La perseverancia nos llevara a la victoria
Se retiraron los cats sith y unos minutos después llego un gran grupo de soldados encabezado por la señorita Cilia con varios oficiales y sargentos asistiéndola, a pesar de estar vestida con su habitual uniforme de secretaria emanaba un aura de autoridad muy notoria, los soldados seguían sin cuestionar sus instrucciones, formaron grupos rápidamente y liderados por los sargentos aseguraron a los prisioneros mientras que otros grupos se dispersaron para revisar todos los recovecos de la mansión.
Cuando finalmente termino de dar las instrucciones se acercó a donde me encontraba sentado al lado de Ariadna que seguía dormida.
-"Monsieur Greenhill tuvieron una batalla difícil?"-, preguntó de manera cordial la señorita Cilia.
-"Fue bastante problemático, no se los detalles pero al parecer Zuk le puso las cosas difíciles"-, contesté mientras miraba a Ariadna.
-"Así que era alguien capaz de superar nuestras expectativas"-, dijo la señorita Cilia mientras se sujetaba del menton.
Luego sonrió de manera aterradora y habló lentamente.
-"Monsieur Greenhill, en otro momento hablaremos acerca de su he-roi-co res-ca-te"-, la manera pausada y lenta de pronunciar las últimas palabras fue especialmente aterradora.
-"Pensé que sería lo mejor si alguien competente se encargaba de esas mujeres"-, dije haciendo mi mejor cara de póker.
Aun así no pude evitar sentir varias frías gotas de sudor bajar por mi frente, al menos la señorita Cilia tomo con humor el que haya dejado en sus manos una situación problemática, aunque creo que en algún momento del futuro probablemente se desquitara con migo.
Realice un reporte rápido a la señorita Cilia, escuchó todos los detalles con mucha atención, también hablé sobre los cats sith que habían ido a ocultarse en la casa de seguridad, luego ella relató de manera general sobre todos los hechos acontecidos durante la noche, luego se acercaron dos soldados, uno entrego los fragmentos de mis espadas que había recuperado de la arena y mi peto que lo había recogido del palco de Vinicius, el otro soldado aviso que ya había llegado un carruaje a recogernos, la señorita Cilia había solicitado un carruaje para que regresáramos a la casa de seguridad.
Unos soldados trajeron una camilla y con su ayuda Ariadna fue subida al carruaje, fue una larga noche, apenas el carruaje empezó a moverse fui presa de la somnolencia y en poco tiempo quede dormido al punto que el cochero tuvo que hacer un gran esfuerzo en despertarme una vez llegamos a nuestro destino; finalmente una vez que despedí al cochero y con Ariadna en brazos pude ingresar a la casa de seguridad para re encontrarme Liath, Dub, el señor Lybico y el resto de los cats sith, encomendé a Liath el cuidado de Ariadna que acepto gustosamente, me di un relajante baño con agua caliente, volví a revisar mis heridas, les aplique un ungüento curativo, cambie los vendajes y me retire a descansar.
Desperté bastante tarde, ya cerca del mediodía, luego de una ducha rápida para despertar totalmente chequee el estado de Ariadna, Liath aun cuidaba de ella, seguía profundamente dormida, la había limpiado y le habia cambiado la ropa, Dub, el señor Lybico y los demás cats sith se encontraban reunidos conversando en la sala de la planta baja; preparé algo ligero para comer y guarde algunas porciones extra en caso que Ariadna despertara, luego me uní a la conversación de los cats sith, ya llevábamos conversando bastante tiempo cuando Ariadna bajo acompañada de Liath.
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Mi segunda vida en un mundo de fantasía
FantasyDespués de vivir una larga vida en la tierra finalmente llego el momento de partir, postrado en la cama de un hospital, rodeado de una numerosa familia, entre sollozos y miradas tristes de despedida, llevando numerosos recuerdos, unos buenos, otros...