El jueves de esa misma semana de su cumpleaños, Gyeong se dirigía a la biblioteca, muy nerviosa y físicamente enferma. Cein a veces se quedaba leyendo en la biblioteca después de trabajar y ella lo encontraba allí, leían un rato y luego iban a la casa de él, o a caminar un rato.
—Linda, el Sr. Lee me dijo que... ¿estás bien? —dijo apenas la vio. Estaba sentado, leyendo, y ella parada frente a él, pálida, con los ojos tristes y la nariz roja.
—Um... creo que me va a dar un resfriado —explicó algo disociada, como perdida en otro mundo, o al menos así lo notó él que la veía paranoica y emocional.
—Pero es verano —le extrañaba verla así, aunque no era la primera vez, pero sí estaba peor que antes. Sin embargo, concluyó que tal vez sí podía tratarse de una alergia, pues eran comunes en ella; aunque llevaba puesto un parka, que era ligero, pero con el calor que hacía ni Yoongi quiso vestir una prenda de mangas largas como acostumbraba—. ¿Quieres algo? Te puedo hacer un té.
—Bueno, pero en tu casa. Estoy algo cansada... —él afirmó de inmediato. No sabía porqué, pero por la voz suave de Gyeong, y su actitud tímida, le hizo pensar que se le iba a descomponer y desmayar en cualquier momento, así que la cargó en su espalda hasta llegar a su casa, diciéndole que no quería que hiciera esfuerzo alguno.
Una vez en su habitación, ella esperó sentada en la cama mientras él le llevaba un té. La chica intentó poner una cara feliz, viendo que él la seguía mirando preocupado por su estado, incluso quiso medirle la temperatura por si acaso era algo grave, pero no tenía calentura, solo se veía fatigada.
—Mi amor, te ves mal. ¿No quieres dormir?
Ella no dijo nada, simplemente se recostó mientras él retiraba la taza para dejarla cerca, por si acaso ella quería seguir bebiéndolo. El muchacho quiso darle espacio para que descanse y hasta entonces iría a su escritorio a escribir, pero ella no lo permitió, y lo tomó con fuerza de la camisa cuando sintió que éste se levantaba. No quería que se fuera, lo necesitaba a su lado.
Así lo hizo, pero no durmió, solo la acompañó, abrazándola. Sus ojos admiraban todo su cuerpo de pies a cabeza; nunca se atrevía a manosearla dormida, pues no le parecía correcto tocarla estando inconsciente, por más de que fuera su novia y estuvieran acostumbrados a tocarse. Solamente contempló su rostro, tan hermoso como siempre, sus manos tan femeninas con los dedos largos y delgados, pareciendo obra de algún escultor. Las miró un rato y luego bajó más la vista a los antebrazos ahora descubiertos por las mangas del abrigo que se le habían enrollado hasta los codos. Entonces, el chico, al ver sus brazos pálidos, notó unos colores que resaltaban en las muñecas, unas marcas rojas y moradas. Él tuvo que acercar uno de los brazos a su rostro para mirar bien de qué se trataba, sies que eran lo que él creía...
No la iba despertar, sólo esperaría hasta que lo hiciera a su tiempo. Quería que descansara y hasta mientras él trataría de imaginar las razones de las marcas para que no le tomaran de sorpresa, pues estaba consciente de que era muy explosivo para reaccionar, y ella usualmente se lo recriminaba. Por la mente se le cruzó a Cein que su padre la había golpeado de nuevo, o que ella se estaba autolesionando, pues no sería la primera vez, aunque le había jurado a Cein que ya no lo hacía.
Una hora después de la siesta, Gyeong abrió los ojos, y sonrió al ver a Cein con ella, pero pronto esta se desvaneció al recordar porqué se sentía mal.
—¿Dormiste bien? —preguntó, acariciando su cabello, y ella asintió.
—¿Puedo preguntarte algo? —le pidió tranquilo, y cuando ella afirmó y se sentó al igual que él, pensó un momento cómo preguntarle sin que ella se pusiera a la defensiva y terminara sin decirle nada, pues era común que él se quedara con la duda cuando algo de ella le preocupaba. Pero, no pudo pensar en otra forma de preguntarle: "¿...Qué te pasó en las muñecas?", y ella pronto cubrió sus brazos con las mangas del abrigo al darse cuenta.
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Blood, Sweat & Tears
Teen Fiction"Mi sangre, sudor y lágrimas. También mi mente, cuerpo y alma. Sé bien que son tuyos. Este es un hechizo que me castigará..." Cein es invitado por su amigo Junseo a la reunión de jóvenes en la iglesia donde él asiste. Allí, Min Cein jura devoción en...