Protegeré a esa niña

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Recomendación: Ruelle - War of hearts

Advertencia: existen algunas escenas algo gráficas, se recomienda saltarse el capítulo.

Pov Myoui Mina.

No pude evitar el arrugué el puente de mi nariz en el momento que sentí como el olor de la madera siendo agresivamente consumida por aquel inesperado incendio que rodeaba por completo los hogares de los elfos, por lo que estaba notando, al parecer, los orcos habían incendiado las chozas más alejadas de la aldea teniendo toda la intención de acorralar a los elfos indefensos. Ha sido un movimiento inteligente... demasiado inteligente para mi gusto, pensé siendo consciente que estaba en aprieto. Francamente, lo que más temía se estaba haciendo realidad, ya que no había nada más peligroso que luchar contra un enemigo capaz de razonar. De manera impulsiva apreté mi palma alrededor del mango de mi afilada espada mientras que mis orbes veían atentamente como los elfos huían de sus hogares para comenzar a correr hacia todas las direcciones tratando de salvar sus propios pellejos sin tomarse siquiera la molestia de tratar de ayudar a los niños que lloraban o a los propios ancianos incapaces de poder correr; ellos simplemente estaban decididos a sobrevivir, aun si eso significaba sacrificar a alguien más. Una parte de mi realmente comprendía el por qué se estaban comportando de aquella manera, pero aun cuando era capaz de entenderlo, no pude evitar el correr en dirección de una de las chozas que apenas se estaba manteniendo en pie. En un completo silencio presioné la suela de mi zapato sintiendo como la pared creada por barro y piedras se mecía indicando que prontamente caería sobre aquella embarazada mujer.

—¡Corre! —bramé en el momento que ella me observó sorprendida de que alguien se hubiese detenido en ayudarla—¡CORRE! —alcé aun más mi voz obligando de esa forma a que ella se levantara comenzando a correr en dirección de un hombre que estaba haciéndole señas desde la lejanía.

Con fuerza empujé mi pierna contra la pared haciendo que esta se derrumbara hacia el frente. Me quedé durante unos segundos en completa soledad notando como el polvo propio de los escombros se levantaban obstruyendo durante unos segundos por completa mi visión, permitiendo que mis demás sentidos fuesen capaces de tomar protagonismo. En silencio me mantuve en mi sitio escuchando los gritos de agonía por parte de los elfos, acompañado por el llanto desolado de los niños y el crujido de las chozas siendo consumidas por el fuego y los pies de los orcos. Ellos morirán... no podré salvarlos, y era abrumador el pensamiento de que esto se estaba volviendo lo suficientemente familiar para dejarme un amargo sabor de boca. Aun cuando las emociones ajenas comenzaban a apoderarse de mi cuerpo, el suave llanto proveniente de una niña acaparó por completo mi atención. Emma..., mi cerebro rápidamente me hizo recordar el por qué había salido, bruscamente me giré posando mi vista en dirección de donde la había visto por ultima vez, para mi suerte la pequeña niña seguía estando en su sitio.

De mostrando una inteligencia tan impropia para la edad que aparentaba, la niña se las había arreglado para escabullirse detrás de los cuerpos apilados propios de los elfos masculinos, manteniendo en todo momento al pequeño bebé escondidos en sus cortos brazos. ¿Lo ha decidido por instinto?, me pregunté notando como cada punto las pilas de los cuerpos inertes de los elfos estaban siendo dejados, demostrando de esa simple manera las evidentes intenciones de los orcos: ellos solo querían a las elfas.

Mi corazón se paralizó en el momento que noté como uno de los orcos: el mismo que se había estado manteniendo, destrozando las viviendas aun intactas de su alrededor, se había enfocado en los cuerpos inertes de los elfos. No fui capaz de moverme al ver que él se estaba fijando en la misma dirección en la que Emma se encontraba, temía que el moverme pudiese provocar que él notase su presencia, pero para mi desgracia comenzó a caminar a grandes zancadas hacia su dirección demostrando de esa forma el haberse percatado de su pequeña presencia, como si de alguna manera inexplicable fuese capaz de oler su existencia. Maldición... Ella no..., fue todo lo que mi mente pudo razonar mientras que mis piernas velozmente comenzaban a moverse hacia su dirección. Hice todo lo posible por llegar lo más rápido que mi cuerpo era capaz de ejercer, mi dolía los pulmones ante la fuerza con la que estaba respirando, tomaba grandes bocanadas de aire al mismo tiempo en que daba zancadas tratando de esquivar los cuerpos muertos que estaban interrumpiendo mi llegada. No la toques, supliqué al notar como el orco estiraba de su amplia mano dispuesto en agarrar el frágil cuerpo de la menor. No lo permitiré... no a ella, y la desesperación de volver a joderlo todo, de no ser capaz de hacer nada bien me hizo entrar en una agonía que nubló por completo mi visión.

The Return Of The Villain [II]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora