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Sentimientos extraños

Balderik

Desde que abandone la habitación de Brigid, me he querido mantener ocupado para no pensar mucho en lo que ocurrió, en el bebé que compartía el mismo nombre que mi madre.

Y más porque cuando ella salió, me percaté del aroma dulce en el baño, sandía, creí que mi padre se había desecho de todo eso cuando me fui a vivir a otro lado.

— Sigue investigando — Le digo a Thomas — Sino veo resultados a partir de ahora voy hacer que dejen para después el descansar, no habrá ni siquiera un momento en el que coman y cuando regresen haré que los metan a los calabozos de las serpientes — Dos toques en la puerta me hacen girar con la silla. La puerta se abre dejándome ver a Guido, quien se mantiene en silencio al ver que estoy en una llamada — Resultados Thomas, quiero resultados — Cuelgo la llamada dejando el teléfono sobre el escritorio, suelto un largo suspiro entrelazando mis dedos sobre mi abdomen — ¿Qué sucede, Guido?

— El invitado de la señorita Hela ha llegado — Suelto un gran suspiro. Lo que me faltaba.

— Bien — Me levantó y salgo del despacho con Guido a mi espalda. Bajo los escalones con rapidez hasta llegar al pasillo y encaminarme a la entrada donde seis hombres estaban custodiando la entrada — Abran — Dos de ellos abren las grandes puertas dejándome ver al profesor de Brigid.

— Señor Jones — El hombre sonríe en cuanto me mira, veo detrás de él al hombre que baja quejándose por el calor. En cuanto esté levanta la mirada, sonríe al verme.

— Querido Ricci — Sonrió, no esperaba ver a Maksim aquí — Ya estás más alto, antes eras una bola de grasa — Pongo los ojos en blanco.

— Ese era tu hermano — Señaló al profesor — Yo soy el fuerte y tú el flacucho — Suelta una carcajada.

— Me sorprendió que tu hermana me hiciera venir aquí — Habla el profesor — Y más que ustedes conozcan a la alumna que recién se integró — Lo miro. Seth y Maksim fueron aprendices del hombre que nos entrenó a mi y a Hela. Los mellizos Jones fueron nuestros amigos durante unos años y este era nuestro primer reencuentro después de nueve años sin vernos.

Seth y Maksim han sido como mis hermanos mayores, los tres nos metíamos en problemas muy seguido con la ley, pero llegó un día en el que no logramos huir de ellos. El Coronel me reconoció al instante cuando íbamos en la motocicleta en las calles de Italia y claro que no desaprovechó el momento para torturarnos a los tres... Maksim llevaba un recuerdo de ese día en el rostro.

— No voy a decir que es el destino — Meto las manos en los bolsillos — Eso es una payasada.

— Y sigues igual que siempre — Habla Maksim acercándose con una mochila en la espalda, supongo que llevaba ahí su ropa, él no era de cargar con maletas como Seth — Un Amargado.

— ¿Y Brigid? — Pregunta Seth.

— Pasen por favor — Evadí su pregunta porque ni yo sabía en donde se encontraba, desde ayer que no la veo para evitar los momentos incómodos — Sus habitaciones están igual y como las dejaron — Antes Seth y Maksim se quedaban a dormir por los entrenamientos, quizás por eso nos hicimos tan unidos con el pasar de los días.

— Vaya, pensé que Hela cumpliría con su amenaza de hacer de mi habitación un cuarto de spa — Comenta Maksim provocando que Seth y yo sonriamos con diversión.

— Estuvo a poco de hacerlo — Le aseguró — Vamos — Entramos los tres a la casa y los guió piso arriba para que vayan a sus cuartos a que se instalen — Los veré abajo cuando acaben.

Atracción PeligrosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora