La princesa de el imperio de Occidente

El reencuentro

Pov T/n

Aquella persona que me había infligido tanto miedo desde la primera vez que la conocí. Aquella persona que había hecho tales atrocidades aquel día en el bosque finalmente había revelado su cara y no resultó ser otra persona, sino mi madre. El shock fue tanto que era la primera vez que mi maldición se desactivaba sin la necesidad de atacar a alguien.

–¿Qué?¿Cómo?--esas fueron las únicas palabras que lograron salir de mi boca. Mi cerebro aun no terminaba de procesar lo que estaba sucediendo. Inclusive las lágrimas, que brotaban sin parar por mis ojos, cesaron.

–Oh, ¿ni siquiera te alegra verme cariño? Lastimas mis sentimientos–puso su mano en su pecho y fingió estar herida–Supongo que tendrás muchas preguntas. Pero no te preocupes mi vida, cada una se resolverá a su tiempo. Por el momento solo te resolveré la duda mas grande–se acerco mas hacia mi–Si, estoy viva. Después de la muerte de su padre tuve que fingir mi muerte para poder librarme de toda la carga que era vivir en el Palacio, ahora finalmente puedo ser libre y no tengo atadura alguna al Palacio–¿carga? ¿Acaso nos veía a mi y a mi hermano como una carga molesta? No, me niego a creer que mi madre no nos ama. Me niego a pensar que no nos ve como más que una carga. Pero aún tenía una duda más.

–¿Por qué?--me volteo a ver confundida, no entendiendo a lo que me refería–¿Porque trataste de matarme?

–Oh querida, ¿acaso aún no lo entiendes?--la mire a los ojos, sin entender–Ese ataque no estaba dirigido hacia ti–sus palabras hicieron que me sorprendiera–El ataque nunca tuvo el propósito de lastimarte a ti, si no a él–dijo, refiriéndose a mi padre. Ahora lo entendía, él no había muerto salvandome. Su muerte ya había sido escrita...por ella.

–¿Por qué?¿Por qué lo has matado?--se notaba un poco rencor en mi tono de voz.

–Ese hombre se suicidó desde el momento en que se llamó a sí mismo tu padre. Ese campesino sin sangre real ni magia bueno para nada no podía permitirse llamarse a sí mismo tu padre–comenzó a expresar su enojo–Tu eres mi hija, una mujer de la realeza poseedora de una de las magias más difíciles de controlar. No puedo permitir que alguien se relacione contigo, y a mi tampoco me van a relacionar con ese hombre–su respuesta me había dejado boquiabierta. ¿Realmente lo había matado por algo tan insignificante como eso?¿Haría lo mismo con los niños?--Oh pero no te preocupes cariño. A los niños no les haré nada. Tienen una magia muy similar a la tuya, ellos pueden quedarse en la familia. Como sea, creo que es hora de irme–comenzó a alejarse–Dile a tu hermano que los veré a ambos pronto, estoy esperando con ansias esa reunión familiar–con esas últimas palabras se fue. Volteé a verlos una última vez, Ben me miró con compasión. Cuando finalmente se fue toda la adrenalina por el shock se desvaneció. La muerte de mi padre y las heridas, todo junto me pegó de golpe. Lágrimas comenzaron a brotar sin parar por mis ojos y mi respiración comenzó a agitarse, sentía que no podía respirar. Me quité la chaqueta para intentar que más aire fluyera hacia mis pulmones pero eso no funcionó. Sentí un fuerte dolor en mi pecho, era tan fuerte que no podía soportarlo. Apreté fuertemente mi camisa, en el lugar en el que estaba mi corazón, esperando que eso ayudara un poco, pero no fue así. Mi respiración cada vez empeoraba más, y sentía que cada vez menos aire entraba a mis pulmones. Repentinamente sentí una mano apretar fuertemente mi hombro, me di la vuelta y vi a Kosair.

–Respira–me ordenó. Se sentó frente a mí y me obligo a mirarlo a los ojos–Tranquila, estoy aquí. Solo respiró–comenzó a respirar de manera tranquila y muy audible, para que de esa manera yo la imitaba. Poco a poco mi respiración fue reflejando la suya hasta que finalmente me tranquilice. Pero, mis lagrimas aun no cesaban. Kosair soltó mi hombro y me sostuvo en sus brazos. Finalmente todo el cansancio y la pérdida de sangre llegaron a mi y me desmayé en sus brazos.