Capítulo Final

758 57 1
                                    

Lucy Montenegro

El regreso a Miami marcó el inicio de una etapa crucial en nuestras vidas. Charles y yo sabíamos que enfrentarnos a la prueba de paternidad era necesario para despejar cualquier duda y seguir adelante con confianza.

Al aterrizar, nos recibió la cálida sonrisa de mi madre en el aeropuerto. Su apoyo incondicional me daba la fuerza que necesitaba para afrontar los días que venían.

—Estoy aquí para lo que necesites, hija —dijo mientras me abrazaba.

Decidimos no perder tiempo y programamos la prueba de paternidad para el día siguiente. La clínica era moderna y acogedora, y el personal nos trató con mucha amabilidad. El doctor nos explicó el procedimiento y nos aseguró que el riesgo para el bebé era mínimo. Charles me tomó la mano y me miró a los ojos con una mezcla de amor y determinación.

—No importa el resultado, siempre estaré contigo —dijo suavemente.

La prueba fue rápida y sin complicaciones, pero la espera de los resultados parecía eterna. Para distraernos, Charles y yo pasamos tiempo organizando el cuarto del bebé y disfrutando de la compañía de mi madre. Sus consejos y anécdotas sobre la maternidad me reconfortaban, y Charles se involucraba en cada detalle, demostrando su compromiso y amor.

Finalmente, recibimos la llamada que tanto habíamos esperado. Los resultados estaban listos. Con el corazón acelerado, nos dirigimos a la clínica para conocer la verdad. El doctor nos recibió con una sonrisa tranquilizadora y abrió el sobre con los resultados.

—Según la prueba de paternidad, Charles es el padre biológico del bebé —anunció.

Un torrente de alivio y alegría me invadió. Las lágrimas llenaron mis ojos mientras Charles me abrazaba con fuerza, susurrando palabras de amor y felicidad.

—Te lo dije, amor. Este bebé es nuestro —dijo con una sonrisa radiante.

Esa noche, celebramos con una cena íntima en casa. Mi madre preparó una comida deliciosa y brindamos por el futuro y por nuestro bebé, sabiendo que este era solo el comienzo de algo maravilloso.

—A partir de ahora, todo será felicidad —dijo mi madre, levantando su copa—. Este es solo el inicio de una vida llena de amor.

Los días siguientes estuvieron llenos de alegría y preparación. Charles y yo nos sentíamos más unidos que nunca, disfrutando de cada momento mientras esperábamos la llegada de nuestro hijo. También hablamos con Michael, explicándole los resultados y agradeciéndole su comprensión y apoyo.

—Lo importante es que el bebé esté bien y que ustedes sean felices —dijo Michael, mostrando una madurez que me conmovió profundamente.

Además, mi padre, que había tenido reservas sobre mi relación con Michael, finalmente aceptó la realidad. Entendió que nuestro futuro juntos no era viable debido a la enfermedad de Michael. En un acto de reconciliación y comprensión, él encontró la manera de seguir trabajando con la mafia del padre de Michael, asegurando así su propia estabilidad y seguridad.

Pasaron cinco meses llenos de anticipación y preparativos. Cada día que pasaba, la conexión entre Charles y yo se fortalecía más. Nos dedicamos a decorar el cuarto de nuestro hijo, eligiendo cada detalle con amor y cuidado.

Antes del nacimiento, Charles y yo tomamos la decisión de mudarnos a Mónaco, un lugar que representaba mucho más que una simple ubicación geográfica. Para nosotros, era un refugio de tranquilidad y belleza, donde podríamos construir nuestro hogar y prepararnos para la llegada de nuestro hijo.

La mudanza fue un proceso emocionante y lleno de expectativas. Embalamos nuestras pertenencias con cuidado, llevando con nosotros recuerdos preciosos y la promesa de un futuro brillante.

Al llegar a Mónaco, nos recibió la elegancia y el encanto de la ciudad, con sus calles impolutas y sus vistas impresionantes.

Nos instalamos en una hermosa casa cerca del mar, donde el sonido de las olas y la brisa marina nos recordaban constantemente la belleza y la tranquilidad que nos rodeaba. Charles se dedicó a hacer de nuestro hogar un lugar acogedor y confortable, llenándolo de detalles que reflejaban nuestro amor y nuestra ilusión por la llegada de nuestro hijo.

Entre los preparativos para la llegada del niño, nos sumergimos en la experiencia de ser padres primerizos. Charles se mostraba atento y cariñoso, dedicándome todo su tiempo y energía para asegurarse de que estuviera cómoda y feliz. Juntos, montamos la cuna de nuestro hijo y organizamos su habitación con amor y dedicación, imaginando los momentos felices que compartiríamos como familia.

Mientras esperábamos la llegada de nuestro bebé, aprovechamos para explorar Mónaco y disfrutar de todo lo que la ciudad tenía para ofrecer. Paseábamos por los jardines exuberantes y contemplábamos el mar desde la costa, maravillándonos con la belleza natural que nos rodeaba.

Los días pasaban lentamente, pero cada momento era una oportunidad para fortalecer nuestro vínculo y prepararnos para el milagro que estaba por venir. La emoción y la anticipación llenaban nuestro hogar, creando un ambiente de amor y expectativa que nos unía aún más como pareja.

Y así, entre risas y sueños compartidos, nos preparamos para recibir a nuestro hijo con los brazos abiertos, sabiendo que nuestro amor sería su refugio en este mundo lleno de posibilidades.

Finalmente, el 15 de mayo, llegó el día que habíamos estado esperando con tanta emoción. En una madrugada tranquila, sentí las primeras contracciones. Charles, con una mezcla de nerviosismo y emoción, me llevó al hospital. Todo sucedió rápidamente, y antes de que nos diéramos cuenta, teníamos a nuestro hermoso bebé en brazos.

—Bienvenido al mundo, Eros Leclerc Montenegro —susurré, con lágrimas de felicidad en mis ojos mientras miraba a nuestro hijo, mencionando el nombre que meses atrás habíamos decidido. 

Charles, con su mirada llena de amor y orgullo, acarició la cabecita de Eros y sonrió.

—Te amamos más de lo que las palabras pueden expresar —dijo, besándome suavemente.

Nuestra familia, aunque formada a través de desafíos y pruebas, era ahora más fuerte que nunca. Y mientras observábamos a nuestro hijo dormir, supe que todo valía la pena y que el futuro que nos esperaba sería brillante y lleno de amor.

Infidèles | Formula 1 ▪️ Charles LeclercDonde viven las historias. Descúbrelo ahora