Capítulo 0: "El ocaso de una larga vida"

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Que significa estar vivo?



Aunque algunos pueden filosofar mucho sobre eso, para la persona promedio trata solo del día a día.



Mi nombre? Ya no importa, después de todo pronto volveré a la nada; al llegar a los 97 años no se si debía considerarme afortunado, en especial en la parte del mundo en la que vivo, digo tal vez algunas personas consideren una bendición el que haya tenido una vida larga, pero tiene demasiadas dificultades, no solo el que tu cuerpo se vaya deteriorando, los problemas de salud, influenciados por qué tan poco saludablemente hayas vivido, pero sin duda la mayor problema de todos es la soledad.



No importa con cuánta gente uno se haya relacionado, cuantos amigos uno haya hecho, la vida del ser humano es frágil, enfermedad, accidentes, desde el momento en que nacemos la cuenta regresiva empieza a correr y son muchos los que llegan al final de la línea de manera prematura, a partir de los 80 me quede solo, todos mis amigos y amigas ya habían tomado el último tren y cada vez se me hacía cada vez más difícil valerme por mi mismo.



Digo a pesar del montón de caras tristes que me rodean en este momento, también debe de ser un alivió el que deban dejar de atenderme y ayudarme en cada pequeña cosa que hacía, tras un último vistazo a los alrededores de la habitación sentía que lentamente mi conciencia se iba desvaneciendo, han sido demasiado largos estos 97 años, ya había llegado la hora de descansar.



Dicen que el momento final toda la vida de uno pasa frente a sus ojos, pero como no pasaba nada y no quería un final anti climático me concentre por última vez e hice un repaso rápido de mis hechos vividos, nacido en un pequeño país de cierta parte problemática del mundo, al momento de recordar eso sentí que era prácticamente un milagro haber llegado a tan avanzada edad, mi familia era de clase media, mi padre tenían un pequeño taller al lado de la casa por lo que nunca estuvo ausente, mi madre solo trabajaba medio tiempo.



En ese sentido fui un niño afortunado, tuve una infancia mucho mejor que la normal, nunca faltó nada, aunque tampoco había abundancia, la primaria fue tranquila, la secundaria igual, en esos tiempos cosas como el acoso escolar solo se veían en películas, queriendo ponerme a prueba a mí mismo y hacer estudios técnicos me perdí mis últimas vacaciones de secundaria devanándome los sesos estudiando para ir a una preparatoria técnica, conseguí ingresar en los primeros 10 puestos lo que me permitió fanfarronear bastante sobre ello a lo largo de mi vida.



Cuando finalmente me preparaba para ir a la Universidad comenzó una época de crisis económicas en esta parte del mundo que echaron por tierra mis planes, tras una noche de borrachera con amigos y como una especie de desafío grupal decidimos ir a enlistarnos todos juntos en el ejército lo que sin duda alguna viéndolo en perspectiva fue la decisión más estúpida que tome en mi vida.



Tal vez en un ejército bien organizado y profesional uno sea capaz de desarrollar carácter, construir camaradería y forjar una carrera, pero en un ejército de leva de un país tercermundista lo que uno aprende es que los oficiales son dios y la tropa solo son barro bajo sus pies y solo la pasan bien aquellos carentes de cualquier orgullo y amor propio, cuyo única habilidad es la de lamer las botas de sus superiores.



Pero a pesar de todo fue bastante divertido, logramos permanecer juntos como grupo de amigos y nos las arreglamos para pasarla lo mejor posible, además aprendí a defenderme bastante bien, ya que siempre nos ivolucrabamos en numerosas peleas clandestinas contra los miembros de otras unidades que intentaban robarnos nuestros efectos personales o que venían buscando revancha por haber golpeado a sus compañeros o simples desafíos con abundantes y muy jugosas apuestas de por medio.



Tras la pequeña aventura de un año en el ejército realice muchos pequeños trabajos desde repartidor de pizzas hasta vendedor de periódicos, obrero de la construcción ocasional, incluso el pasear perros, hasta que finalmente recibí una oferta de un conocido de mi padre, cierta 《compañía》 internacional estaba en busca de gente, la paga era muy buena pero el riesgo era igual en proporción, la lenta y monótona vida que estaba viviendo no era para mí, echaba de menos la emoción de las peleas cuando estaba en el ejército, así que decidí aceptar la oferta, sabía que a mis padres no les gustaría, pero yo ya era libre de elegir mi propio camino.



Para mi gran sorpresa solo recibí un -"cuídate mucho"- y -"vuelve a visitarnos"- de parte de madre.

Mi padre solo me dio un estoico -"que te vaya bien"-

Después de la despedida me embarque a vivir la vida de aventuras que deseaba, convertido en un 《Contratista Militar Privado》 una forma moderna de referirse a los 《Mercenarios》, mi primera parada fue Italia, país sede de la compañía a la que me había unido y fue allí donde recibí entrenamiento, como ya estaba en buena forma física y tenía experiencia previa en el ejército me destaque rápidamente del resto de los reclutas y pase a formar parte del grupo de 《elite》 que pasaríamos a formar el 《cuerpo de bomberos》 como éramos conocidos ya que siempre fuimos llamados a resolver 《problemas urgentes》.



Así pase mis siguientes 30 años, recorriendo los cinco continentes e involucrándome en todo tipo de situaciones, a medida que gran cantidad de acontecimientos trascendentales moldeaban al mundo, desde una casi tercera guerra mundial, hasta gigantescas pandemias una tras otra que sacudieron al mundo, hicimos toda clase de 《trabajos》 desde el rescate de secuestrados por los carteles mexicanos, hasta el asalto de bases piratas en la costa de África, pasando por agobiantes trabajos como la escolta de celebridades del cine y la música.




A pesar de lo agitado de mis días como mercenario, nunca deje de visitar a mis padres, conseguí una buena esposa y tuvimos unos encantadores niños, cuando me retiré de la vida de mercenario, con mis abundantes ahorros empecé un pequeño negocio de asesoría en mi país, con el paso del tiempo me compre una buena casa, muy cerca de la casa de mis padres, cuando crecieron mis hijos me dieron nietos y ya en mis últimos años incluso llegaron bisnietos y así aunque tengo algunos arrepentimientos, cosas que pudieron haber sido de otra manera, puedo decir que viví una vida plena.



Aunque fui bautizado y criado como católico no profeso ninguna religión, digamos que nunca me sentí atraído a querer depender de fuerzas sobre naturales, aunque rapidamente aprendí que no existen ateos en las trincheras cuando las balas pasan zumbando sobre tu cabeza, a donde quiera que vaya después, cielo, purgatorio o infierno, lo enfrentare con la frente en alto, o así pensaba que debería de ser, pero cuando pensaba que cerraba los ojos para siempre, me despertó una suave voz y un cálido abrazo.

Mi segunda vida en un mundo de fantasíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora