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Apofis y Jichi

La mañana siguiente resulta ser menos tranquila que la anterior. Me siento como si de nuevo fuese un adolescente, con Maksim y Seth sentados frente a mi, uno diciendo chistes malos y el otro diciéndole que se calle sabiendo que pierde su tiempo pidiéndole lo mismo a cada nada. Aunque esta vez estaba sentada Brigid en la mesa, ella era la única que se estaba divirtiendo con los chistes malos de Maksim, me agradaba verla feliz, pero en el fondo sentía una acidez que no me agradaba nada.

— Había olvidado los desayunos simples en Italia — Comenta mientras deja su taza a un lado, su mirada estaba sobre mí y su ceño se frunció levemente — Hasta parece que tiene en su plato a las víboras de nuestro jefe aquí presente — Me señala con la mirada — No me sorprendería que ese sea tu desayuno, siempre estás lleno de veneno.

— ¿Víboras? — Pregunta Brigid un tanto confundida, ella al parecer no conoce a las niñas de mi padre, aunque en realidad una era mía y la otra de Hela.

Apofis era la serpiente de Hela, era una Taipán, una serpiente de escamas pequeñas y negras. La serpiente terrestre más venenosa del mundo, fue el obsequio de mi padre cuando Hela cumplió quince años. Hela la nombro Apofis porque este representaba la encarnación del caos.

Jichi es la famosa mamba negra, también es extremadamente venenosa, pero está mide un poco más de cuatro metros, su color de piel variaba del gris al marrón oscuro. Mi serpiente que fue obsequiada al cumplir los diecisiete. La nombre Jichi porque provenía de un ser mitológico con forma de serpiente gigante conocido en las culturas nativas de las tierras bajas de Bolivia. La mamba negra es grande y le hacía honor al nombre, una serpiente gigante. Jichi.

— ¿Aún no te las enseñan? — Pregunta Maksim — Seguramente porque si las ves, vas a querer irte a otro lado, sobre todo cuando veas a la más grande.

— Me gustaría verlas, cuando estaba... — Se aclara la garganta — Cuando me anime a trabajar, me toco conocer animales exóticos, un tigre de bengala y una anaconda. La serpiente se llama Serafina y el tigre de bengala se llama Cronos — Noto como sus ojos brillan al mencionar a ambos animales — Siempre me sentí atraída por los animales, más si son exóticos, así que estaré encantada de ver a las serpientes — Me mira unos segundos antes de volver a poner su atención en su desayuno — Solamente si gusta el señor Ricci.

— Por supuesto, aunque tendrá que ser detrás del cristal — Aclaró — Apofis y Jichi son serpientes bastante peligrosas cuando se sienten amenazadas o no conocen a la persona, ambas solo se sienten familiarizadas con mi padre, mi hermana y conmigo, bueno, también con Gerónimo que es quien las alimenta cuando ninguno de los tres estamos en casa o no tenemos tiempo de hacerlo.

Maksim comienza a brindarle información a Brigid sobre las serpientes, me preguntaba entonces cómo es que Maksim sabía demasiado si siempre se la pasaba entrenando para subir un poco más su masa muscular.

No me agradaba mucho como Maksim se las daba de inteligente frente a Brigid, tampoco me estaba agradando su forma de mirarla y apreciarla a distancia siempre que Brigid aparecía en su campo de visión. Maksim jamás fue de tener relaciones serias, al menos no después de lo que sucedió con su última novia que lo dejó.

— Ya, deja de aburrir a Brigid — Le digo con seriedad — Ella tiene que estar concentrada en los entrenamientos.

— Y estamos reforzándolo, no te preocupes por eso — Habla el profesor está vez — Brigid está mejorando los movimientos, sus músculos van a estar hechos piedra dentro de unas semanas.

Atracción PeligrosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora