Capítulo 33

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33: INCONSCIENTE

Jamás pensé que iría a sentirme mal después de la despedida de los amigos de Rhys. No por nada, todos me caían bien. Bueno, no todos, pero... Chloe me abrazó. Chloe me abrazó y me miró sin ningún tipo de resentimiento, y quise llorar cuando me soltó:

—Gracias, Maddie —murmuró, mientras el resto se despedía —. Por tener tanta paciencia conmigo. Y... por no odiarme después de todo lo de Rhys. Y, bueno. Por...

Las dos miramos hacia Noah, ya que la escena no podía ser más icónica. Dos chicas se habían acercado para pedirle el número de teléfono —qué raro, Noah ligando —, y, para nuestra sorpresa, puso cara de espanto y se negó rotundamente. Chloe se quedó boquiabierta al igual que el resto, porque no era muy usual en él un comportamiento tan... ¿Cerrado a ligar?

Entonces, él les dio la espaldas bien digno, cerrando los ojos, y de pronto abrió uno y comprobó que, en efecto, Chloe lo había visto. Y le estaba sonriendo.

Vaya cara de tonto se le quedó, madre mía.

—Y por eso —añadió, sonrojada.

—No hay de qué —sonreí, realmente orgullosa —. Aún no puedo creerme que vosotros dos...

Puse una mueca extraña, y las dos nos echamos a reír.

—Pero me alegro, de veras.

Su sonrisa se ensanchó, pero creo que tanto ella como yo llegamos a la conclusión de que habíamos sonreído demasiado. Adaptó una expresión más seria y las dos nos aclaramos la garganta, algo incómodas.

—Espero que te vaya todo bien —finalizó, alejándose y dirigiéndose hacia el resto.

Asentí y le deseé lo mismo.

Mientras se dirigían a la puerta de embarque, Monti se ponía sus cascos con los que no escuchaba a nadie, Coop enseñaba los billetes a la recepcionista y Noah se despedía de nosotros moviendo la mano como si fuese la mismísima reina y no nos fuésemos a ver jamás.

Y Rhys se quedó ahí, frente a ellos. Solo Noah lo estaba mirando, ya que el resto ya se había despedido. Pero aún así, se quedó ahí.

Sabía que aquello era duro para él, que realmente eran como una especie de familia, y tener que despedirse de nuevo sería algo así como reabrir una herida, una herida grande, porque recordar, siempre duele. Sea lo que sea.

Me acerqué lentamente a él rodeando su torso con mis cortos brazos y apoyé mi mejilla en su espalda. Soltó un suspiro, y poco a poco fue atrayéndome hacia él.

Sabía que necesitaba su tiempo. Que, obviamente, le dolería. Y a mí, siempre me gustaba que me diesen mi espacio para asimilar las cosas. Sin embargo, creo que Rhys era todo lo contrario. Porque se había acostumbrado a no recibir apoyo por ningún lado, aprendió a sobrevivir confiando en nadie más que en sí mismo, y eso no es justo para nadie.

—¿Estás bien? —susurré, mientras perdíamos de vista a sus amigos.

Bajó la vista hacia la pesada que aún lo tenía rodeado e intentó esbozar media sonrisa.

—Creo que sí.

—¿Crees? —repetí, confusa.

Ensanchó su sonrisa y resopló, ahora rodeándome él con sus brazos.

—Es que no me gustan las despedidas.

—Lo sé, ¿Nos vamos a dar un paseo para despejarte? —propuse, más que nada para que desconectara un rato.

FUGAZ © [ARDENT#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora