CAP 3 Ésto no se puede saber

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Capítulo 3

Esto no se puede saber

Juliana

Estoy algo nerviosa, no entiendo ¿Por qué estoy así? simplemente fue una aventura en Hawái y ya, no pasara nada más, siempre y cuando ella no sea una bruja y me eche al agua con mi padre, allí sí tendría problemas, su secretaria, me hizo pasar y por Dios que es una diosa, se les cayó del cielo este angelito, no soy de las que prueba dos veces, pero con esta mujer se hace difícil mis reglas.

Entro y su secretaria se retira, y ella cierra la puerta con seguro, que no haga eso, porque me le tiro encima. Nuestras miradas conectan y me pierdo en sus ojos, esa vista que lo más parecido al paraíso, ella me invita a sentarme.

– ¡Srta.! ¡Juliana!, se puede sentar, yo estaba a punto de llamarla, yo... Tenía que decirle que no le dijera nada a mi padre, así que no le permito terminar.

– Nadie sabe lo que paso en Hawái, debo decirle que no quiero que nadie lo sepa, fue algo de una noche, desconocía que eras la mujer con la que Mariana se entrevistó ese mismo día, al cual no fui por estar indispuesta físicamente, solo te pido que no menciones nada. Ella sonrió y se sentó, respiro profundo, no sabía cómo interpretar eso, es una mujer a la cual solo conozco sus besos, su descomunal cuerpo; bien Juliana deja de pensar en eso por una vez en tu maldita vida, si Macario se entera estarás perdida.

– Es bueno saber eso, porque tampoco sabía esa noche quien eras, y no es que este acostumbrada a irme con extraños, pero eso solo era algo de un solo día. No sé si sentirme aliviada, porque extrañamente me siento rechazada, es lo mismo que le digo a todas las mujeres con las que duermo.

– Bien entonces esto jamás ocurrió. Le respondo a ella y le sonrió, nos quedamos lelas mirándonos, ella desvió su mirada a mis labios y muerdo mi labio. Un momento, ¿Estamos coqueteando? Ella es tu jefa y debes alejarte de cualquier mujer con la que trabajes, y más si es tu jefa.

– Bien Srta. Valdez. Tampoco es que me gustan las formalidades así que decirle que mejor me llame por mi nombre, no creo estar faltándole el respeto.

– Podrías decirme Juliana, es que las formalidades no van conmigo. Ella asiente, y termina por desestabilizarme, con su mirada.

– Si me dices Valentina. Termina diciendo y ya no debo estar en ese lugar o con mi mala fama dirán que ya la estoy conquistando.

– De acuerdo jefa, digo Valentina. Voy a mi puesto de trabajo, y bienvenida. Me levanto, camino a la puerta, y siento que su mirada está recorriendo todo mi cuerpo. Así que a la jefecita le gusta mirar, volteo y le sonrió, ella se sonrojo y cumplo mi cometido. No puedes mirarme y salirte con la tuya tan fácilmente.

Salgo de esa oficina rumbo a mi oficina, y debo tratar de concentrarme, ella será mi jefa. ¿Por qué no soy socia? Porque Macario no confía en mí, Bueno no confía en mi porque en parte soy una irresponsable en la vida, nunca en los negocios, pero él quiere que yo me case y forme una familia, él no tiene problemas que lo haga con una mujer, no tiene ese prejuicio, pero para él una persona que no se establece con una sola mujer no tiene buen juicio. ¿Qué hago si cuando no las busco, ellas me buscan? Debo admitir que no he tenido acción desde Hawái, hoy voy a salir a algún lugar, necesito tener un poco de diversión.

Llego la noche me fui como de costumbre a un bar con dos de mis mejores amigas, Lauren y Fabis; llegué al bar y ya me había tomado cinco shots de tequila, y no podía ver a ninguna mujer atractiva, mis amigas iban, bailaban, regresaban, y yo seguía pensando en un par de ojos azules.

Sin CompromisosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora