Capítulo 11: "La muerte blanca"

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Nada sobrepasa al poder de las fuerzas de la naturaleza



Al ver que la cabellera y Ariadna reunían una enorme cantidad de poder mágico tuve un mal presentimiento, entonces repentinamente recordé que nos encontrábamos en una zona de avalanchas! Debido al calor del combate lo había olvidado completamente.

-"CAPITANA NO LO HAGA!"-, grito con miedo en su voz el hombre que estaba luchando con migo.

Estaba a punto de gritar cuando la caballera se lanzó al ataque, Ariadna de igual forma se movió como un rayo para interceptarla y ambas choraron espadas con una fuerza monstruosa.



Una fuerte onda de choque se produjo cuando chocaron ambas espadas, la nieve fue mandada a volar en todas direcciones y el suelo tembló ligeramente, durante unos segundos que parecieron eternos no ocurrió nada, lo que casi me dio falsas esperanzas, pero un estruendoso "CRACK!" en la distancia me devolvió abruptamente a la realidad.

Corrí tan velozmente como pude hasta donde se encontraba Ariadna; ella y la caballera que aún se empujaban mutuamente con sus espadas.

Ambas quedaron desconcertadas al verme acercarme corriendo en pánico y dejaron de empujarse mutuamente, aprovechando que las había sacado de su concentración empuje a un lado a la caballera, tomé de la mano a Ariadna y comencé a correr lo más rápido que podía para alcanzar al trineo.



La caballera nos miraba con confusión luego de que la aparté a un lado y estaba a punto de perseguirnos cuando el hombre que estaba luchando con migo también la tomó de la mano para que corrieran en dirección a sus compañeros caídos, finalmente el otro caballero consiguió arrastrarla en medio de varias protestas.

-"Oye novato espera! Qué ocurre?! Por qué corremos tan deprisa?!"-, Ariadna protesto e intento detenerme para que respondiera sus preguntas.

Pero no podíamos parar, repentinamente toda la ladera de la montaña empezó a temblar y unos atronadores rugidos comenzaron a escucharse desde la cima de la montaña.

-"No preguntes! Solo corre tan rápido como puedas!"-, dije entre jadeos y señale para la cima de la montaña.



Por fortuna la señorita Eli ya había superado más de la mitad del camino y apenas le faltaban poco más de cien metros para alcanzar el bosque del otro lado de la zona de avalanchas.

El estruendo y los temblores eran cada vez más fuertes y la nieve más reciente comenzó a desmoronare cuesta abajo en la pendiente de la ladera de la montaña.

No había tiempo que perder, pero cada vez era más difícil correr entre la nieve que se deslizaba, Ariadna comenzó a perder el ritmo y nuestra carrera se fue ralentizando.

Repentinamente el estruendo se convirtió en un rugido y una gran placa de nieve y hielo se desprendió de la cima de la montaña!



Casi habíamos alcanzado al trineo cuando finalmente comenzó el verdadero desastre!

-"ELI! SUBETE AL TRINEO RAPIDO!"- grité a todo pulmón.

La señorita Eli volteo a ver y pude ver que asentía, dejo de estirar el trineo y comenzó a asegurar a un lado lo mejor que pudo los esquíes antes de acomodarse toscamente frente a la señorita Angele.

Mi segunda vida en un mundo de fantasíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora