¿Qué harías tú?

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Recomendación: I be ton losing dogs - Mitski

Pov: Myoui Akira.

Aquel intenso e incómodo olor a tierra mojada siendo mezclada por la sangre de los guerreros caídos se había transformado en una aroma que recurrentemente acariciaba mis fosas nasales, como si de una advertencia se tratase; "tú serás el próximo", francamente, era un pensamiento tortuoso, ya que las pocas veces en que había logrado conciliar el sueño, aquella fría advertencia no dudaba en sacudir mi cerebro obligándome a tener que despertar sin poder volver a dormir aun cuando la noche seguía velando nuestro descanso. La verdad, es que no necesitaba que nadie me lo dijera, yo era completamente consciente que lo que pasaba por mi cabeza se debía netamente por el largo periodo de tiempo que llevaba luchando sin parar. Realmente no sería una exageración afirmar que, con suerte lograba dormir unas tres horas al día, a veces hasta menos, así que sabía que tan solo era mi cerebro cansado jugándome una mala pasada. Aun así, cuando el sol danzaba sobre nuestras cabezas, el olor a muerte no tardaba en darnos la bienvenida, lo que nos hacía consciente en qué lugar estábamos. De verdad que no era una exageración el afirmar que, todos los días era de la misma manera, donde el pensamiento, ¿Quién será el que moriría hoy?, se volvía una costumbre para todo los caballeros que estaban participando en esta guerra. Sinceramente, muy en el fondo sabía que esta guerra solo pararía el día en que uno de los dos reinos consiga obtener la cabeza del Rey enemigo, pero mientras eso no ocurriese, las cosas seguirían estando de la misma forma.

No había parado de luchar desde el momento en que decidí atacar al Imperio Kim, llevaba tanto tiempo luchando en primera línea que se había vuelto pan de cada día ver a mis enemigos o hasta mis propios aliados muriendo frente a mis ojos, cayendo sin oportunidad de siquiera poder defenderse, dejando atrás a una familia, alguien quien lo esperaba en casa. Odiaba pensar en ello porque la culpa y el arrepentimiento no tardaba en golpear en el interior de mi cabeza, a veces con más violencia que en otras ocasiones, pero sabía a la perfección que no tenía el lujo de poder arrepentirme, mucho menos ser perdonado cuando nadie más que yo había sido el responsable de que tanto el imperio Kim como el Im se estuviesen cayendo a pedazos.

Había actuado por egoísmo, cargado de dolor ante la perdida de mi pequeña niña, pero ahora por culpa de mis propias acciones las personas estaban sufriendo. Mi dolor se había transformado en una pesadilla viviente, una que no parecía tener interés de detenerse.

Por mero impulso solté un pesado suspiro al mismo tiempo en que bajaba de mi carruaje; yo aun no estaba del todo preparado para regresar al único lugar que me recordaba tan intensamente a mi familia. Aun sabiendo de lo mucho que dolía, decidí quedarme en un completo silencio mientras que alzaba mi afilada mirada observando sin mucho interés el descuidado estado en que se encontraba mi mansión, Sachiko odiaría ver este lugar en este estado... pensé sintiendo el doloroso latigazo golpeando directamente contra mi corazón: había sido un tonto pensamiento innecesario. Rápidamente agaché mi mirada mientras que mis piernas impulsivamente se habían comenzado a mover a través del lugar. Podía escuchar atentamente como los guardias trataban de llamar mi atención, sabía que estaban preocupado por las heridas de mi cuerpo, sabía que debía descansar, pero no había manera que yo pudiese conciliar el sueño en este maldito lugar.

El Ducado solo me causaba pesadillas.

Cabe aclarar que, si no fuese porque la princesa Nayeon estaba a punto de ser coronada, probablemente yo no hubiese regresado a la Capital, básicamente porque no había ninguna razón que fuese lo suficientemente convincente para hacerme volver al Imperio. En estos momento yo no tenía nada por el cual debía volver al único lugar que me hacía recordar que había perdido a mi hija, junto con el resto de mi familia. Instintivamente apreté mi quijada sintiendo la fuerza con las que mis pulmones habían comenzado a contraerse, el respirar se había vuelto doloroso, pero aun así continué caminando, sintiendo el silencio abrumador que se vivía a través de la amplia residencia.

The Return Of The Villain [II]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora