(27)

41 3 1
                                    

Prohibir es despertar el Deseo

Balderik se aparta lentamente, apoya su frente sobre la mía mientras que ambos estábamos tratando de recobrar la compostura. Los dos estábamos muy agitados, aquel beso había sido como un huracán que vino a poner en desorden nuestra cordura, sobre todo la mía.

Yo ahora no tenía cabeza para apartarlo, para pensar en los pros y en los contras que conllevaría esta situación. Ahora solo pensaba en que él volviera a besarme de la misma manera, necesitaba sentir aquello una vez más antes de volver a la normalidad.

— Esto... es una nueva sensación — Confieso en un susurro.

Él no me mira, ni siquiera se ve que tenga intenciones de soltarme porque sus manos seguían aferradas a mis caderas.

Al parecer ninguno de los dos quería que este momento llegara a su fin.

— Balderik...

— Shhh... — Coloca su dedo índice sobre mis labios. Trago saliva con dificultad cuando su pulgar acaricia mi labio — Eres tan tentadora, Brigid — Dice para luego volver a besarme aún con más intensidad que el beso anterior.

No tardo mucho en rodear sus caderas con mis piernas, mis dedos ya tiraban de los mechones de su cabello para besarlo con urgencia.

Él comenzó a caminar a quien sabe donde, tampoco quise parar de besarlo para averiguar hacia donde me estaba llevando, ni siquiera él tuvo el valor de interrumpir el beso. Ya solo siento el frío del concreto en mi espalda y como el césped me picaba un poco los brazos.

Balderik estaba sobre mi, sus manos vagaban por mi cuerpo hasta detenerse en mi trasero, su mano derecha fue quien me dio un apretón provocando que levante un poco la pelvis para sentir su gran virilidad, él suelta un gruñido a la vez que aprieta un poco más mi nalga y sin poderlo evitar suelto un gemido sobre sus labios.

Es entonces que vuelvo a la realidad...

— Balderik — Digo su nombre con la respiración agitada. Claro que estaba disfrutando del momento, pero me negaba a llegar a más por el simple hecho de que no me podía permitir cometer un error más en mi vida — Balderik, por favor... — Empujó su pecho y es entonces que él también vuelve a la realidad.

Sus ojos verdes ya estaban bastante oscuros, sus labios estaban hinchados y rojos por los besos tan pasionales y bruscos. Se pasó una mano por su cabello antes de alejarse por completo.

Noto su cabello desordenado, su camisa aún más arrugada que antes y aquel bulto que se le marcaba en los pantalones. Comencé a maldecirme por haber interrumpido el momento.

— Perdón — Se levanta. Lo veo caminar de un lado a otro, se veía furioso, se notaba por la forma en que se pasaba las manos por su rostro y su cabello, estaba demasiado enojado.

Él me mira de nuevo, yo ni siquiera había querido levantarme del todo por temor a escuchar lo que estuviera pensando en ese momento. Yo de igual manera lo pensaba, pero no quería siquiera decirlo en voz alta porque no me sentía completamente segura de que las cosas fueran de esa manera, era prohibido, sí, pero no me arrepentía de haberle seguido el beso y llegar hasta el punto de querer tener sexo.

Para mi suerte, él no dice nada, solamente se da la vuelta en dirección a la casa y comienza a alejarse a paso rápido. Suelto un suspiro y me levantó para poder sentarme en la banca de concreto. Me paso las manos por el cabello mientras asimilaba todo lo que había pasado con Balderik, se supone que solo venía para saber si se encontraba bien... Hasta que una pregunta se me cruzo por la mente, una muy descabellada, por cierto.

«¿Él también estaba sintiendo lo mismo que yo desde hace tiempo y justo hoy llego a su límite?»

Ni siquiera podía pensar en que Balderik se sintiera atraído hacía mi, creí que le caía mal porque desde un principio dejo en claro que yo no era una invitada y que solamente me veía como su oportunidad de llegar a Desmond para cobrar su venganza.

Atracción PeligrosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora