Capítulo 10

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10. OFERTAS IRRECHAZABLES

Durante la cena, Rhys estuvo muy callado.

Pensé que sería por la oferta que le había hecho el señor Scott, quizá... ¿Se lo estaba planteando de verdad?

A ver, al fin y al cabo... Minnesota era su casa, estaba cerca de su hermana, o al menos más que desde Australia. Podría volver a vivir de lo que le gustaba, podríamos... vernos.

Pero en Australia le retenían demasiadas cosas. Y yo no quería ser el inconveniente del que dependería para tomar esa importante decisión.

Vibró mi móvil y lo cogí. Mi padre ese día estuvo como loco por llamarme un momento para poder felicitar a Rhys, a su amigo del alma. Claro que ni a ti, ni a él ni a mí nos lo afirmará nunca, pero a estas alturas no es ningún secreto que lo adora.

Hunter Scott: Estás guapa con ese vestido. No tanto como con el negro, pero... te resalta los ojos. Más.

Dejé el móvil apoyado en la mesa.

¿Pero q...?

Alcé la mirada y me lo encontré ahí, sonriendo, como si no fuese raro mandar un mensaje así a tu exnovia.

Fruncí las cejas en gesto de confusión.

Además que me dijo que no me quedaba tan bien como otro vestido, no sé yo si eso era un cumplido... y si lo era, qué peculiar.

Maddie: ¿Gracias? Supongo.

Me giré de nuevo hacia Rhys, que estaba igual de ido que al principio de la cena.

Acaricié su nuca y eso pareció hacerle reaccionar, me miró.

-Ey... ¿Qué te pasa? -Murmuré.

-Nada, estoy cansado de los partidos y eso -Hizo el ademán de sonreír.

Suspiré. Claro que estaba así por la propuesta.

La cena no fue nada del otro mundo. Bueno, sí. La comida debía de ser carísima, pero... de alguna manera, no sé porqué sentí que arruiné su cumpleaños.

-Puedes contármelo -Insistí, y se le erizó la piel cuando metí un poco más mis dedos dentro del cuello de su polo.

-Puedes... hacer otra cosa -Murmuró, y me agarró de la mano.

Lo miré confusa, y se levantó de la mesa.

¿Adónde íbamos? Ni idea, pero ni siquiera me lo cuestioné. Seguí a ese culito pomposo y espalda de vikingo que tiraba de mi brazo con cierta necesidad.

Cuando dije que Rhys era la persona menos romántica del mundo, lo decía en serio.

Nos metimos en el baño de las chicas.

Nos. Metimos. En. El. Baño. De. Chicas.

Como si fuésemos dos adolescentes con las hormonas alborotadas. Bueno... para qué mentir, yo ya no era una adolescente y aún así, con él, seguía comportándome como tal.

Cerró la puerta con pestillo y me sentó rápidamente en el lavabo, haciéndose un hueco entre mis piernas y acariciando mis curvas. Con ansia, hundió sus labios en mi clavícula y yo suspiré.

-Rhys... ¿Aquí? -Reí -. ¿En serio?

-Eres tú la que me ha metido mano bajo la mesa... date por contenta por haber conseguido llegar hasta aquí -Murmuró contra mi piel, y me hizo cosquillas.

Lo agarré de la nuca y levanté su mirada, juntándose con la mía.

Era tan precioso... nunca me cansaría de decirlo.

FUGAZ © [ARDENT#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora