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La mañana había llegado, tenía frío y sabía la razón del porqué. Yoongi se había ido temprano. Cerrando los ojos nuevamente mi mente volvía a recordar la noche de ayer y el gran episodio y sobre todo en reacción que tuvo Yoongi.

Y era así que se sentía cuando te caes de bruces al suelo. Horrible.

Me abrazo a mi mismo en posición fetal en mi cama sin tener ganas de levantarme. Tampoco quería ir al trabajo, me sentía mal al tener que dejarle más trabajo al pobre Hoseok. Pero necesitaba sólo un día de descanso, sólo uno incluso para organizarme y no derribarme. Aparte de la universidad y los trabajos, emocionalmente estaba inestable.

Miro mi teléfono teniendo los únicos mensajes de Jin preguntando como estoy, lo apago dejándolo bajo mi almohada y me volteo, realmente extrañaba tenerlo junto a mí, sus caricias que hacía cada mañana para despertarme, pero ya no tenía la seguridad si todo volvería a la normalidad después de esto. Y sabía que estuvo mal de mi parte acostumbrarme demasiado a él en el momento que supe que lo nuestro no tiene nombre.

Al momento de apreciar por primera vez a Yoongi enojado y dolido esa noche realmente me dejó abrumado, pero supe que el enojo y dolor no eran dirigidos a mí. Lo sabía, era hacia el mismo. Y por alguna razón, yo llevé a Yoongi a estar así.

Suspirando, mi estómago comienza a rugir logrando que me levantara de la cama, ya eran las diez de la mañana y debía salir después de todos, estirando los músculos, camino hasta el baño sólo para lavar mi rostro y cepillar mis dientes. Tendría que comprar mi desayuno como solía hacer antes, solo.

Aunque solía estar desayunando con Hoseok en el trabajo.

Enserio era gracioso que la vida jugara contigo de esa manera muy cruel.

Estuve solo aunque tuviera una relación, pero llega Yoongi y en poco tiempo llenó esa soledad con su presencia y volver a estar solo ahora se sentía doblemente mucho peor. Y sólo lo hizo una persona.

Colocando una gorra de béisbol de un equipo aleatorio en mi cabeza ocultando el desorden en mi cabello, salgo de mi habitación arrugando mi rostro cuando la luz del exterior molesta mi vista, mi rostro parecía como si hubiera comido un limón, pero realmente odiaba que todo luciera tan brillante temprano por la mañana. Camino lentamente buscando mi tienda favorita para comer, aunque ahora me apetecía sólo un café. Uno realmente bien cargado para despertar, me detengo para cruzar la calle como un día domingo bastante aburrido.

Había pocos universitarios en la facultad caminando fuera, otros estaban entrenando.

Saco mi teléfono para ver si me ha llegado un mensaje, comenzando a dudar de mandarle uno a Yoongi. Preferiría darle su espacio, se veía que debía pensar y aclarar sus cosas aunque desearía que estuviera conmigo, y sé que suena tan egoísta de mi parte, pero ¿qué tal que con esto Yoongi ya no quería estar conmigo? No me podía culpar, ser demasiado inseguro y lamentablemente muy complicado era parte de mi tras vivir una relación de casi tres años en una constante caída en picada.

Mi madre muchas veces me regañó por no ser independiente, fue doloroso irme de mi casa y comenzar la universidad. Mi gran defecto al ser de apego es que cuando me encuentro solo, se me forma un nudo y es difícil quitarlo.

Escuchando la campanilla de la puerta del local cuando entro, me recibe el lugar con un fuerte aroma a café y pan recién horneado. Inhalo profundamente sintiéndome un poco más acogedor, siempre me hacía sentir un cálido y abrasador este lugar y no pude evitar sonreír cuando la señora tras el mesón me sonríe al volver a verme. Le saludo y como era típico y aprovechando que no habían muchos clientes, ella comienza a hablarme, contándome que su nieto pronto entrará a primaria, también me pregunta cómo va la Universidad y también que me traía aquí solo. Pues ella me había visto venir aquí anteriormente con Yoongi.

Hazlo Conmigo |Yoonmin|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora