FUGAZ © [ARDENT#2]

Capítulo 34

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Agarraos, que vienen curvas, jeje. No me odiéis demasiado.

34: ARRIBA EL AZÚCAR Y ABAJO MADDIE GRIFFIN

No me lo podía creer. Pero sí, allí estaba. En la parada de autobús más cercana al edificio de Hunter y, por si fuera poco, llovía. Llovía mucho.

Y me sentía mal. Hunter seguía con muletas debido a su lesión y literalmente lloraría si se tropezase por la lluvia o tuviese algún incidente. No soy tan mala exnovia.

Así que me acerqué con cuidado para no tropezarme yo tampoco -que nos conocemos, y la primera torpe soy yo -. Me cubrí la melena con los brazos para no mojarme y parecer un maldito arbusto. Varios señores mayores que esperaban al siguiente bus me miraban mal.

Lo siento, una no puede ir siempre glamourosa.

Y ahí estaba. Con su sonrisa socarrona pasándoselo en grande al verme cubierta cutremente y poniendo malas caras a la vida, en general.

-Ríete otra vez y te corto las pelotas -advertí de mala manera.

-Me encantaba tu mal humor, pero no sabía que tanto -sonrió, peinándome como buenamente pudo.

Me dio un repaso nada disimulado, y yo me bufé. No había cambiado en absoluto.

-No era lo que yo quería... -comenzó, mirando a mis piernas enfundadas en un pantalón de cuero negro - Pero me conformo. Y eso que no te he visto ni el cul...

-¡Hunter! -rechisté, molesta -. ¿Se puede saber cuándo pararás de ligar conmigo?

En cualquier otro momento, me habría avergonzado por decirlo tan abiertamente, y más a Hunter, la persona más orgullosa y arrogante del mundo, pero a estas alturas, incluso el más inocente se daría cuenta que no paraba de tirarme la caña.

Comenzamos a andar y yo lo agarré del brazo, asegurándome de que no iría a caerse. Sonrió.

-Nunca. Bueno, cuando volvamos juntos, nos casemos... y bla, bla, bla. Pero no seamos aburridos. ¿Qué tal tu semana?

Casarnos. Volver. Hunter y yo. Madre mía.

Si supiese la promesa que tenía con su hermano... y lo muy enamorada que estaba de su mejor amigo. En fin.

-Pues bien. Mejor de lo que me esperaba.

-Uh, ¿Y eso? -Enarcó una ceja, vacilante -. ¿Lo has dejado ya con tu estúpido novio?

Frené en seco.

-Lo primero; no es estúpido, así que no le llames así. Solo puedo insultarlo yo.

Alzó las cejas, incrédulo ante mi tono molesto.

-Y lo segundo; no. No lo hemos dejado, así que, ¿Qué tal si dejas de tirarme fichas y vamos a hacer la compra, que es a lo que he venido?

Se bufó y volví a agarrarlo del brazo, pero algo más tensa. Sí, así era nuestra relación: vacile por vacile. Pero ¿Hablar así de Rhys? No. Ni de coña. Al menos no delante de mí.

-Mads...

Ni siquiera lo miraba.

-Cuando dejes de comportarte como un crío, entonces dirígeme la palabra -mascullé.

Se paró en mitad de la acera, lo que hizo que también me parase yo. Rodé los ojos cuando vi que ladeaba la cabeza y esbozaba media sonrisa.

-Sabes que lo digo en coña -me dijo, y tiró un poco de mi sudadera para acercarme a él -. Venga, no te enfades.