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Noche de pecados

Brigid

— Gracias Thomas — Cuelga la llamada para luego golpear el cristal con su codo.

— Oye pero...

— Thomas ha desactivado las alarmas — Abre la puerta con facilidad para luego subir las rejas para poder entrar al pequeño local de dulces — Tenemos solo unos cuantos minutos, date prisa.

— Pensé que los habían desactivado.

— Y así es, pero se activarán pronto, no creas que la tenemos tan fácil como piensas — Entro y veo todos los dulces, la mayoría no sabía que dulces eran porque nunca los había visto.

Balderik agarra una bolsa y comienza a vaciar las pequeñas cajas, la bolsa se va llenando con rapidez. Agarro una bolsa también y meto los dulces que tanto me gustan y los que quiero probar, en el proceso me como unos cuantos.

De pronto un sonido fuerte comienza a sonar hasta el punto en el que siento mis tímpanos reventar. Siento como alguien me toma del brazo y me jala. Ambos comenzamos a correr y justo cuando salgo las rejas caen de golpe.

— ¡Vámonos! — Corremos a toda velocidad y doblamos la esquina en donde sus hombres nos abren las puertas del auto de Balderik. Las sirenas se escuchan a lo lejos, apresuramos el paso hasta entrar al auto, nos cierran las puertas y Balderik enciende el auto haciendo rugir el motor para luego arrancar a toda velocidad.

Me pongo el cinturón de seguridad como puedo mientras que escucho las sirenas detrás de nosotros, nos estaban persiguiendo. Volteo y solo me encuentro con las camionetas de sus hombres que venían detrás, pero detrás de ellos venían las patrullas.

— Tenemos que perderlos — Digo emocionada, jamás había sentido tanta adrenalina en mi vida.

Balderik da vuelta con brusquedad, siento el latir de mi corazón cuando veo que nos esta metiendo en una calle bastante pequeña en donde dudo mucho que sea una calle donde se pueda andar en el auto.

— Sé lo que hago — Dice metiéndole más velocidad. Al parecer este hombre sabía que pensamiento tenía como para tratar de calmarme con esas simples palabras, pero se equivoca, estaba agarrando con todo y uñas el asiento del auto a pesar de que tenía puesto el cinturón de seguridad. Volteo a verlo y noto que él esta sin el cinturón.

— ¡Ponte el cinturón! — Él sonríe divertido, voltea a verme un momento y se da cuenta de que yo sí lo tengo puesto.

— Es mejor que tú lo tengas puesto — Vuelvo a mirar hacía atrás, las camionetas en definitiva no iban a poder pasar por esta calle, ambas camionetas se detienen de golpe para tomar caminos distintos y las patrullas se van detrás de ellos. Suelto un suspiro y Balderik vuelve a dar vuelta para luego apagar las luces del auto. Ambos estábamos respirando con dificultad por la adrenalina.

Miro a mi alrededor y es entonces que me doy cuenta que se ha ocultado detrás de una iglesia.

— Te embolsaste muy pocos dulces — Bajo la mirada a la bolsa que tenía entre las piernas.

— Solo me embolse los que me gustan y quiero probar, de querer tener caries me hubiera llevado todo lo del local.

— Ten — Me entrega la bolsa que estaba casi desbordando los dulces a no ser que se hayan caído la mayoría en el trayecto del escape — Tú eras la que quería asaltar un local de dulces, ahora viene uno de los siete pecados capitales — Enarco una ceja.

— ¿Y cuál de todos? ¿La glotonería? — Señalo los dulces. Sonríe divertido mientras me quita el cinturón de seguridad.

— Sígueme — Baja del auto.

Atracción PeligrosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora