(16) Alexithymia

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Lucy Montenegro

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Lucy Montenegro

¡Szia budapest!

En estos momentos estaba aterrizando en la capital de Hungría.

Había sido la mejor decisión que pude haber tenido.

Después de todo lo que paso en Londres y en Mónaco, sobre todo el día en el yate, yo sí que quería disfrutar más de Charles.

Quedamos de juntarnos hasta en la tarde noche para ir al casino que hay en mi hotel; ya que tenía que trabajar todo el día en el circuito y no quería interrumpirlo.

Así que tuve todo el día para prepararme mentalmente para verlo.

Esto ya era un poco distinto. Ya no necesitábamos estar todo el tiempo teniendo sexo para poder vernos, ahora podíamos convivir sin ningún problema. Aunque bueno, la última vez que nos vimos sí que fue algo solo sexual; pero después de eso pasamos un buen rato juntos en el yate.

Y sé que eso no es lo que hacen los amantes, que solo están para los placeres, pero me gustaba muchísimo pasar tiempo con el monaguense y experimentar cosas nuevas con él.

Era bastante divertido y me hacía ser quien soy realmente y no tener que fingir cosas.

Y yo sé que normalmente puedo ser bastante pesada más berrinchuda, pero como que él toleraba eso de mí.

Probablemente, o pues como lo dijo él hace tiempo, es por el cuerpo.

Por eso es que siempre tenía cosas solo de una noche que no me confundieran ni me sintiera mal por hacerle aquello a Micha.

Lo importante y el punto en estos momentos, es que estaba en un hotel en Hungría con bastante vino y champán en mi habitación. Así que aunque pase casi todo el día encerrada, solamente salí a hacer un mini shopping por cualquier cosa y ver si me gustaba algo, me la había pasado muy bien en el hotel.

Fui temprano al gimnasio y pues Charles me había dicho que reservó el hotel para que pudiera ir tranquila.

Yo no necesitaba un gimnasio solo para mí; ya que, nadie me podía interrumpir cuando yo estaba en mi mundo con la música a tope haciendo repeticiones, pero claro que se lo agradecí.

Lo que realmente no pensé es que él se me fuera a unir.

Y ahí sí que tenía razón para hacerlo.

A mitad de mi rutina de glúteos apareció y me asusto horrible porque yo andaba bien concentrada haciendo peso muerto con una barra, llevaba puestos mis audífonos y me llego a tocar el hombro.

Termine tirando la barra al suelo del susto que me pegue cuando sentí que alguien me toco y cuando voltee él simplemente se carcajeaba fuertemente.

— ¡Me asustaste!

Infidèles | Formula 1 ▪️ Charles LeclercDonde viven las historias. Descúbrelo ahora