Libro 2 de la trilogía de F1 "Un Beso"
Trilogía de historias independientes, interconectados, que se pueden leer en cualquier orden.
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La historia se puede llegar a repetir si Charles y Lucy no tienen cuidado...
Gracias al descubrimiento de que un...
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Lucy Montenegro
Me encontraba en casa de mi madre.
No me había parado de la cama en todo el día, y a pesar de que no llorara me sentía decepcionada de mí misma y todo lo que hice en tan pocos meses.
La vida puede cambiar en cualquier segundo.
Comía porque sabía que debía cuidar al bebé en lo que decidía algo, porque realmente no tenía apetito.
Mi madre intentó conversar conmigo, pero yo solo respondía monosílabas.
Y estaba de nuevo tocando la puerta de mi habitación para que saliera de esta.
— ¡Mamá no quiero salir! — grite para que dejara de insistir.
La puerta se abrió un poco y vi que era Livvie junto a Amélie.
— Somos nosotras. — susurraron mientras entraban a mi cuarto.
Me senté en chinito en mi cama y ellas se sentaron en la orilla.
— Yo sé que les debo una disculpa enorme a las dos, sobre todo a ti Amélie, y muchísimas explicaciones. — hable.
— No venimos aquí por eso, Lucy. — me interrumpió Ami. — Estamos aquí para apoyarte como amigas en todo lo que estás pasando.
Ella se acerco a abrazarme e inmediatamente las lágrimas que estaba reteniendo salieron de mí, — Son tan buenas amigas y yo he sido una pésima amiga con ustedes.
— Las tres no hemos estado tan presente en la vida de la otra y hemos ocultado cosas por salir con chicos que no podemos contarlo a todo el mundo. — susurró Olivia, uniéndose al abrazo.
— Pero tuve que haberles contado para yo saber la realidad de las cosas y no meterme donde no debía. — comente entre sollozos.
— Fue error mío por no haberles dicho que Charles es mi medio hermano en su debido momento por pensar que podían solo estar conmigo por eso. — mencionó Amélie.
— Perdón por meterme con tu hermano.
— Jamás nos juntaríamos contigo solo porque eres una Leclerc, ni tú, Lucy, por con quienes te relacionas. Hemos sido amigas desde antes de eso y estamos aquí para siempre, ¿verdad Millie?, en las buenas y en las malas. — le dio su charla de sabiduría Livvie a Amélie.
La castaña asintio, estando de acuerdo con lo que dijo la rubia.
— ¿Millie? — pregunté entre una pequeña risita.
— Es un apodo que me puso Lando. — dijo con una sonrisa de enamorada.
— Me alegro de que estes siendo feliz con él. — la abrace más fuerte antes de separarme de ellas.
— Gracias.
— Yo creo que es momento de sacar todos los secretos para así poder comprender en su totalidad a la otra. — nos recomendó Livvie.
