🎖️Sesenta y dos🎖️

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Aria

Los días pasaron, no le reclamé nada a Allen sobre la guardia ficticia que no tenía, mi mente es una ensalada con muchos ingredientes por culpa de Calix y algún qué otro recuerdo recuperado, no todo, pero algo es algo.

Me costó poder estar junto a él sin recordar esos flashes dónde lo besaba o follaba, una situación completamente incómoda siendo que Calix sabe de eso y por eso está aquí.

No es casualidad que Allen nos haya dejado con él, tienen algo en mente que me involucra, debo saber qué es para estar preparada y exigir verdades completas, no a medias como lo han estado haciendo mis hermanos desde hace un año.

Siempre he notado la tensión que hay entre Adriano y Helios cuando mencionan una academia, mi hermano mayor se enfada con una simple palabra, actitud que a Helios le da gracia.

Veo a mi Freya chupar su dedo sobre su cuna, acaba de despertar y me alegra saber que amaneció mejor, anoche su cuerpito estaba muy caliente, tuvo fiebre alta y por eso la llevamos al hospital, le recetaron un jarabe que contenía ibuprofeno para bajarle la temperatura y ayudarla a dormir.

Amo a mi familia, por eso estoy determinada a saber quiénes son esos hombres y qué buscan de mi, porque siempre me ven fijamente creyendo que yo no me doy cuenta.

¿Cómo no hacerlo? Es como tener a un perro mirando a su dueño, si, extraño.

Antes no quería saber nada de mi pasado, de aquellos recuerdo que perdí porque asimilé que si los olvidé fue por algo, por lo que no me preocupé por traerlos de regreso, sin embargo ahora el juego cambió.

Más teniendo a Amal en mi sala esperando por nosotras para llevarnos al parque, Allen tuvo que salir de viaje de negocios con urgencia por lo que tengo niñera.
Entiendo su miedo, que yo esté sola con mi hija en uno de los tantos arranques de nervios por culpa de los recuerdos es una excusa válida para estar protegidas por alguien de confianza.

He ahí mi desconformidad ¿Se puede confiar en ellos? ¿Por qué? Solo son amigos de Allen, mismos que no ve desde hace años y que de la nada aparecen delante de mí puerta con disfraces ridículos.
Lo más chisto de eso es que solo los utilizaron el día de la cena, ahora sí los veo como son y eso es frustrante.

¡Son hermosos los cabrones!

Ahora tengo que ver a Amal, es con el que menos interactué desde que llegaron, solo un saludo y nada más. Hasta creo que el del problema es él, no yo.

- Vamos a prepararte, cariño- le digo a mi princesa, ya tengo su ropita lista.

Un vestido azul claro con detalles en flores bordadas y sus escarpines tejidos a mano por mi, si, quiero hacerle ropa a mi hija hasta que nada pueda caber en su clóset.

Amal Das, un hombre muy bello como ese color de piel chocolate al igual que sus ojos y barba cortada a la perfección. Es callado hasta que logra entrar en confianza, lo digo porque al único de la cena solo miraba lo que sus amigos decían sin intervenir u opinar, eso hasta que Allen lo incluyó en la conversación.

Me agrada, parece ser el más sensato de los seis.

- ¿Aria?- oh sí, Allen les dió la llave de mi casa a cada uno.

No me gusta mucho, tienen más confianza de las que yo les permito.

- ¡Arriba!- grito asustando a mi hija en el proceso, es muy sensible a ciertos sonidos, uno de esos es cuando elevo mi voz. - Lo siento bebé- beso su cabecita logrando calmarla.

- ¿Freya? ¿Ella está bien? Dios, Allen nos dijo que se enfermó ¿Tenemos que llevarla un médico? Que pregunta idiota, claro que hay que llevarla ¿Dónde está su bolso?- mi mano llega a su brazo para detenerlo.

Proyecto: Reforma  (+18) (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora