No puedes huir de tu pasado

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Recomendación: Lovely /Billie Eilish  

Pov: Im Nayeon.

Cinco días después de la visita de mis hermanos, no tardó en llegarme una carta por parte de Jieun. Me sorprendió mucho notar las manchas secas de sangre que conformaba gran parte de la escritura en el papel, al parecer, había sido escrita a través del llanto y el dolor. No pude evitar el asustarme, así que rápidamente me escondí en una habitación lejos del Duque y Hyunjin, sabiendo que ellos querrían saber del tema, pero esta vez, se trataba de mis hermanas, no podía dejar que el Ducado se hiciese cargo de todo los problemas que tenía. En silencio comencé a leer la carta. Con el pasar de los segundos mi corazón cada vez se apretó más. Jieun narraba que las cosas habían empeorados luego de la visita que había hecho en el Ducado, los nobles compuestos por el clan de los cinco nobles, conformados por los Vizcondes, Condes, Barones, Marqueses, y uno que otro noble que no alcanzaba a convertirse en Duque, habían sido más agresivos con ella y Byulyi al no conseguir mi regreso. El clan de los cinco nobles habían surgido luego de que el Duque hubiese entregado la corona al actual Rey, el resto de la nobleza no estaba muy de acuerdo con la decisión que había tomado el Gran héroe, porque sabían que el actual Rey carecía de poder y razonamiento crítico, o por lo menos, jamás llegaría a estar al nivel del Duque. Mi padre no era estúpido, él sabía que no tenía el poder suficiente como para conseguir la lealtad de los demás nobles, así que por esa misma razón, decidió hacer un trato con ellos ofreciendo a sus hijas como moneda de cambio. Era una especie de ritual que comenzó desde que tenía quince años, y que no paró por lo menos en dos largos años. El trato en sí, se basaba en que el quince de cada mes por votación una de las princesas tenía que ser dejada en la cabaña que estaban afuera del palacio para que así, los nobles pudieran ingresar con mayor facilidad en su habitación y hacer lo que sea con ella hasta que el sol saliera. A pesar de que tenían permitido abusar de todas las hijas del Rey, si que es verdad que generalmente era yo quien solían llamar para estar en esa cabaña y posiblemente se hubiese mantenido de esa forma si no fuese por qué Mina decidió rescatarme de aquella tortura. 

Con fuerza estrujé la carta para luego simplemente lanzarla contra la chimenea, la cual, continuaba estando encendida. No debí dejarlas marcharse, pensé mientras que llevaba una de mis manos contra mi pecho sintiendo como mis ojos amenazaban con comenzar a llorar. Rápidamente sacudí mi cabeza en negación. Había hecho una promesa, no podía romper mis propias promesas. En silencio llevé mis manos contra mi rostro limpiando cualquier rastro de llanto que pudiese estar en mis mejillas, para luego simplemente comenzar a caminar hacia la salida. El Ducado estaba en un completo silencio, francamente ya me había acostumbrado al silencio en el lugar, aunque habían veces, sobre todo cuando la noche caía y las sábanas eran cubiertas por otro cuerpo, que recordaba la vivida imagen de Mina. Habían días que no podía controlar mis emociones, el simple hecho de recordar tan vívidamente su forma de actuar, de la manera en que trataba de demostrar su cariño siendo tan torpe e impulsiva, me volvía loca. Yo estaba loca por ella, y de lo que ahora era un simple y amargo recuerdo. 

—¿Princesa Nayeon?—la voz de Hyunjin me hizo encoger los hombros. Rápidamente giré mi rostro viendo por sobre uno de mis hombros como el alto rubio se acercaba a mí—¿Qué haces?—cuestionó en el momento que quedó a mi lado. 

—Nada—respondí mientras que seguía caminando por el pasillo dispuesta en salir del Ducado—¿Necesita de mi ayuda?—cuestioné sin siquiera tomarme la molestia de mirarlo a los ojos.

—Estas extraña—comentó causando que yo me quedara en silencio. ¿Qué sabes tú?, pensé sin poder evitar el apretar mis manos ante la molestia que me causó el hecho de que estuviese actuando como si realmente me conociera—espera...—pidió agarrando de mi muñeca. Quizás, en otro momento hubiese tratado de luchar, estoy casi segura que, con Mina lo hubiese tratado de hacer, pero esta vez simplemente giré mi rostro posando mis ojos dorados en aquellos rubí tan idénticos a los de mi ex prometida—¿A dónde vas?.

The Return Of The Villain [II]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora