23. Y la amo

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—¿A qué hora te recojo? —Cein acompañaba a Gyeong a su casa. Su familia la esperaba para celebrar su cumpleaños. No era como que le hicieran una fiesta, pero sus padres eran muy estrictos con la cena de cumpleaños y "compartir" en familia. El problema, claro era, que siempre invitaban a algunos tíos o primos, y esta vez iría su tía de parte de madre que era una de las personas que más la juzgaba por su aspecto. Por esa razón, sin decirle a Cein en realidad el porqué, se removió el tinte del cabello, para que su tía no le dijera nada.

—Después de medianoche. Si mi tía planea quedarse, va a ser la única despierta después de las doce, bebiendo lo que encuentre.

Cein estuvo a tiempo fuera de su casa, esperando pacientemente a que saliera. Cuando ella por fin salió, lo saludó con un abrazo, sintiéndose por fin en paz junto a él. No iba a ser diferente de otras noches, pero sería mejor que el tormento de su hogar.

—¿Qué hiciste el día que cumpliste 17? —preguntó Gyeong, con curiosidad. Ambos sin ropa en su cama, después de haberse saciado el uno al otro físicamente. Ella, boca abajo, y él de lado, admirándola.

—Nada. Recordar mi cumpleaños 16. Lo tengo en mente todos los años.

—¿Por qué? ¿Qué pasó?

—Ese día mi mamá me dio la noticia de que Donghee hyung había sido arrestado. Desde que tenía 13, él usualmente me invitaba a beber alcohol en los días festivos, diciéndole a mis padres que íbamos a comer, pero ese día que cumplí 16, él no vino. Yo estaba aquí en mi cuarto, escuchando música y entonces mi mamá entró a contarme lo que había pasado.

—¿En tu cumpleaños? ¿En serio?

—Sí. Mi mamá lloró, claro —contestó, recordando el escenario—. Lo peor fue que mi papá se enteró de la clase de persona que en realidad era Donghee cuando vio las noticias. Me interrogó, y yo...  —se quedó a media frase antes de cotinuar, pues le daba vergüenza admitirlo—. Solo dije que no lo conocía muy bien, que no sabía que hacía esas cosas, y que ya ni lo frecuentaba, porque no era mi amigo.

Ella vio cómo su mirada se desvió a otro lado. No le enorgullecía haber sido tan cobarde negando a Donghee, sobre todo por no querer confrontar a su padre—. Debiste tener tus razones —comentó, poniéndose de su parte. Él se encogió de hombros, contestando un "Tal vez". Desde ese día que Donghee no se apareció en su casa, se quiso excusar mentalmente de su respuesta al interrogatorio —de su padre—, con el hecho de que él no había querido hacer esas cosas que su amigo le obligó, y que sin embargo, las hizo a conciencia de que obraba mal.

—Mi vida, tranquilo —le dijo con esa característica voz comprensiva que hacía cuando veía a su novio algo decaído—. Eso ya quedó en el pasado. Al menos dime si tu cumpleaños 19 no fue bueno.

—Fue increíble —admitió, sonriendo.

—¿Ves?

—¿Y tu cumpleaños 17 ha sido bueno?

—Desde que salí de mi casa, sí.

Él, manteniendo su sonrisa de felicidad, se incorporó en su sitio para buscar el regalo de Gyeong—. Linda, cierra los ojos unos segundos. Voy a darte tu regalo —Gyeong-hui se sentó y obedeció emocionada—. Ábrelos —ordenó casi dos segundos después de que ella cerrara los ojos.

—¿En serio?

—Sí, abre los ojos.

Cuando lo hizo no vio mayor cosa. Él seguía sentado frente a ella y no veía el obsequio en ninguna parte.

—Dame tu mano derecha —dijo sonriendo y ella le extendió su mano. Él la tomó en las suyas, acariciándola, y mirando a su novia a los ojos para que ella hiciera lo mismo. Entonces, de una manera muy sutil, el muchacho le colocó un anillo en el dedo anular. Era el anillo que vio en el centro comercial cuando compró las cosas para Ziggy.

—¿Es lo que creo? —cuestionó confundida por el detalle. Imaginando cuál podía ser el significado de aquel presente. Cein, todavía sosteniendo la mano de Gyeong, dio con la respuesta al mostrarle que él tenía un anillo similar en la otra mano, en la palma.

—Sí —fue lo único que respondió, entregándole el anillo, y tomando una bocanada de aire antes de preguntarle—. ¿Te casas conmigo?

La principal reacción de Gyeong fue confusión. ¿Qué pretendía su novio? Sólo se conocían un año. ¿Cómo sabía él si en verdad la quería de esposa? Para ella fue totalmente inesperada esa pregunta. Notaba la admiración de Cein, pero no la entendía, y no sabía qué tanto podía confiar en ella. Es decir, podía tratarse sólo de una emoción, y así lo pensó ella, pues él tenía 19 y ella acababa de cumplir los 17. ¿Qué podía saber...? Gyeong no sabía que Cein tenía esa propuesta en la cabeza desde la primera vez que la vio, que nunca había estado más seguro de algo, que de eso.

—No tenemos que casarnos ahora —agregó él—. Podemos estar comprometidos varios años. Si crees que lo mejor es casarnos cuando cumplas 38, yo espero. Puedo esperar hasta que estés lista. Tú dime la fecha y hacemos los arreglos —ella sonrió enternecida y le preguntó si estaba seguro de lo que estaba diciendo mientras sostenía el anillo de él en su mano. Notaba que le había costado bastante—. Muy seguro. ¿Qué dices? ¿Te casas conmigo? —insistió emocionado. Su rostro expresaba lo serio que era la propuesta y lo mucho que anhelaba que aceptara, y Gyeong en verdad se contagio de su positivismo y sin más, aceptó con un: "Está bien, hagámoslo", abalanzándose sobre él para abrazarlo con fuerza. Y las horas siguientes pasaron hablando de las cosas que harían a futuro, ella con la cabeza recostada sobre el pecho de su prometido, mientras bebían de la botella de vodka que él había comprado esa vez que se encontró con Jun.

—¿Tendremos hijos? —quiso saber el chico. Cuando la conoció, esperaba formar una familia con ella, pero ahora, conociéndola por tanto tiempo, no estaba seguro de que ella pensara igual.

—Um... tal vez uno. Pero eso será cuando pasemos los 40 años.

—¿Tanto tiempo? —preguntó riendo. Le parecía exagerado esperar tanto. A lo mucho, él creía que después de los 30 era lo ideal y lo máximo a esperar. Pero entonces, Gyeong le explicó:

—Los padres jóvenes son los peores porque son inexpertos emocionalmente y no es como que tienen toda su vida definida. Recién empiezan a vivir alejados de sus padres, y ya tienen que cuidar niños. Eso no es vida. Necesitan de la sabiduría que solo da la libertad.

Entonces Cein recordó lo que le había contado el Sr. Lee y lo que le había contado Gyeong de su papá el Sr. Kang. Eran vidas muy distintas, marcadas por la decisión de tener hijos. Por eso el Sr. Lee era tan sabio y comprensivo, y tenía carácter de padre, irónicamente sin serlo.

—¿Y qué haremos hasta entonces? ¿Nos casamos y nos vamos de viaje? —el chico siguió preguntando, ansioso por oír los planes.

—Sí. Un viaje largo. ¿A dónde iríamos?

Él sonrió, creando hipotéticamente las opciones, ella hablando de ir a todas partes, pero tener además una casita en la playa, y llevar a Ziggy a todas partes. Mientras ella hablaba, él pensó en una última pregunta que quería hacerle, pero que quería que pareciera una ocurrencia, aunque la había pensado hace tiempo—. ¿Y te piensas cambiar el apellido?

—¿Cuando nos casemos...? Creo, ¿cómo me quedaría?

—...Min Gyeong-hui —respondió, como comentando—. ¿Qué tal te suena? Yo creo que te queda hermoso.

Gyeong pensaba lo mismo, y de un momento a otro, miró su anillo. Le parecía precioso con esas piedritas brillantes que tenía, además de que era simple, pero formal y elegante.

—Espero que mis padres no me pregunten nada por el anillo —observó, algo preocupada.

—Te lo puedes quitar, si quieres.

—Nunca me lo voy a quitar. Solo si me muero te lo daré —él le sonrió, de alguna manera se sintió conmovido con esa promesa.

—¿En serio? ¿Lo juras? —le preguntó, y Gyeong sólo atinó a reírse y afirmar. Sabía que él hablaba en serio, pero a veces le sorprendía lo trágico o decidido que podía ser con sus palabras—. Entonces, yo también. Si muero primero, tú te pones los dos anillos.

Era un juramento siniestro, ya que Cein no podía concebir morirse y dejar sola a Gyeong, o vivir en un mundo sin ella. Con todos los buenos momentos que habían pasado desde que se conocieron, creían que solo vendrían días mejores, pues estaban comprometidos, pero los mejores días estaban por terminar.

Blood, Sweat & TearsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora