(3) Basorexia

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Lucy Montenegro

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Lucy Montenegro

Al final, Carlos había terminado ayudándome a recuperar la habitación y estábamos las tres en el hotel que habíamos pagado.

Livvie y Ami se estaban arreglando para ir a una fiesta privada en la playa que Lando nos había invitado, pero yo no quería ir.

No quería ver a Charles ni conocer a la novia en persona. Menos después de la pelea que tuve con mi novio, Michael, y que estuve a punto de serle infiel.

Ese tipo me confundió demasiado luego de que un día me tratara como una mierda y al siguiente quisiera besarme, pero regresó a ser una mierda al instante que se arrepintió.

Aparte, el chofer no había llegado a la hora que se había acordado, pero las chicas aun así querían ir.

Y claro que terminamos caminando y sudando como puercas.

Sinceramente, no estaba de humor. Me parecía demasiado egocéntrico hacer que viniéramos caminando a la playa para esperar a que nos dejaran entrar a su fiesta.

— Bueno, si no iremos con tu nuevo novio me broncearé — le mencioné a Amélie, mientras me acostaba en la arena, encima de una toalla.

— Pero dijimos de venir solo nosotras y no es mi novio — demandó la venezolana.

— ¿Entonces por qué ese que viene ahí es Lando? — pregunté.

Obviamente, terminamos yendo a la fiesta con los pilotos. Amélie se quedó con Norris y Livvie y yo fuimos a conseguir alguna tumbona para realmente broncearnos.

— ¿Crees que algún día consigamos que uno de estos pilotos se fije en nosotras como lo hizo Lando con Ami? — preguntó la rubia.

Olivia habló luego de unos minutos acostada, poniendo su cuerpo de lado. Abrí los ojos, porque era más fácil broncearse con los ojos cerrados y no ver el sol. Voltee a verla a ella y a lo lejos observe como Ricciardo la miraba desde el bar de la piscina.

— Sí, por lo menos tú sí — respondí con sinceridad.

Era claro que al estar solteras mis amigas y en las ligas mayores podían aprovechar la oportunidad.

— ¿Crees?

— Sí, hay uno viéndote allá, pero voltea discretamente.

Ella hizo lo que le mencioné, volteó el cuello y tuvo contacto visual con Daniel Ricciardo.

— Se ve muy grande — se quejó.

— Al menos sabes que sí los atraes — le guiñé un ojo y comenzamos a carcajearnos fuertemente.

Unas chicas, las cuales estaban en las tumbonas de al lado se unieron a nuestra conversación.

— Puede verse mayor, pero lo que te dará también es así de grande.

Infidèles | Formula 1 ▪️ Charles LeclercDonde viven las historias. Descúbrelo ahora