Lucy Montenegro
En unos días era navidad.
Y me encontraba junto a Charles en un viaje a las montañas francesas, en Courchevel para ser específicos.
Había sido el lugar perfecto para relajarnos, pasar tiempo solos sin ningún medio acosándonos.
Nuestra relación se fortaleció y me pidió oficialmente que fuera su novia en una cena muy romántica.
La atmósfera en Courchevel estaba impregnada de magia navideña. Las montañas estaban cubiertas de nieve fresca, y las luces parpadeantes de las decoraciones festivas iluminaban las calles del encantador pueblo. Charles y yo decidimos disfrutar de una cena especial como nuestra navidad antes de que cada uno regresase a su país y la pasara con su familia.
Elegimos un acogedor restaurante alpino con vistas impresionantes a las montañas. El cálido fuego crepitaba en la chimenea mientras nos sentábamos en una mesa junto a la ventana, envueltos en mantas suaves. La mesa estaba decorada con velas parpadeantes y adornos navideños, creando un ambiente íntimo y romántico.
El menú ofrecía una deliciosa selección de platos franceses, desde fondues de queso hasta exquisitos postres, de los cuales claramente yo pedí un montón, pues los antojos esta última semana me habían atacado fuertemente.
Recuerdo una madrugada en la que me desperté y se me hacía agua la boca por un croissant de Nutella y lo desperté para que fuera a conseguirlo.
Él a regañadientes se levantó, pero cuando regresó estaba contento de haberlos conseguido y yo me fui con la panza llena a dormir, complaciendo también a mi pequeño.
Charles no dejaba de sonreír, y su expresión reflejaba la felicidad que ambos sentíamos en ese momento especial.
Después de la cena, decidimos dar un paseo por el pueblo iluminado. Las calles estaban adornadas con luces parpadeantes y la nieve crujía bajo nuestros pies. Charles tomó mi mano mientras caminábamos, y en algún momento, detuvo nuestro paso frente a un pequeño puente cubierto de nieve.
Bajo un cielo estrellado, Charles sacó una pequeña caja de terciopelo de su abrigo. Mis ojos se llenaron de sorpresa y emoción cuando abrió la caja para revelar un hermoso collar.
No puedo mentir al decir que no pensé que me iba a pedir matrimonio. Sabía que los europeos no eran de pedirte ser tu novia, pero realmente apreciaba muchísimo el gesto.
En ese momento, pronunció las palabras que había estado esperando escuchar:
—¿Quieres ser mi novia oficialmente?
Las lágrimas de felicidad llenaron mis ojos mientras asentía con entusiasmo. Charles colocó el collar en mi cuello, y nos abrazamos con fuerza, oficializando nuestro noviazgo con un beso profundo en medio de la mágica atmósfera navideña.
Los siguientes días fueron más que especiales, pero nuestra pequeña luna de miel, por así decirlo acabo.
Yo ahora estaba en Miami y él en Mónaco.
En unos días nos miraríamos en Dubai, pues nos juntaríamos con nuestros amigos y luego pasaremos año nuevo en un destino desconocido.
Mi madre me recibió en el aeropuerto y fuimos juntas hasta su casa, donde ya había un cuarto para el pequeño que estaba en mi vientre.
Ya estaba en la semana número veinte, pero todos lo esperábamos con ansias.
Solo había una persona que no.
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Infidèles | Formula 1 ▪️ Charles Leclerc
FanfictionLibro 2 de la trilogía de F1 "Un Beso" Trilogía de historias independientes, interconectados, que se pueden leer en cualquier orden. - La historia se puede llegar a repetir si Charles y Lucy no tienen cuidado... Gracias al descubrimiento de que un...