Capítulo 36

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¡¡Vuestro Rheesy Rhys, está aquí de nuevo!!

No te olvides de comentar, ¡Sabes que sin tu apoyo no estaría aquí! <3

Dicho esto, os dejo con... *redoble de tambores*: El penúltimo capítulo de Fugaz. Qué fuerte, ¿Verdad? Pero sí, es el penúltimo. Cabe destacar que seguramente haya un epílogo, así que aún queda, jeje.

¡Dicho esto, a sufrir y a leer! :/

————

Bajé las escaleras a toda prisa con un nubarrón tan inmenso en la cabeza que no era capaz de pensar en nada.

En nada salvo en todo, quiero decir. Porque siempre hacía lo mismo. Nunca podía parar de pensar. Y lo hacía a toda velocidad.

Y era una maldita locura.

Abrí la puerta del portal con necesidad. Sentía la boca seca, la respiración justa y, ese golpe de aire fresco y lluvia era justo lo que necesitaba. Espabilarme.

Entonces respiré mucho mejor.

Dos focos centellearon en el aparcamiento del barrio, y reconocí rápidamente su coche. Menos mal que ya estaba aquí.

No consideraba que estuviese emocionalmente pendiente de él, como insinuó Drew el día que Rhys llegó a la ciudad. Pero ese día sí que sentía esa necesidad de achucharlo y pegarme a él lo antes posible.

A pesar de llover, obviamente salió del coche. Siempre lo hacía. Era como si se obligase a él mismo de hacerlo.

Se apoyó con aire despreocupado en la parte opuesta a su puerta, cruzando el tobillo y sus brazos. Sonriendo.

Corrí con cuidado para no tropezarme y hacer el ridículo, ya que era mi especialidad. Sorprendentemente, no me caí. Porque me atrapó.

Me vi totalmente envuelta en sus brazos, que tiraban fuerte de mí. Me pegué tanto a su cuerpo que temí dañarle la espalda al chocar contra el coche. Olvidaba que, comparado con la suya, mi fuerza era la de una hormiga.

Alcé la mirada y ahí estaba. Mi sonrisa favorita y la más bonita del mundo.

—Aquí estás —sonrió, y a pesar de pegar mis labios a los suyos, él seguía sonriendo.

Le llené la cara de besos y él gimoteaba, aunque a mí no me engañaba; aquello le encantaba.

—Oye... ¿Qué pasa? —preguntó finalmente, agarrándome la cara con las dos manos e inspeccionando mi expresión.

Insegura, triste, harta.

—Lo siento. Lo siento muchísimo. En serio, yo...

Ni siquiera era capaz de terminar la frase.

—No importa. Sea lo que sea —y, por desgracia, elevó la mirada hacia el bloque de pisos de Hunter —, no importa.

Elevé mis talones quedándome de puntillas, me impulsé hacia él, agarrándome de sus hombros fornidos y Rhys tiraba de mi cadera, como si pidiera más.

—Te he echado de menos —murmuré, a escasos centímetros de sus labios. Eran irresistibles —. ¿Cómo ha ido...?

Su boca chocó torpemente con la mía, como si llevásemos años sin vernos, sin tocarnos. Como si nos añorásemos desde hace mucho tiempo.

Y las ganas de más, de seguir con aquella escenita, eran inmensas. Tanto, que perdí el control de mi propio cuerpo.

—¿Rhys? —murmuré, zafándome de su beso espectacular durante un segundo.

FUGAZ © [ARDENT#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora