Capítulo 24

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El sábado por la tarde, después de recién despertar, aún estaba en mi cama.

Estos días con Xander han sido tranquilos y agradables.

No ha mencionado a Leah en todos estos días, supongo que es un avance de que está superándola.

No puedo decir lo mismo de Patrick, ahora se ha dedicado a molestarme cuando estoy sola.

Lo peor es que no le puedo decir a nadie.

No quiero problemas.

Y tampoco me defiendo porque no vale la pena nada de lo que le diga. Para él será insignificante.

Le envié un mensaje a Clyre, pero dijo que estaría ocupada.

No sabía que hacer en todo el día.

Salí de mi habitación. La puerta de Aron estaba abierta.

Eso significa que ha salido y estoy sola de nuevo.

La verdad me gustaba cuando estaba sola.

Me hice unas palomitas y me quedé en el sillón todo el resto del día viendo películas.

Pasadas las cuatro de la tarde mi teléfono estaba vibrando.

Cuando vi el nombre de Xander en la pantalla fruncí el ceño.

Era la primera vez que me llamaba, siempre me envía mensajes, pero ha estado algo desaparecido estos días.

¿Será que le pasó algo malo?

¿Contesto?

¿Y si es una broma?

«Contesta de una vez »

Respondí dejándolo en altavoz.

—¿Hola? — pregunté.

—¿Arik?, Mierda pensé que estaba llamando a Aron, lo siento — se disculpó.
Escuché su voz un poco ronca y apagada.

—Ah — hice expresión de decepción aunque no me ve —¿Necesitabas algo?

—No, lo siento por molestar — respondió.

Iba a colgar cuando lo escuché decir algo más.

Xander dijo :

—En realidad si te necesitaba aquí. La fiebre está haciendo que alucine…

¿Está enfermo?

—¿Qué dijiste? — le pregunté.

—N-nada, adiós — colgó.

Si está enfermo debe necesitar algo para llamar.
Aron está ocupado, entonces no creo que le responda.

¿Será que voy a su casa?

Debe estar solo.

Además dijo que me necesitaba allá.

Tal vez necesite ayuda.

Sí. Voy a ayudarlo.

Fui a cambiarme la pijama rápido. Elegí un suéter manga larga porque estaba haciendo algo de frío afuera.

Salí de mi habitación, bajé las escaleras y fui a buscar mi bicicleta para llegar más rápido a la casa de Xander.

Cuando llegué, toqué la puerta y esperé unos segundos, pero nadie abría.

Toqué de nuevo.

—Aron, te dije que entra…— no terminó la frase al verme — ¿Qué haces aquí Arik?

Se cubrió la boca para toser.

Él tenía una sábana sobre sus hombros y se veía pálido.

—No te escuchabas bien y quería saber como estabas… — confesé — ¿Puedo pasar?

—Está bien — dijo bajito.

Se alejó de la puerta para sentarse en el sillón. Pasó sus manos por su rostro.
Toqué su frente, tenía mucha fiebre.

—Xander, estás ardiendo.

—Lo sé, pero no es un bueno momento ahora para pensar en que soy sexi, rara.

Negué con la cabeza.

—Ni enfermo dejas de ser arrogante — rio — ¿Has tomado algo?

—Sí, pero no me ha sido nada efectivo — sorbe su nariz y se cubre más con la manta — Hace mucho frío.

No me gusta verlo así.

—Vamos a tu habitación, necesitas recostarte — me acerqué para ayudarlo.

—Gracias, puedo subir solo — aseguró.

Lo esperé en la escalera mientras él caminaba despacio, apenas sube un par de escalones estaba por caerse.

Lo sujeté del brazo como pude para que no cayera.

Lo ayudé a subir hasta su habitación, entramos y nos acercamos a la cama.

—Recuéstate, ya vuelvo — sonreí leve.

—¿Qué vas a hacer? — me miró.

—Ya verás, sólo quédate aquí y descansa — le dije y salí de la habitación.

Fui a la cocina para  buscar alguna toalla pequeña.

Cuando la encontré bajé las escaleras yendo a la cocina. Me acerqué al lava platos. Llené de agua  luego la exprimí hasta que solo quedara húmeda y volví con Xander.

—No tienes que quedarte Ari, estoy bien — subió más la sábana hasta el cuello.

—No, no lo estás, igual no tengo nada que hacer en casa — me encogí de hombros y dejé la tela mojada sobre su frente — Con esto te bajará un poco la fiebre.

—No debimos estar tanto tiempo bajo la lluvia estos días. Ahora moriré…

—Deja el drama sólo es un resfriado — reí leve — Tienes que descansar, la semana que viene es el juego de hockey.

Él asintió.

—Eso es lo que me preocupa, su no me recupero antes no podré jugar — se quejó — Estoy muy cansado para pensar en eso.

—Entiendo, ¿Has comido algo? — lo miré.

Él negó leve con la cabeza.

—Bien, haré algo y te lo traeré — salí de la habitación antes de que se negara.

Estando en la cocina pensé que podría hacer.

La cocina no se me da muy bien, pero aún así lo intentaré.

—A ver…— miro todo en la cocina.

Creo que haré una sopa.

Comencé a buscar los ingredientes y dejé hirviendo el agua mientras tanto.

Escuché que algo cayó en el suelo del piso de arriba.

Subí rápido para ver si Xander estaba bien.

Él estaba limpiando el  agua que estaba en el vaso que dejó caer.

—Me asustaste — reí leve y me acerqué.— Tranquilo yo lo arreglo.

—Ari, tampoco es que no pueda moverme — se quejó.

—No, pero estás enfermo, y yo vine a ayudar, así que te quedas acostado.

Él volteó los ojos, pero luego se recostó y se arropó con su cobija hasta el cuello.

—¿Desde cuando eres tan mandona?

—Tomaré eso como un, gracias Arik por acompañarme y hacer mi día menos miserable…

Me quedé callada al oler a quemado.

—¿Qué? — preguntó Xander.

Mierda.

Dejé el agua hirviendo a fuego alto.

—N-nada, ya vuelvo — salí rápido de la habitación.

Bajé rápidamente las escaleras.
Cuando llegué a la cocina estaba comenzando a hacer humo.

Asomé la cabeza a la olla y el agua se había evaporado.

Apagué la cocina.

Busqué desesperada un paño de cocina para quitar la olla de la zona.

—¿Qué es lo que ocurre…?

Escuché a Xander entrar a la cocina.

Lo miré y expresión es de sorprendido.

—Pero Arik, ¿Qué carajos sucedió aquí? — me preguntó mirando el humo que había.

—Sólo estaba hirviendo agua —le expliqué con vergüenza.

No puedo hacer nada bien.

—Tranquila, sólo ten cuidado de no quemarte — se acercó para ayudarme a ordenar.

—Xander, lo siento, deberías estar descansando, no aquí ayudándome a limpiar el desastre que hice — hago una leve mueca.

—Está bien, igual gracias por intentar ayudar — sonrió leve.

Luego se sostuvo de la barra de la cocina llevando una mano a su rostro.

—¿Estás bien? — le pregunté preocupada.

—Sí, sólo estoy algo mareado — murmuró.
—Debes volver arriba para recostarte, prometo no hacer más desastres — me acerqué para ayudarlo a ir arriba de nuevo.

Él asintió y volvimos a su habitación.

Después de que se recostara bajé de nuevo para hacerle un té.

No sabía que más hacer.
Quería que se sintiera mejor.

Sé que un té no lo hará sentir mejor rápido, pero sé que al menos lo relajará.

Subí de nuevo las escaleras y dejé el té con un vaso de agua en su mesa de noche.

Él lo tomo con cuidado.

—Gracias — me sonrió leve.
—No es nada — le devolví la sonrisa — Creo que iré abajo para dejarte descansar…

—No. Quédate aquí, ¿Si?

Lo pensé unos segundos.

—Está bien, estaré por aquí — me senté en el pequeño espacio junto a él en la cama — Deberías intentar dormir, para cuando despiertes estarás mejor.

—No te vas a ir, ¿o si? — bebió un poco más del té.

Negué con la cabeza.

—Aquí estaré hasta que despiertes — sonreí.

Él sonrió también y dejó la taza sobre la mesa de noche. Se acomodó en la cama.
—Gracias por venir — me dijo antes de cerrar los ojos.

—Pensé que necesitabas compañía — reí leve y me quedé observándolo.

—Si…— susurró.

Sentí el repentino impulso de acariciar su cabello, pero me arrepentí.

Es demasiado, puede molestarlo.

Después de unos minutos se quedó dormido.

Me levanté con cuidado de la cama para cubrirlo más con la sábana.

Al bajarme de la cama pisé una especie de cartón, miré hacia abajo y me agaché para levantarlo.

Era uno de sus cómics de Marvel. Específicamente de Spiderman.

Sí creo que aún los lea, digo nunca le han dejado de gustar al parecer, si no ya los hubiese vendido o algo así.

Lo abrí para leer un poco y no aburrirme, pero causalmente se cayó un papel doblado del mismo, cuando lo recogí era una especie de carta la cual decía “Arik”.

Okey…

Tenía mi nombre.

Entonces no está mal si la leo, ¿No?

Xander está dormido y no lo notará.

Sí, la leeré.

Dejé el cómic a un lado y abrí la carta.

Estaba algo arrugada, tal vez por el tiempo que tenía guardada. Comencé a leerla, pero Xander me distrajo al cambiarse de posición en la cama para estar más cómodo.

Que bueno que no se despertó.

Carta:

No soy bueno expresando lo que siento, la verdad ni siquiera sé por dónde empezar.

¿Por qué nunca pudiste ser normal?

Nunca fuiste una amiga cualquiera, eres especial conmigo. No es algo que me moleste, pero no quiero arruinar nuestra amistad por mis tontos sentimientos.
Tal vez me rechaces, y lo aceptaré, pero debes saber que me has gustado desde siempre.

No sólo como me tratas sino por como eres.

Como dije no soy muy bueno expresando lo que siento en palabras. Hice mi mayor esfuerzo al escribir esto.

Espero algún día tener el valor de darte esta carta.

Xander.

Leí cada palabra sorprendida de lo que decía.

¿Por qué nunca la recibí?

Me agaché para revisar debajo de su cama a ver su no habían mascaras en sus cómics.

Ahora tenía mucha curiosidad.

Espero esto no esté mal, pero debí asegurarme de que sea la única.
Saqué con cuidado una caja. Sentándome en el suelo comencé a sacar los cómics uno por uno.

Esto me llevó un rato, pero no encontré gran cosa.

Luego en lugar de volverlos a meter en la caja decidí acomodarlos por número en la estantería vacía que tenía Xander.

Ojalá tuviera yo una de estas, todos mis libros estaban apilados en una pequeña repisa.

Después de terminar de ordenarlos, me levanté y senté junto a Xander en la cama.
Leí la carta como más de tres veces para memorizar cada palabra.

No quería sacarle fotos porque no quiero que nadie más llegue a leerla.

Por la expresión de sus palabras presentía que la había escrito antes de estar con Leah.

Ahora seguro me enviaría un mensaje como cualesquier persona normal.

Entonces quiere decir que la escribió casi cuatro años atrás al parecer.

Doblé la carta de nuevo y la guardé en el cómic, pero no lo guardé con el resto. Lo dejé debajo de su cama tal y como lo encontré.

¿Debería fingir que no he leído la carta?

Eso que escribió tal vez no lo sienta ahora.

Pero, ¿Qué tal si lo siente?

Siempre que pienso en un “Qué tal si” las cosas no terminan bien.

Sí, mejor voy a fingir que no la he leído.

Miré a Xander y sonreí al verlo dormir tranquilo. Como estoy cerca acepto mi impulso de acariciar su cabello.

Noto que la comisura de sus labios se levanta un poco formando una pequeña sonrisa.

Entonces si me gusta.

Nunca le había acariciado el cabello, es suave.

¿Qué Champú usará?
El mío es horrible.

Xander se acercó un poco más sin abrir los ojos para dejar su cabeza sobre mi pierna.

Dejó de acariciarle el cabello para mirarlo.

—¿Te molesto si me quedo aquí? — preguntó en un susurro refiriéndose a la posición.

—No…¿Yo te molesto si te acaricio el cabello? — le pregunté en el mismo tono.

—No. Eso me relaja, tu sigue.

Sonreí leve y continué haciéndole mimos.

Si no fuera porque una vocecita en mi cabeza a lo lejos me recuerda que esto aún es juego, lo estaría disfrutando mucho más.

Y no lo hago porque sea un juego, lo hago porque él necesita mi compañía ahora.

¿Y quien soy yo para negarme?

A los pocos minutos escuché pasos hacia la habitación.

—Bro, ya traje las…— Aron no terminó la frase al verme.

Xander medio despierta, pero no se mueve de mis piernas.

— No me digan que los volví a interrumpir — Aron nos mira a ambos.

Pues si. Mi felicidad duró cinco minutos.

—Pues… —comencé a decir.

—No, no — respondió Xander. Él se sentó al darse cuenta que estaba en mis piernas, me miró — Lo siento.

—Tranquilo — suspiré levantándome.

—Te ves como la mierda, bro — le dijo mi hermano.

Asentí estando de acuerdo.

—Bien, ya que estás aquí, creo que es mi señal para irme — reí leve.

—No tienes que irte — me dijo Xander.

—Es que… tengo cosas que hacer — mentí — Aron cuidará mejor de ti que yo. En fin, espero te recuperes pronto —le sonreí, luego miré a Aron —Nos vemos en casa.

Ambos asintieron.

—Gracias por venir, otra vez.

—No es nada Xander.

Me despedí de nuevo. Salí de la habitación rápido para bajar la escaleras y salir de la casa.

No estaba molesta con Aron. Si no con mi suerte.

¿Por qué no puedo estar tranquila con Xander más de cinco minutos?

Subí a mi bicicleta y comencé a pedalear de regreso a casa.

Mi mente aún estaba pensando en lo que decía la carta.

No lo sé.

Tal vez esté haciendo más ilusiones de las que debería tener.

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¡Hola!

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Hasta el próximo domingo.

Hasta el próximo domingo

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