—¿Cómo te está yendo en la universidad? —preguntó la Sra. Min apenas oyó a su hjo entrar por la puerta principal una tarde. Ella estaba sentada junto a su esposo frente a la mesa del comedor.
—Muy bien, no es tan complicado —se apresuró a responder, despreocupado.
—No nos habías contado cómo te iba —intervino su padre sin mirarlo, sólo leyendo unas notas en su cuaderno. Cein no se había dado cuenta de que no había planeado bien esa coartada, sin embargo, ¿qué les podía contar si él no hablaba mucho de su vida?—. Pero tú dominas esas materias, si es en su mayoría matemáticas —el Sr. Min dio un sorbo a su café, y Cein se dio cuenta de que también tenía una rebanada de pastel.
—Pues, sí... Por cierto, papá, feliz cumpleaños —señaló, haciendo una reverencia de saludo—. Bueno, me voy a hacer tarea.
—Espera, hijo —volvió a hablar su madre—. Siéntate, te voy a servir una rebanada de pastel. ¿Quieres café?
No podía negarse si su mamá se lo pedía tan amablemente, además de que no tenía nada que hacer en realidad. Entonces, fue a sentarse en la silla entre la de su papá y su mamá.
—¿Has hecho amigos en la universidad? —preguntó ella, y él miró de reojo a su padre, porque esa pregunta usualmente se la hacía él. Su papá sabía que sus amistades no eran las mejores, primero Donghee que era el delincuente, y luego la soledad que siempre lo acompañaba y que lo hacía pensar que su hijo no era normal.
—...Tengo novia —al decirlo, su padre, su padre hizo una leve mueca de asombro, y le dio unas palmadas en el hombro a su hijo.
—Muy bien... ves, Cein no nos iba a decepcionar, ya está avanzando —dijo, dirigiéndose a su esposa.
—¿Por qué lo dice? —le preguntó Cein a su papá. Él siempre se había referido a su padre con formalidad desde muy pequeño.
—Es que tus amistades no han sido las mejores —soltó el Sr. Min, sin discresión alguna.
—Sí, pero no es mi amiga, es mi novia —aclaró, dando a entender que no se había convertido en el hijo modelo que quería su padre.
—¿Y Junseo? —intervino su madre desde la cocina.
—No lo he visto en un tiempo —mintió, no les podía decir que Junseo terminó siendo más decepcionante que Donghee, pues se lo cuestionarían, aunque al mismo tiempo el chico pensó que si lo mencionaba, de pronto sus padres se darían cuenta de que a las personas no se las podía juzgar de lejos.
—¿Y esa chica con la que sales es una compañera de tu clase? —el Sr. Min no quería salirse del tema. Internamente le emocionaba que su hijo saliera con alguien al fin, y no saliera con que era homosexual como sí había temido. El padre de Cein se había hecho muchas ideas de lo que podría pasar por la cabeza de su hijo, aunque ninguna idea era bien intencionada.
—...Sí.
—¿Y cuándo la conoceremos? —su mamá preguntó con curiosidad mientras dejaba frente a su hijo la rebanada de pastel junto con una taza de café.
—Algún día que no esté ocupada. Estamos al tope de proyectos.
Cuando Cein llegaba con Gyeong a la casa, se encerraban en su cuarto y cogían en el primer lugar que encontraban. Ellos intentaban no hacer ruido para no ser descubiertos, pero los sonidos que evitaban producir con la boca los hacían con sus movimientos bruscos y desesperados. En repetidas ocasiones sus padres escucharon el escritorio de Cein golpeando contra la pared pero no le dieron mucha importancia, ya que lo que hiciera o dejara de hacer su hijo en su habitación, no era su problema. Un día, Gyeong estaba montando a Cein en su silla de escritorio, ella desnuda y él sin camisa y con los pantalones abajo. De pronto se abrió la puerta y entró el padre del muchacho, que se volteó en cuanto los vió, pero no se fue; entonces, ellos se levantaron y vistieron rápido.
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Blood, Sweat & Tears
Teen Fiction"Mi sangre, sudor y lágrimas. También mi mente, cuerpo y alma. Sé bien que son tuyos. Este es un hechizo que me castigará..." Cein es invitado por su amigo Junseo a la reunión de jóvenes en la iglesia donde él asiste. Allí, Min Cein jura devoción en...