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Tatuajes y Conversaciones Ajenas

Brigid

Siento como alguien me cubre el cuerpo, pero no tengo tanta fuerza como para abrir los ojos y ver de quien se trata, solo quiero dormir, siento el cuerpo bastante a dolorido como si hubiese hecho ejercicio por horas y los párpados los sentía demasiado pesados, así que me dejo llevar por el sueño.

Por primera vez solo caigo en una profunda oscuridad, no veo a Stella y tampoco a mi padre, todo estaba oscuro.

Me acurruco abrazando la almohada, restriego mi mejilla en esta y frunzo el ceño confundida al sentir la almohada peluda, suelto un quejido y trato de girarme, pero algo duro me lo impide. Intento moverme de nuevo, pero aquello se aferra a mi cintura como si fuese un grillete, abro los ojos y solo me encuentro con la oscuridad, volteo a ver hacia la ventana y no hay nada de luz que se filtre por esta.

— Ya deja de moverte — Mi cuerpo se tensa al escuchar su voz ronca y adormilada. Es entonces que me doy cuenta que mis piernas estaban enredadas con otras. Me esfuerzo por mirar en la oscuridad.

Alzo la vista y noto la barbilla con una barba de días, sus labios cerrados, un poco hinchados y rosados. Su pecho subía y bajaba pacíficamente. Lo más extraño de todo esto era que ambos estábamos demasiado cerca, él tenía su brazo izquierdo estaba encima de mi cintura mientras que la otra estaba debajo de mi cabeza, uno de mis brazos estaba sobre su pecho y la otra estaba debajo de su brazo derecho. Esto era demasiado íntimo después de varias rondas de sexo casual...

Trago saliva sin saber que hacer, no quería moverme para no tener que despertarlo y pasar un momento incómodo, así que me dispongo a ver sus tatuajes. Acaricio su pecho que tenía un poco de bello, pero que también había un tatuaje, era una rosa con una cinta alrededor que decía Mamma en letras cursiva. Tenía un reloj de bolsillo con un ojo adentro y pequeñas serpientes que marcaban la hora hora y los minutos en medio de su tórax. Bajo un poco más la mirada y noto que tiene tatuada una frase en italiano en su costilla izquierda.

Io sono la nuova religione che vi farà inginocchiare

Enarco una ceja mirando a el rostro pasible de Balderik, quizás no entendía mucho el italiano, pero estando aquí durante un tiempo he podido captar algunas palabras.

Recorro con la mirada su brazo, sus hombros y su cuello y no hay rastro de otro tatuaje. Balderik se mueve un poco y me atrae más hacía su pecho, inhala y suelta el aire en un suspiro cuando me tiene un poco más arriba de su cuerpo. Bien, esto ya era incómodo, necesito salir de aquí antes de que decida cambiar de posición y me tenga debajo de él. Aunque no me quejaría si el momento fuese igual que hace un momento atrás antes de quedarnos dormidos.

Levantó un poco el rostro he inspecciono un poco más su rostro antes de poder quitar sus brazos de mi cintura.

Su mandíbula remarcada y cubierta por su barba de días, piel morena blanca, cejas pobladas y rectas, nariz fina, labios un poco delgados, pestañas largas y logro ver un pequeño lunar cerca de su ojo izquierdo y otro lunar cerca de sus labios igual de lado izquierdo. Su cabello revuelto y de color castaño oscuro.

Este hombre altera mi corazón sin siquiera tocarme, con solo pensarlo ya me estoy dejando seducir por aquella mirada verdosa he intimidante, por aquellos labios que me tientan a pecar. Él tiene razón al decir que mientras más prohibido sea, se vuelve más deseable.

Ahora ambos nos habíamos condenado al dejarnos seducir por la tentación, jamás creí que pudiera llegar a experimentar tanto placer con un hombre como él, mucho menos creí que podría importarme menos el arder en su infierno, al contrario, disfrute demasiado arder en el.

Atracción PeligrosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora