🎖️Cincuenta y cinco🎖️

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Aria

No puedo dejar de hacer caras tontas para quitarle una mínima sonrisa a mi niña, es muy seria, algo que definitivamente no pudo heredar de mi - sarcasmo en máxima expresión-.

- No sabía que eras payasa, hermanita- Helios nos mira desde la puerta, no tarda en tener a mi Freya en sus manos llenando su rostro de besos. - El tío te trajo un obsequio- lo miro molesta.

- No quiero que mi hija sea una malcriada- tengo esa discusión todos los santos días con Allen, siempre le trae algo nuevo y muy costoso.

- Es mi sobrina, mi deber de tío es malcriarla- mierda, mi niña sera una consentida. - No me mires así, no podrás evitarlo... ¿Dónde está mi cuñado? Creí que estaría aquí, tenemos cosas de qué hablar- mi pequeña ya está nuevamente dormida, eso sí lo heredó de mí.

- No lo sé, salió desde la mañana y todavía espero a que me llame para hacer de cenar- vuelvo a ver el móvil, no hay nada.

¿Tengo que preocuparme? No lo veo desde hace horas y la verdad es que lo extraño.

- Ya sé dónde está... Estará bien, no te preocupes por él, pero será mejor que inicies con la cena, yo tengo hambre y Allen no vendrá hasta más tarde- tiene mucha seguridad al decirlo.

- Está bien, pensaba en hacer lasaña ¿Te gusta...?- no de nuevo, por favor.

- ¿Aria?- pregunta mi hermano preocupado al verme en suelo sosteniendo mi cabeza.

Veo brillar con alegría los ojos de un hermoso hombre, alto de cabello negro y ojos azules, sonríe al ver la lasaña sobre la mesa, diciendo que es su favorita.

- Hermana... Por favor, respirar- deja a mi niña en la cuna cercana y me toma entre sus manos. - No pienses en ellos, estarás bien-

- D...duele, Helios ¿Quién es él?- pregunto sin olvidar esos ojos.

- Ya lo sabrás, pero ahora tienes que calmarte, saca a ese hombre de tu mente- por alguna razón no quiero, es como recordar a alguien especial.

- No quiero, me siento en casa al recordarlo. Esos hombres aparecen una y otra vez, en sueños, imágenes... Hasta creo necesitarlos- le digo mientras sigo en el suelo en los brazos de Helios.

- Los volverás a ver cuándo sea prudente, te juro que ellos te siguen queriendo y hasta luchan por ti- no puedo evitar sentirme extrañada, Helios nunca está triste.

- ¿Sabes quiénes son?- asiente sin verme.- ¿Me dirás?- salgo de sus brazos para verlo a los ojos.

- No puedo... No es mi deber decirte, tienes que esperar un poco más y recuperarte- no tengo fuerzas para discutir, después de cada recuerdo mi cuerpo pierde fuerza. - Te llevaré a la cama, yo cocinaré- asiento y dejo que me cargue hasta mi cuarto y dejarme en la cama.

- Trae a Freya, mi pequeña me ayuda a dormir- no tarda en dejarla en mis brazos y salir del cuarto. - Cariño, mami te ama mucho...- tengo mucho que pensar, me siento vacía cada vez que uno de esos hombres vienen a mi mente.

Hago lo que el psiquiatra me recomendó, dejo mi mente en blanco y me concentro en mi princesa, ella es mi calma a toda la tempestad de mi vida. Es tan hermosa que me cuesta creer que sea creación mía, no recuerdo a su padre, pero esos ojos son únicos, me duermo con la imagen de un hermoso hombre ruso.

Sigo atada a una cama, esperando a que ese bastardo llegue y me viole de nuevo, como lo ha hecho por meses, no sé cómo sigo soportando tanto dolor y sufrimiento. El pensar en Dona, Xander, mis hermanos y... Ellos, me ayuda a no bajar los brazos.

Proyecto: Reforma  (+18) (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora