31. No hay lugar para el pecador sin remedio

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La iglesia ya había encontrado un reemplazo para el líder de la reunión de jóvenes. Hasta el momento sería un amigo de Sungmin, también miembro de la iglesia. Así sería por unos meses hasta que Juwon regresara a Corea con su prometida embarazada y tomaría el mando para liderar a los jóvenes sobre el don de la abstinencia.

—Creo que todos se han enterado ya porqué se hará cambio de líder... —comenzó el joven, hablando del buen liderazgo de Sungmin y de su admirable devoción. Además, aprovechó para presentar a alguien que había regresado al "rebaño", o como les gustaba decir: "El hijo pródigo". Han Junseo.

—Por favor, denle la bienvenida de vuelta a Junseo, que aunque se descarriló, ahora vuelve arrepentido, listo para ser parte de la congregación.

Junseo sí regresó a la iglesia por voluntad propia, pero le disgustaba que los hermanos presumieran de ello como si fuera un logro de la iglesia haberlo traído de vuelta. La única razón por la que había regresado era porque sentía el rechazo de sus padres por todo lo que había pasado, pensando que obtendría su perdón y su ayuda si regresaba a congregarse. Además, había regresado porque sabía que en la iglesia lo aceptarían con un abrazo y palabras de aliento que era lo que necesitaba en ese momento.

—¿Cómo así regresó Junseo? —le preguntó Gyeong a Cein, pero él tampoco tenía idea. Le había perdido el rastro desde hace semanas. Esperaba preguntarle la razón de su presencia, sin embargo, Jun parecía ignorarlo. Cein imaginaba que por la vergüenza, pues él era unos de los pocos que conocía más a fondo lo que había pasado su amigo.

La verdad, era muy extraño verlo de nuevo allí, sabiendo de las murmuraciones, porque sí, se dirían muchas cosas de él. Le extenderían la mano pero al mismo tiempo lo juzgarían por haber caído. Algunos incluso, obviarían ofrecer su mano y de paso solo lo juzgarían.

—¿Vas a regresar a trabajar a la biblioteca? —el chico había pasado los pocos días que le quedaban de descanso para solo a dedicarse a algún hobby como antes. Gyeong iba todos los días a su departamento y entre los dos hacían canciones. Ella escribía la música mientras él escribía la letra. Y después de que acompañaba a su novia a su casa, regresaba al departamento para continuar escribiendo la historia que había dejado abandonada hace meses.

—Sí. Lo fui a ver hace rato y me dijo que regresara a trabajar mañana, pero solo para cubrir a alguien y que oficialmente continuaría de lunes a viernes como hacía antes. ¿Vas para allá mañana?

Ella le había dicho que sí y justo en ese momento escuchó la bocina del carro de su papá y salió del templo. Cein hacía lo mismo, caminando de regreso al departamento, llegando hasta la parada donde se encontraba la tienda de artesanías, y quedó estático al ver al hijo pródigo de hace una hora allí.

—Jun. ¿Qué haces por aquí? —Cein hablaba con algo de cinismo como usualmente hacía con él, viendo como el joven intentó esconder el cigarrillo que tenía en la mano al ver a su amigo acercándose.

—Um... estoy esperando el bus para ir a la casa de... un amigo.

—¿Un amigo? —le parecía sospechoso como lo había dicho y creyó saber a qué se refería con eso de visitarlo—. ¿Ya dejaste de consumir?

—¡Tú solo buscas joderme! —soltó Jun—. Déjame en paz, Cein.

—¿Cuál es tu problema? ¿Por qué te tienes que poner a la defensiva...? —contestó molesto y después murmuró—. Como si a mí me importara.

Junseo continuó fumando, ya sin importarle que su amigo lo viera.

—¿Qué tal te va con Gyeong-hui?

Blood, Sweat & TearsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora