Capítulo 2

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2. LLEGADA

La noche siguiente quedé con Drew en su casa. Su madre me invitó a cenar sus típicos espaguetis que tanto nos hacía cuando éramos pequeños, y después subimos a su habitación. Un año después seguían entrándome escalofríos al recordar la locura que cometimos.

Drew se tumbó en su cama y yo lo imité, cogiendo un libro, como siempre.

—La semana que viene me voy de viaje —Le informé, y ladeó la cabeza hacia mi dirección.

—¿Adónde?

—A la casa de verano de Vee, la novia de Rachel, mi amiga. ¿Te acuerdas?

—Espera, Vee... ¿Vee Robinson?

Fruncí las cejas.

—¿Sí...? ¿Cómo lo sabes?

Se echó las manos a la cabeza y se rio un buen rato.

—Joder, Maddie —Carcajeó —. Vee es de nuestro vecindario.

No.

No, no, no y no.

No podía estar hablando de su casa de verano, no podía ser en el mismo lugar. Era... prácticamente imposible.

—¿Cuánto tiempo vas a estar?

—Creo que dos semanas, pero... ya veré. Tampoco quiero molestar.

—Pues entonces nos veremos.

—Perdona, ¿Qué?

Me miró raro.

—Vamos a ir a celebrar el cuatro de julio y nos quedamos hasta el final del verano, como siempre.

No me acordaba de que los Scott tenían una casa de verano. La mayoría de los veranos que pasamos juntos solían invitarme un día a dormir allá. Drew y yo nos bañábamos todas las noches en su piscina, una piscina casi olímpica. También íbamos a la playa e intentábamos pescar con el señor Scott, pero nosotros a nuestra manera: con las manos.

¿Éxito? Nulo, pero nos lo pasábamos genial.

Tragué algo nerviosa y me recosté.

No me apetecía sacar el tema, pero... sí, me inquietó.

—Ah, y... ¿Vais todos?

Hizo una mueca enseñando los dientes, y ya empecé a agobiarme.

Iba a venir. Lo vería prácticamente a diario, vendría con nosotros, yo... no podía. No quería verlo, no quería que dificultase las cosas aún más. Necesitaba más tiempo estando separada de él.

—Maddie...

—No, no me digas que me calme. Entiéndeme —Le rogué.

Hundí mis dedos en mi melena y él acarició mi espalda con la mirada perdida.

—Míralo así. Tú irás, mi hermano también. Yo iré, Ola y tú también. Bueno... nos tenemos el uno al otro, ¿No? Para apoyarnos.

Sonreí lentamente hacia él.

—Tienes razón.

—Además, no creo que vayas a coincidir con mi hermano. Suele ir al club y tiene amigos allá, así que...

Se me quedó mirando un momento.

—Sé que mi hermano es un gilipollas y no cambiará tu opinión lo que te diga, pero... estaba menos gilipollas cuando estabais juntos. Era más soportable.

FUGAZ © [ARDENT#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora