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D'angelo

Brigid

El día pasó demasiado pronto, tuve mi última práctica con Flavio para estar segura de que no iba a equivocarme a la hora de que alguien me invitara a bailar y por lo menos, todo parecía que todo saldría de maravilla. Flavio me deseó suerte antes de irse y dejarme en manos de Hela.

Ahora me encontraba en mi habitación con un par de chicas que estaban ayudándome a ondular mi cabello y a maquillarme. Hoy era la fiesta esa de la familia que ni recuerdo su nombre, me es difícil almacenar información de aquellos que no me interesan, precisamente porque no me interesa saber quiénes son.

Hela entra con dos fundas grandes de color negro, las pone sobre la cama y abre una para sacar un vestido negro de tuvo con tirantes y noto que tiene una abertura del lado izquierdo.

— Este es mi vestido ¿te gusta? — Pregunta emocionada.

— Creí que debían de ser colores claros.

— Sí bueno, yo no sigo las reglas — Se encoge de hombros — Además de que a mi me lo perdonan porque soy especial — Sonríe.

Hela ya se había terminado de ondear el cabello que le llegaba hasta la cintura, se lo colocó del lado izquierdo. Su maquillaje era un poco sencillo, sus labios rosados y brillantes, siguió el tutorial de una chica que vio en YouTube.

— Vas a ser la que resalte entre todos los invitados.

— Y sí que sí — Cuelga el vestido en la puerta del baño — Tú estas quedando realmente preciosa, estoy ansiosa por verte en el vestido que escogí para ti — Suspiro nerviosa mientras me miro al espejo. Las chicas me estaban poniendo brillos en las esquinas de mis ojos y en la punta de la nariz, no era alguien experta en el maquillaje ya que siempre me maquillaba de manera sencilla. Solo las pestañas, un poco de rubor y los labios de un tono natural, pero ahora ya tenía hasta sombras en los ojos y delineador.

— Me siento como...

— Te vez como una diosa — Veo por el espejo como Hela me admira desde su lugar — Una diosa de ojos azules — Un nudo se me hace en la garganta. Esas palabras me las había dicho mi padre... yo era su diosa de ojos azules.

Aparto las ganas de llorar incluyendo los recuerdos para no arruinar el maquillaje que tanto se han esmerado en hacerme.

— Gracias, tú igual te ves como una diosa.

— Ya, pero yo soy una diosa de ojos verdes que proviene de las tinieblas — Sonrió divertida por cada ocurrencia que dice — Me iré a poner esta belleza, espera a ver el resultado final con los tacones que he comprado, te vas hasta volver lesbiana y sinceramente no quiero herir tu corazón porque enserio le soy fiel a mi chico — Pongo los ojos en blanco.

— Ya, ojalá hubiera mujer en el mundo que me haga dudar de mi sexualidad.

— Bueno, sino fueras la gemela perdida de Megan Fox, supongo que ella te haría dudar — Hace una mueca pensativa — ¿Conoces a Angelina Jolie? O mejor ¿A la cantante Katy Perry?

— Sí, son bonitas, pero no son mi tipo — Bufa.

— Bueno entonces ¿Billie Eilish? — Niego nuevamente — Mmm necesita ser una que se parezca a mi hermano, pero sino te gusto yo, entonces no entiendo — Suelto una carcajada provocando que las chicas me regañen por moverme.

— Esa es prueba suficiente para entender que los hombres son mi único objetivo.

— ¿Estas diciendo que mi hermano es tu objetivo?

— No voy hablar de mi relación con tu hermano.

— ¿Ya tienen una relación?

— Me refiero a... — Suelto un suspiro — Olvídalo, siento que hablo con una niña de tres años.

Atracción PeligrosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora