¿Podrían parar de pelar?

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Pov T/n

—Creo que mejor me voy—hablo el hombre con el que me había chocado.

—No, no—recupere la compostura—De todas maneras yo ya me iba—le dirijo una última mirada de odio antes de comenzar a avanzar. Detuve mi caminar después de escuchar un comentario muy desagradable.

—¿Oyeron lo del banquete para el bebé de la amante?—habló un hombre—Escuché que lo está organizando la mismísima Emperatriz.

—Pobre mujer, a de estar sufriendo desde que el Emperador consiguió una amante—habló otro hombre.

—Seguro la Emperatriz se ofreció a organizarlo por rencor, y planea estropear el banquete—opino otro hombre.

—¡¿Qué dijeron?!—gritamos yo y Kosair al mismo tiempo muy enojados.

Mi sangre estaba hirviendo de ira por los comentarios que acababa de escuchar. No podía creer que así trataran a su propia Emperatriz. Por la reacción de Kosair creo que no soy la única.

—¡¿Ah?!—volvimos a decir al mismo tiempo y nos miramos confundidos.

—¡No me copies!—nos gritamos

—Creo que mejor nos vamos—hablo uno de los hombres.

—Ustedes no irán a ningún lado—esta vez solo hablo Kosair muy enojado—Ustedes se quedarán aquí y me contarán todo sobre el tema.

—D-de acuerdo—habló un hombre con miedo.

Deje que el se enterara por su cuenta y me metí a la tienda de zapatos. No entendí porque le interesaba tanto que hablaran mal de la Emperatriz, al fin y al cabo hay muchos nobles que hablan mal de otros.

—¿Buscaba algo señorita?—me pregunto una mujer

—Si, eh visto unas hermosas botas rojas en el escaparate y quisiera llevármelas—hable mientras miraba otro par de botas cortas de color café—Y también estás por favor.

—Enseguida señorita, ¿que talla seria?—pregunto la mujer.

—Talla 5 por favor—hable y me seguí paseando por la tienda. Había varios pares de zapatos muy hermosos, entre ellos los que captaron mi atención fueron unos tacones altos, sin exagerar, lizos, redondos, dorados y con un listón también dorado en la parte del tobillo. En cuento los vi mi primer pensamiento fue que se los daría a Navier.

—Aquí tiene señorita—me entregó los zapatos.

—Disculoe—hable mietras seguía viendo los zapatos—Podría darme ese par por favor.

—Por supuesto, talla 5 ¿cierto?—pregunto. Me quede pensado, no sabía la talla de zapatos de Navier...pero me acorde que uno de los días de la celebración de Año Nuevo me prestó un par y me quedaron a la perfección.

—Si, talla 5–espere a que me trajeran el último par de zapatos y después salí del local. Con la suerte a mi favor, cuando salí el molesto de Kosair no se encontraba ahí.

Decidí caminar de regreso al Palacio para poder apreciar mejor el pueblo. Era muy hermoso y tenía varias tiendas muy interesantes y bonitas.

Al llegar a la entrada mi peor pesadilla se hizo realidad.

—Oye, se que no te agrado pero no tienes que seguirme todo el día para hacerme la vida imposible—hablo y me miro irritado.

—¿Yo seguirte a ti?—hablé con una voz un poco más aguda y molesta—Mi vida, ¿que posiblemente podrías estar haciendo tú en el Palacio?

—Yo—fue interrumpido por un guardia.

—Bienvenido de regreso Lord Kosair—habló el guardia mientras abría la puerta.

La princesa de el imperio de OccidenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora