Un nuevo aliado

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Pov T/n

Después de lo ocurrido en el baile, y la pequeña charla que tuve con Alan, ahora tenía una percepción un poco diferente hacia Rastha. Siento pena por lo que tuvo que pasar cuando era una esclava, pero al mismo tiempo no puedo evitar odiarla después de todo lo que ha echo.

Me encontraba de camino a la habitación de Navier. Íbamos a desayunar juntas, como siempre. Estaba tan inmersa en mis pensamientos que no me di cuenta que choque con alguien.

—Buenos días, ¿estás despierta?—Ergi se había agachado un poco y movía su mano frente a mi rostro.

—Yo..eh, si. Lo lamento—reí nerviosa.

—¿Qué tenía tan ocupada esa cabeza tuya?—dio un pequeño golpe con dos dedos en mi frente.

—Solo pensaba en un encuentro que tuve ayer. Tuve una pequeña conversación con el ex de tu amiga—sonreí arrogante.

—Vaya, no pierdes el tiempo con nada—levantó una ceja y sonrio—Eso me recuerda. Después de nuestra pequeña conversación de ayer, me llegó una carta y me encontré con Rastha.

—Supondré que fue una carta de mi hermano—hablé.

—Efectivamente. Tu hermano está totalmente loco. Pero eso no es lo importante—se recargó en la pared—La conversación que tuve con mi "amiga" es lo importante.

El día anterior

Pov Ergi

Rastha me había contado lo sucedido con los hijos del Vizconde Lotteshu. Después de un ambiente en el que ella se sentía superior, la conversación cambió.

—En el momento en el que me prometí cuidar a mi bebé, fue el momento en el que Rastha se dio cuenta de la droga—habló triste—Tengo miedo de no poder vencer a mi enemigo. Y que algo malo me pasé.

—¿Porqué no podrías vencer a tu enemigo?—pregunté con intención de saber quien era.

—Porque mis enemigos son inteligentes, tienen dinero y mucho poder. Además de que pertenecen a la clase social más alta, la realeza—explicó.

—Un es la Emperatriz, ¿cierto?—ella asintió—¿Y el otro enemigo?—levanté una ceja.

—La Princesa—habló con resentimiento—Al principio quería acercarme a ellas. Todo el mundo aclama a la Emperatriz, por lo que espere que también cuidara de Rastha. No fue así, la Emperatriz fue grosera con Rastha desde el Principio, la Princesa fue más amable pero eso no cambia nada. Ahora las odio y son un gran problema. La Emperatriz, por todo el poder que tiene, y la Princesa, por su magia. Tengo miedo de que  me hagan daño.

—Ya veo—me enderecé—Hay dos soluciones simples. La primera es acudir al Emperador. Dígale que tiene miedo y este la protegerá.

—Eso sería sencillo. Pero no creo que funcione, el Emperador comienza a dudar de la palabra de Rastha. Lo he notado. ¿Cuál es la otra?—preguntó curiosa.

—Conviértete en la Emperatriz—conteste.

—¿Está loco?¿Cómo voy a hacer eso? Además de que ni siquiera soy noble, nunca podría—se cruzó de brazos y miró a otro lado nerviosa.

—Podría reinventar sus orígenes—me levante y ante su mirada de duda continúe hablando—Imagínese. Hace años usted fue secuestrada y convertida en esclava. Sus padres la buscaron por años, y nunca se rindieron. Después de conocer al Emperador y convertirse en su amante, rumores de su belleza llegaron a los oídos de todo el mundo. Decidieron venir a ver, solo para sacarse de dudas. Y así, tuvieron un reencuentro inolvidable.

La princesa de el imperio de OccidenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora