—¿Nombre? —le pareció un déjà vu. Cuántas veces había ingresado a la estación policial, pero nunca desde la perspectiva de Donghee.
—Min Cein...
Pero ahora le preguntaban más datos, cosas que jamás imaginó que le preguntarían como si fuera una persona peligrosa.
—¿Crimen?
—Asesinato.
Todo fue muy rápido. Cuando estuvo en la iglesia, oyó al pastor decir que habían buscado testigos que pudieran decir algo del robo. Las cámaras de la oficina habían sido golpeadas antes de poder descifrar quién había entrado. Todo había sido premeditado, pero no contaron con las personas que los pudieron ver salir o entrar.
Sin embargo, la reacción más sorprendente era la de Gyeong, pues mantenía el semblante de seriedad y calma como si no supiera nada o hecho nada.
—Gyeong, nos van a descubrir —Cein caminaba de un lado a otro en la sala del departamento, sus manos temblaban y sentía el corazón latiendo a mil. Si hubiera dejado a su imaginación ir más lejos, hubiera comenzado a llorar.
—Tranquilo. No tienen manera de demostrar que fuimos nosotros.
Pero Cein quería que al menos demostrara que le preocupaba un poco. Parecía que no le importaba—. ¿Por qué estás tan tranquila?
—¿Por qué estás tan alterado?
—Creo que tengo derecho, puesto que soy mayor de edad y pueden culparme de asesinato.
—Yo robé a la iglesia de mi familia, también debería estar preocupada.
—No es la misma sentencia.
No era la primera vez que discutían así, pero a diferencia de las otras veces, ella no buscaba provocarlo o ponerse arrogante, y él no tuvo ese impulso violento. Ambos lo sentían, esa podría ser la última pelea.
Gyeong estaba asustada, claro que lo estaba, pero también estaba harta de sentirse aprisionada por su familia y su círculo social. No sentía algún tipo de culpa por lo que habían hecho, y no lo sentiría. Además, estaba decidida a no disculparse con nadie.
—Deberíamos huir...—sugirió ella, y él negó con la cabeza. Lo había pensado, pero tenía que haberlo hecho hace tiempo.
—Sabrán que fuimos nosotros.
—Lo sabrán también cuando nos interroguen.
—¿Nos van a interrogar? —en realidad nadie había dicho que lo harían, y fue algo para meditar. ¿Por qué se preocupaban si nadie había dicho que los interrogarían? Decidieron esperar. Esperar qué información se encontraba y qué tanto los involucraba. Aun así Cein terminó con cierto grado de paranoia. Escuchaba gente murmurando, ¿qué sabían ellos? Imaginaba tantos escenarios en donde pudiera delatarse, los pensamientos intrusivos querían gritar que él lo había hecho. Pero, ¿eran los pensamientos intrusivos o la culpa? Se lo preguntaba varias veces, ¿por qué ellos? No le parecía justo que ellos por defenderse pagaran las consecuencias. Pero, ¿fue defensa o venganza?
—Creo que uno nunca sabe cuándo puede ser la última vez —recordó Cein que Gyeong alguna vez se lo dijo, y lo repetía ahora, aunque con cierta melancolía en su voz—. De pronto estamos siendo muy negativos.
Hay personas que no buscan perjudicar a las personas por querer verlas sufrir y caer, sino porque ellos mismos están abajo y buscan superarse. Lamentablemente, si antes sólo buscaban el camino sencillo, siempre se irán por ese, y no llegarán a ninguna parte. Ese era el caso de todos los seres humanos que tenían algo de empatía, y se terminaban arrepintiendo de haber perjudicado a quienes no los habían lastimado, cayendo en un abismo más bajo del que ya estaban.
—Min Cein, tienes visita —el chico se sentía algo emocionado de saber quién había ido a verlo a la cárcel, sin embargo, su decepción creció al ver al causante de su desgracia tras la mesa y el vidrio que los separaba.
—Hyung... —comenzó Junseo al tomar el teléfono.
—¿Cómo te atreves a venir acá? —pensaba que el chico había ido para burlarse de él, pero con la cara de culpa que cargaba, sabía que el chico iba a explicar algo.
—Hyung, yo...
—No quiero escucharte —lo interrumpió Cein, rehusándose a escuchar sus disculpas—. Perdí todo por tu culpa, y sigo sin saber porqué.
—Yo también perdí todo... pensé que ganaría, pero no recibí nada —el mayor se mantuvo en silencio, indeciso entre qué pensar con eso—. Intenté ir donde Gyeong para disculparme, pero tampoco me quiso escuchar...
Gyeong... ¿qué era de ella? No había ido a visitarlo una sola vez. El último recuerdo que tenía de ella era del 1ero de septiembre. Esa fecha era importante para él, y cuando se lo comentó, pensó que ella lo olvidaría, pero no, lo tenía presente y ese día domingo fue feliz como hace un año cuando la escuchó cantar esa canción de soul jazz.
—¿...Cómo está ella? —preguntó con cierta tristeza. En realidad le preocupaba que estuviera recibiendo un castigo aparte y por eso no se la permitía verlo. No le parecería extraño, pues la primera vez que el Sr. Kang y Cein hablaron, fue cuando interrogaron al chico y a la hija del señor, por lo que él se acabó enterando de la clase de persona que era su hija, y empezó a culparlo a él por ser de mala influencia para Gyeong. Esa había sido una ironía grande, pues quien indujo a Cein a hacer todo lo que hizo había sido ella.
—No sé, no pude hablar con ella —Junseo tenía un dilema moral, pues no encontraba la manera de redimirse por lo que había hecho. El chico escuchó que había una recompensa por dar información sobre el robo, y él no era ningún genio, pero había visto a la pareja caminar por la vía que daba a la iglesia, así también los vio regresar cuando se topó con ellos. Le pareció muy extraño, pues las dos únicas veces que los topó juntos terminaba enterándose de que había pasado algo en la iglesia. Lo demás ya fue obra de los investigadores, partiendo de lo que había contado Junseo y el dato extra del dinero que le entregó Cein para ayudarlo.
Pero no le había servido de nada. Nunca recibió el dinero, y se quedó sólo con la culpa de haber entregado a la única persona que lo ayudaba a pesar de lo mierda que era.
—Hyung... —el mayor se había quedado pensando en Gyeong que ni se había dado cuenta en qué momento Junseo comenzó a llorar—. Lo siento, lo siento mucho...
Pero, no importaba lo arrepentido que estuviera Junseo, así encontrara la manera de redimirse y demostrar cómo había cambiado o cómo había caído más bajo. Para Cein eran sólo palabras. No pensaba perdonarlo.
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Blood, Sweat & Tears
Fiksi Remaja"Mi sangre, sudor y lágrimas. También mi mente, cuerpo y alma. Sé bien que son tuyos. Este es un hechizo que me castigará..." Cein es invitado por su amigo Junseo a la reunión de jóvenes en la iglesia donde él asiste. Allí, Min Cein jura devoción en...