tiempo para salir a comer cuando lleguemos. —tomé aire y me levanté.

Volví a la habitación a resolver el desastre que había hecho. Después de veinte minutos mi delineado rojo salió bien, no como lo vi en Instagram, pero sí decente. Era sábado, y mi padre propuso irnos todo un día a Londres, nos quedaremos en la casa de abuela y regresaríamos el domingo por la noche. Hay muchas cosas que quiero hacer por allí, ir a la playa y ver a algunos amigos. Trence mi cabello para que no me estorbara por una hora de viaje en coche.

Otro atardecer Donde viven las historias. Descúbrelo ahora