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Todos los Bridgerton tiene algo precioso para destacar con sus parejas, y si hay algo de eso entre Penelope y Colin, son sus miradas de devoción y adulación.
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Abril ya se nos viene encima, y con él otra temporada social aquí en Londres. Las madres ambiciosas ya hacen el recorrido por las tiendas de ropa y talleres de modistas con sus queridísimas hijas debutantes, impacientes por comprar ese vestido de noche mágico, el que
sencillamente saben marcará la diferencia entre el matrimonio y la «solteronía».
En cuanto a sus presas, los solteros empedernidos, el señor Colin Bridgerton ocupa nuevamente el primer lugar en las listas de maridos apetecibles junto a su hermano, Benedict, quien, curiosamente, se vio muy interesado en una señorita de buena presencia, en la fiesta de cumpleaños de Lady Violet Bridgerton, esperemos que puedan llegar a algo más que un flirteo.

Esta autora tiene el gusto de asegurar, nuevamente, que, como siempre, los Bridgerton serán los populares de la temporada, especialmente por tener bajo su techo al próximo diamante: Francesca Bridgerton. No es de extrañarse que me ocupe de declarar a la señorita Bridgerton la impecable antes de tiempo, pues ese trabajo le sale mejor a esta autora que a su majestad, la reina, no olvidemos su fracaso anterior.

Esta autora también quiere pensar que la señorita Penelope Featherington al fin tendrá las oportunidades que no ha tenido en estos últimos dos años y medio, quizá, ahora que tiene un gusto más exquisito, pueda atrapar  a un soltero de buen rango, aunque esta autora no se fía mucho de sus habilidades ni las de su descarada madre.

REVISTA DE SOCIEDAD DE LADY WHISTLEDOWN

Su majestad tiró de mala gana el panfleto y enseguida las ganas de golpear a Lady Whistledown aparecieron.

—¿Quién se cree Whistledown para elegir un diamante antes que su alteza real y reprochar de manera bochornosa sus decisiones y errores? —espeto, mirando de mala gana a sus lacayos.

Ya era suficiente, necesitaba atrapar a esa mujer. No podía creer que todavía no la tuviese entre sus manos. Pero el día que pasara eso, acabaría con ella, sus allegados y cómplices. Lo juraba por la corona.

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El señor Albansdale se interesaba mucho en Penelope, para él parecía: inteligente, divertida; luego de cenar, en la casa Featherington, se sintió muy agradecido porque ella estuviese soltera.

No había nada tan placentero como una señorita libre de compromisos esperando que alguien ganara sus corazón.

—Me ha encantado este postre —dijo lord Albansdale, mirando con felicitación a lady Portia.

Podía ser irritantes para muchos, pero lord Albansdale observaba algo en ella: un cariño sincero hacia sus hijas, uñas con la capacidad de defenderlas. Algunas madres, en esa sociedad, solamente buscaban lo mejor para sus hijas para no ser parte del tema de la comidilla, en cambio ella y lady Violet, de verdad apreciaban a sus hijos, sin importar nada.

—Gracias mi lord, puede volver mañana si lo desea y haremos más.

—Madre —murmuró apenada Penelope.

—No se preocupe, señorita Featherington. Me gusta la iniciativa —el señor Albansdale parecía hacer énfasis en <<iniciativa>>

Portia lo notó y se alegró tanto que no pudo disimula ni calmarse.

—¡Oh, lord Albansdale, debería usted proponerle a Penelope el primer baile del inicio de temporada, a ella siempre la acaparan los Bridgerton, pero ahora, bueno, tendrá más tiempo libre!

Cortejando A Penelope Featherington Donde viven las historias. Descúbrelo ahora