Epílogo

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Recomendación: Taylor Swift – Enchanted

Narrador omnisciente.

El llanto de un precioso bebé resonó un veinticuatro de diciembre del año 2030 en la amplia capital de Corea del Sur, alrededor de las dos de la mañana. Su madre, agotada por el esfuerzo lo único que pensó fue estirar sus manos abrazando esa pequeña bolita que no dejaba de lloriquear mientras que su joven esposo, incapaz de poder continuar reteniendo las lágrimas decidió tan solo sollozar en un completo silencio, dejando su amplia mano posada sobre la pequeña espalda ajena tratando de sentir el calor de que aquel nuevo integrante de la familia Myoui. Ambos padres amaban profundamente al nuevo bebé.

El tiempo transcurrió y aquel precioso bebé lentamente había comenzado a crecer. Durante todo el periodo de su infancia la niña fue envuelta de un profundo amor brindado tanto por sus padres como por el resto de sus familiares. A pesar de que en la familia Park ella era la segunda hija del matrimonio, no existió diferencia alguna en el modo de crianza, al ser concebida en una familia de pocos nietos, la atención siempre terminaba recayendo en ambas chicas. Existía una amplia diferencia de edad entre los hermanos, su hermana mayor le llevaba alrededor de quince años de diferencia mientras que, con sus hermanos menores, les llevaba alrededor de seis años, así que cada uno pudo estar en la etapa más importante de su crianza con la atención de sus padres. Cuando Mina cumplió los quince años y su hermana ya con treinta decidía independizarse en compañía de su esposo, fue la primera vez que nuestra joven protagonista tomó la decisión de prestarle atención a esa incomodidad que llevaba arraigada en su corazón desde que tenía uso de razón. La verdad es que ella siempre supo que ella no era normal, aun cuando recibió la atención de toda su familia, a pesar de ser consciente del amor incondicional que su familia sentía por su mera existencia, ella no podía evitar sentirse vacía, como si fuese una simple latía vacía, y lo que es peor, es que aquella sofocante emoción no hacía más que empeorar con el paso del tiempo, llegando al punto en que comenzaba a ser una tortura el simple hecho de mantenerse con vida.

Ocho años después de la salida de casa de su hermana mayor, Mina tomó la decisión de seguir sus pasos mudándose a un pequeño departamento en medio de Seúl, evidentemente con la ayuda económica de sus padres y del mismo estado que beneficia a los estudiantes universitarios que poseían notas sobresalientes al resto de sus compañeros. A pesar de que no le gustaba depender de las personas, hizo su mejor esfuerzo por estudiar y trabajar a la vez, pero el sueldo que recibía mes a mes no alcanzaba a costear un piso en medio de la gran ciudad, por ende, sus padres amablemente decidieron ayudarla con tal de poder aliviar, aunque fuese un poco aquella silenciosa carga que ella había decidido llevar por si misma. Tanto su madre, como su padre, siempre trataban de visitarla, por lo general aprovechaban el fin de semana para visitar su departamento; a veces llegaban por la mañana, o través en la tarde, de vez en cuando caían de sorpresa sus hermanos mellizos quienes solo querían aprovechar lo cerca que estaba el centro de su hogar para salir con sus amigos sin tener que molestarse en viajar en tren para regresar a su respectiva vivienda. La verdad es que a Mina no le importaba si ellos la visitaban o no, sabía que en el fondo solo querían hacer que se sintiese en compañía, pero ella realmente no necesitaba ese tipo de afecto por parte de su familia, porque sabía que le amaban, el único problema es que ella era incapaz de poder entender la razón por la cual no podía ser feliz.

Estaba desesperada por entender lo que le sucedía.

¿Por qué no podía quitarse ese sentimiento asfixiante que no le permitía el descansar?

Desde el momento en que se independizó, cada día de su cumpleaños soplaba las velas en compañía de su familia para luego simplemente salir a caminar maravillándose de la manera en que la nieve propia del invierno caía lentamente por sobre su cabeza, descansando en gran medida en su grueso abrigo. Cuando la noche caía, por lo general la gran ciudad no tardaba en despertar con sus fluorescentes luces danzando a su alrededor mientras que el mar de gente se dedicaba a movilizarse hacia todas las direcciones en busca de una nueva entretención. Podía escuchar las voces resonando a su alrededor, las parejas enamoradas se dedicaban a caminar, lo suficientemente cerca del uno con el otro para demostrar su relación, pero sin llegar a tocarse, mientras que los grupos de amigos no dudaban en jugar con la nieve divirtiéndose sin siquiera cuestionarse si estaban molestando a su alrededor.

The Return Of The Villain [II]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora