Libro 2 Prólogo: "Dejémosle ellos a las mujeres"

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Quienes siembran maldad cosechan tragedia



Simplemente parecía otro tranquilo día de verano, el sol brillaba en un despejado cielo azul casi anunciando el medio día, una suave brisa mecía las hojas y ramas de los árboles, los pájaros cantaban por todo el bosque y algunos animales pastaban tranquilamente, sin embargo cientos de cuervos y buitres sobrevolaban pacientemente un sangriento campo de batalla, la batalla aún continuaba pero era obvio que era dominada unilateralmente por uno de los bandos.



Desde los muros de un castillo cercano un horrorizado Barón miraba como su ejército personal era aplastado frente a sus ojos, se comía las uñas y lanzaba maldiciones, había tomado todas las precauciones posibles, había preparado un doble que debía encontrarse llamando la atención en lugar muy lejano, había reducido su correspondencia al mínimo indispensable y había apostado espías en todos los caminos que conducían al castillo.



Pero aun con todas esas precauciones no solo lo habían hallado, sino que además sus enemigos habían traído un ejército hasta debajo de sus mismas narices sin que lo supiera, la batalla en las afueras del castillo ya estaba perdida, pero superaría esta crisis, descubriría como un ejército enemigo había logrado acercarse tanto sin ser descubierto, sin duda habrían tenido ayuda de algún traidor! Descubriría de quien se trataba! Y luego lo haría pagar y a todas las personas que le fueran de importancia.



Uno de sus caballeros tomó por el hombro al asustado Barón, era hora de poner en marcha el plan de emergencia para el peor de los casos, mientras la caballería enemiga seguía luchando escaparían del castillo por un pasadizo secreto, con la caballería enemiga fatigada por la batalla no podrían alcanzarlos aunque encontraran su rastro, solo debían llevarse el dinero, los documentos importantes y quemar el resto, así no dejarían nada al enemigo.



La infantería del enemigo aun debía asediar el castillo por lo que tenían bastante tiempo, seguido de sus caballeros el Barón ingresó a la torre de homenaje del castillo, llegaron hasta el salón del trono y llamó a su mayordomo principal, pero nadie acudió al llamado, de hecho no había nadie a la vista dentro del recinto que normalmente estaba siempre lleno de sirvientes, el Barón seguía llamando desconcertado a su mayordomo cuando la puerta principal fue cerrada bruscamente!



Los caballeros inmediatamente desenfundaron sus armas y formaron un círculo alrededor del Barón, el salón se encontraba envuelto en penumbras, el desconcertado Barón finalmente comprendió la situación, era una trampa, sus enemigos habían previsto su huida y habían enviado asesinos tras su vida! Frenéticamente miraba sus alrededores cuando unos peculiares sonidos provenientes desde el trono del castillo llamaron la atención de todos en el salón.

-CLAP CLAP CLAP CLAP-, eran sonidos de aplausos.



Todos miraron con dirección al trono, una joven mujer equipada con una deslumbrante armadura plateada se encontraba sentada en el mismo, a su derecha se encontraba parada una elegante elfa vestida como una sacerdotisa, a su izquierda un hombre joven apoyado con un pie sobre un abultado cofre aplaudía pausadamente, el asustado Barón miró con horror el cofre, era donde guardaba todos sus documentos importantes! Su contenido era más valioso y peligroso que todos los tesoros guardados en el castillo!



-"MALDITOS! QUIEN LOS ENVIO?"-, preguntó gritando el líder de los caballeros.

-"SUS PROPIOS PECADOS!"-, contestó de manera fría la joven mujer.

Repentinamente cientos de ojos comenzaron a brillar en la penumbra, el Barón chillo de miedo, un caballero invoco magia de luz y un brillante globo de luz comenzó a flotar sobre su cabeza iluminando todo el salón.



El Barón cayo llorando de rodillas, los caballeros quedaron con las caras en blanco debido al miedo, estaban rodeados de varias decenas de mujeres bestia! Sus ojos brillaban en frenesí asesino! Las reconocían a todas! Eran mujeres que tenían prisioneras en un campamento oculto en el bosque, cerca de la salida del pasadizo secreto del castillo, habían sido secuestradas de varios lugares para venderlas como esclavas aprovechando el caos provocado por la guerra civil y para rematar los caballeros habían abusado de varias de ellas.



-"Sabes Barón, tienes mucha suerte! Vales más vivo que muerto! Eres el contador de la facción rebelde de los nobles, además que tienes la desafortunada costumbre de llevar detallados registros de todo los negocios turbios que haces, ni siquiera puedo imaginarme cuanto pagara la facción de los realistas por tener la oportunidad de interrogarte y por el contenido de este cofre"- dijo burlonamente el hombre joven.

Era la peor situación imaginable para el Barón ni siquiera tenía algo con que negociar.



-"Si eres un maldito suertudo Barón, pero no te preocupes, llegamos a un buen acuerdo sobre tu vida, estas mujeres tomaran todo tu tesoro, así podrán reconstruir sus vidas, además cada una de ellas podrá golpearte a placer, pero no te preocupes mi amiga elfa es muy buena con la magia de curación, seguro que disfrutaras del trato que recibirás! No puedo decir lo mismo por tus caballeros, pero todos saben cómo es no? Uno cosecha lo que siembra!"-, dijo de manera fría la joven mujer.



Los soldados de la guarnición del castillo se encontraban alistando la defensa cuando horribles gritos se escucharon desde la torre de homenaje del castillo.

Para cuando finalmente lograron abrir la puerta principal no encontraron a nadie dentro ni a su amo y señor, ni a ninguno de sus caballeros solo encontraron mucha sangre y fragmentos de ropa, al perder a su líder y temerosos por lo que ocurrió en el salón del trono, la guarnición del castillo se rindió esa misma tarde sin pelear.



Esa noche desde un bosque cercano, algunos viajeros escucharon horribles gritos de agonía que duraron toda la noche, los gritos se escuchaban a kilómetros, pero nadie se atrevió a ir a investigar que los causaba.

Mi segunda vida en un mundo de fantasíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora