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—Hermana, ¿por qué tu actitud hacia Penelope es muy agresiva? —discutió Colin, sentado junto a Eloise mientras esperaban las noticias de Penelope.

Eloise no le respondió nada a Colin.

—No estás muy elocuente los últimos días, eh.

—Colin, cuando fuiste a ver a lady Crane, ¿te pareció que era feliz?

Colin se admiró por tal pregunta, si era sincero, desde que abandonó la propiedad Crane, aquella vez, no volvió a pensar en Marina.

Siempre se preguntaba que habría pasado si lady Whistledown no la hubiese revelado. ¿Habría sido feliz meses después? No, porque Marina lo iba llevar al altar con mentiras de por medio.

Francamente, visitarla le dio una perspectiva diferente de lo que habría sido su futuro con ella: por más buenos que fueran ambos, no serían felices, dejando de lado el embarazo, ya que, Marina, no era feliz y se podía ver en el brillo de sus ojos, nadie podría hacer feliz a lady Crane porque el único que lo lograba, había fallecido.

Colin vio el reflejo de lo que su futuro hubiese sido: infelicidad, amargura, depresión. No odiaba a Marina, de cierta manera, quizá la entendía porque sus posibilidades fueron demasiado limitadas.

—Hermana, no importa quien hubiese sido el esposo de Marina, si lord Crane o yo, ninguno habría acabado feliz.

—¿Y qué opinas de que lady Whistledown la haya expuesto? ¿No piensas que habría sido mejor enterarte en privado?

Colin puso una pierna sobre otra, reflexionó.

—No creo que Whistledown fuera a salir de su anonimato solo por mí, estuvo mal pero si no fuera por ella ¿Quién más me habría advertido? Le veo las dos caras a un asunto, Eloise, la mala y la buena, eso me basta.

Eloise no tenía intenciones de corromper los pensamientos cariñosos de Colin hacia Penelope, no obstante, necesitaba entender qué sentía Colin respecto Whistledown.

—¿Penelope? Ella lo sabía.

Colin la miró.

—Sí,  y a su manera intentó advertirme y yo hice caso omiso; ella hizo todo lo que pudo, además, tampoco iba a traicionar a su familia, alguien como ella no es capaz de hacerle daño a nadie.

Eloise se sintió triste. Ya que,  en ese momento, aunque fuera nuevo, entendía muy bien los sentimientos de Penelope hacia Colin, y no sabía si aquello acabaría bien.

Definitivamente, Colin no tenía idea de lo que era Penelope, ciertamente, nadie la conocía por eso nunca sospechaban de sus intenciones.

—Y... ¿Qué opinas de que Whistledown haya publicado sobre mí?

—Ah, eso si no me gusto, estoy agradecido pero no la perdonaría por eso. Aunque, nadie se libra de esa escritora.

—Creo que lo he superado —no mentía. Lo que no superaba era la traición. Le costaría entender las razón de Penelope y no había que juzgarla, necesitaba tiempo.

—El escándalo de Anthony y Kate fue conveniente para eclipsar lo tuyo, aunque eso estuvo mal.

—Ya, no quiero oír más regaños —advirtió Eloise.

El doctor y Portia entraron a la sala, con Prudence detrás de ellos. Portia venía sonriendo, lo que le dio esperanzas a Colin.

—Penelope está muy bien, señor y señorita Bridgerton —sonrió —. Gracias por preocuparse por ella.

—¿Y qué tenía?

—Fue solamente cosa de un momento, en ocasiones grandes anuncios desatan emociones fuertes —dijo el doctor a Colin —. Solo debe comer y descansar.

Cortejando A Penelope Featherington Donde viven las historias. Descúbrelo ahora