14: VIERNES ENFERMIZO
Llegue a clase algo más apurada de lo normal, pero por suerte, entré justo a tiempo. No sé si fue por la llegada de Rhys, que me sentía mucho más despistada. Esa mañana, él tenía su primer entrenamiento, así que estaba algo pendiente de que pudiese contarme qué tal le había ido.
La clase se me pasó más lenta que de normal. Los minutos no pasaban, mi cabeza estaba como embotada, hacía calor... ¿Cómo podía hacer tanto calor si el día anterior me moría de frío? Me abaniqué. Incluso me quité el jersey.
Esa mañana, no desayuné. Menos mal que Drew tenía un examen y no pudo comprobar si lo había hecho o no, porque probablemente no se habría ido hasta que comiese algo. Tenía el estómago totalmente revuelto, dolorido.
Entregué el trabajo anoche, así que de eso no tenía porqué preocuparme. Aún así, me quedaba uno mucho más denso, conque no podía perder el tiempo y dejarlo para el último momento, algo muy propenso en mí, la verdad.
Tragué fuerte, tenía la boca pastosa, seca. Me pasé la mano por la frente, y después por la nuca. Estaba sudando.
—¿Puedo ir al baño?
El señor Roerig asintió y en cuanto me levanté de mi sitio, me tambaleé. Me dio un pequeño mareo.
Salí lo antes posible al pasillo, donde por suerte no había demasiada gente como para agobiarme aún más de lo que ya estaba. ¿Qué diablos me pasaba?
Entonces me llevé la mano al estómago, y la otra a la boca.
Iba a vomitar.
Corrí al baño y me cerré con rapidez la puerta del cubículo, me agarré el pelo y me sujeté a la porcelana. Estaba fría comparada con mi temperatura corporal, pero no pude detenerme mucho más a pensar en mis síntomas ya que eché hasta las tripas.
No podía parar, y no sé porqué pero las pocas veces que vomitaba, acababa llorando. Puede que por el esfuerzo, pero creo que era más por la impresión.
Cuando terminé, me senté en el suelo e intenté respirar. El corazón me latía a una velocidad desmesurada, y justo cuando pensaba que estaba mejor, volví a vomitar.
Escribí a Drew. No podía seguir en clase.
Me recogí el pelo, la sensación de tener la cara tapada me agobió con solo pensarlo. Odiaba llevar el pelo recogido. Me lavé las manos, la cara y la nuca. También me enjuagué la boca. Recogí mi mochila y salí del centro lo antes posible.
Me costó una eternidad llegar a la residencia, pero el salir a la calle me vino bastante bien, sentí el frescor de la mañana chocando con mi cara y me espabiló bastante. Aún así, sentía unas punzadas en el estómago devastadoras.
Por fin llegué a mi habitación. Entré, me quité el calzado, la chaqueta y dejé tirada por ahí mi mochila.
Entonces sentí como si un riachuelo recorriese mi cuerpo, interiormente. Si es que eso tiene sentido.
Oh, no. No podía ser.
No... no me tocaba.
Pero efectivamente, lo era. Abrí la cómoda, saqué una braga limpia y me metí en el baño.
Me había bajado la regla, algo prácticamente imposible teniendo en cuenta que la tuve hace un par de semanas, como mucho.
Susan llevaba bastante tiempo insistiéndome en coger cita en el ginecólogo, pero de solo pensarlo me revolvía las tripas, literalmente.
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FUGAZ © [ARDENT#2]
Novela Juvenil[BILOGÍA ARDENT #2] Dos meses daban para mucho. Para salir, relajarte, socializar, hacer un cambio de look radical o volverte loca. Maddie Griffin prefirió la última de todas. Dos meses después de su viaje inesperado a Australia, se encuentra en Mi...