🎖️Cuarenta y dos🎖️

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Stefano

Llego renovado a la oficina después de una ducha caliente y largas hora de sueño. Por suerte no fue mi turno de follar a mi Eris, Amal dijo que lo dejó seco y sin energía. Yo estaba agotado por la reunión que tuve ayer en la mañana y que duró hasta la tarde.

Ahora tengo que firmar unos cuantos contratos de mi empresa y ahí tendré tiempo de sobra para pasarlo con mi Eris. La extrañé mucho en estos dos días que estuve fuera de la isla o academia por culpa de los negocios.

Abro la puerta para comenzar con la mierda de trabajo y el maletín que contiene los papeles se cae al suelo por la vista que tengo frente a mí.

- Buen día, cariño ¿Cómo amaneciste?- esa hermosa e inocente sonrisa esconde sus verdaderas intenciones.

- Impresionado y caliente ¿Tú?- lavanto los papeles sin cuidado y los tiro por alguna parte. Ahora mismo algo más me deja sin habla y con la verga erecta.

- Caliente, muy caliente. Por eso vine a ver a mi general, para que me ayude- aflojo el nudo de mi corbata y me quito el saco cuando veo que sus delicados dedos desatan el nudo que mantiene la bata negra de seda sobre su cuerpo, la baja sensualmente hasta dejarla sobre el escritorio, no tarda en abrir sus magníficas piernas.

Su coño rosado, delicado y sin un vello me da la bienvenida. Tiene unas bragas que no sirven para cubrir mucho.

- Tu general tiene trabajo que hacer- a quien engaño, desde que la ví sentada sobre mi escritorio sin brasier y con muy diminutas bragas el trabajo se fue a la mierda.

- ¿Cambiaría de opinión si me tiene de rodillas?- cambiaría hasta de vida si eso hace que me demuestre lo que sabe hacer con su boca.

- No hay que tardar mucho, tengo trabajo que hacer- mi voz sale más ronca con cada vistazo que le doy a su cuerpo.

- Será un rapidito, mi general- sonrío por mis adentros, ni ella misma se cree eso.

Desprendo los botones de mi camisa pero no me la quito. Con la despreocupación que me caracteriza llego al sofá y me acomodo allí esperando por mi novia.
Eris entiende lo que debe hacer, baja del escritorio y con pasos suaves se acerca a mí hasta quedar frente a frente, sus tacones la hacen más alta y sexi.

- ¿Le gusta verme de rodillas, mi general?- me pregunta la muy descarada.

- Muéstrame lo que sabes hacer con esa boquita traviesa- mis brazos se relajan sobre le sofá esperando que ella inicie.
Se inclina hasta quedar en dirección a mis labios, los lame y muerde a su antojo; chupa un poco más antes de bajar a mi cuello, lame, muerde y succiona hasta dejarme varias marcas. Yo no hago nada más que recostar mi cabeza y cerrar los ojos.

Salto y abro los ojos cuando siento los labios de Eris chupar y lamer mis tetillas. La veo muy sorprendido, ella por otro lado me regala esa sonrisa demoníaca que pondría de rodillas al diablo. Rodea mi tetilla con su lengua y aprieta un poco con sus dientes. Gruñi sin evitarlo, jamás me habían hecho eso.

Se siente bien, más de lo quisiera admitir.

Su lengua se abre paso hasta llegar a mi vientre, ahí son sus manos las que toman el control, con una maestría innegable me quita el cinturón y abre la bragueta de mi pantalón. Acaricia mi erección sobre el bóxer antes de inclinarse y morder levemente.

- Eris...- tengo ganas de decirle que lo haga con cuidado, pero admito que se sintió bien.
Sus manos bajan mi pantalón y bóxer hasta donde puede, me levanto un poco para que pueda denudarme sin más contratiempos.

Lame sus labios al ver mi erección, la toma con su mano y estimula de arriba abajo con movimientos constantes. Aprieta un poco mientras lo hace.

- Tu boca, Eris- me obedece como la esclava que es.

Proyecto: Reforma  (+18) (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora