Capítulo 31

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Alexander.

Cuando Arik se fue, Leah se acercó a mi.

—No le prestes atención y disfruta la fiesta — me recordó con una sonrisa. — Vamos con los demás.

Suspiré y la seguí hasta el patio.

Habían unos asientos, así que nos quedamos ahí.

Todos estaban besándose con sus parejas y yo mantenía la mirada en el teléfono.

Estaba comenzando a incomodarme.

Una chica se acercó a mi, ella estaba disfrazada de…

¿Un conejo sexi?

Parecía más como el disfraz de Regina George en Mean Girls.

—Hola, soy Mia — me sonrió.

—Hola… soy Alex — me presenté.

— Un gusto — ríe leve si se acercó para susurrarme algo — Llevo un rato por aquí y noté lo incómodo que estás aquí. ¿Quieres ir adentro para hablar?

Pensándolo bien no es mala idea.

—Bien, vamos — asentí.

Nos levantamos.

—Los veo luego chicos — les dije a los demás.

Ellos se despidieron.

Entré con la chica y nos dirigimos hasta la mesa de bebidas para rellenar nuestros vasos.

—Gracias por sacarme de ahí, no conozco a nadie más — reí leve.

—No es nada, también he estado sobrando entre parejas toda la noche — se encogió de hombros — ¿Estás en la universidad?

Negué con la cabeza.

—Ultimo año de secundaria, ¿Y tú? — bebí de mi vaso.
—También — asintió — Dime, ¿Por qué estás tan serio en un fiesta?

No sabía que se me notaba tanto.

—Es complicado — le di otro sorbo a mi bebida — No quiero amargarte con mis problemas.

—Bueno, no conozco a nadie más por aquí — ríe leve — Puedes decirme, no le diré a nadie.

—Bueno, ya que insistes…

Mientras tanto Leah y Oliver quince minutos después.

Estaban caminando entre las personas de la fiesta para poder subir a la habitación de arriba.

—Te ves muy sexi señorita Quinn — comentó Oliver a Leah mientras subían las escaleras.

—Tu tampoco estás mal, pudín — le respondió Leah con una sonrisa pícara.

Ambos subieron las escaleras. Cuando llegaron arriba se besaron con intensamente, dirigiéndose a la puerta de la habitación de Oliver.

—Aquí nadie nos va a molestar…— le susurró Leah.

Oliver abrió la puerta, entrando de espaldas a su habitación sosteniendo a Leah de la cintura mientras la besaba, pero se detienen casi de inmediato al ver que la habitación estaba ocupada.

Arik y Tucker estaban en la cama acostados de lado. Estos se sorprendieron y se sentaron de inmediato.

—Bro, me hubieses dicho que usarías la había, así no los interrumpimos…— comentó Oliver.

—Ah, ya nos íbamos, lo siento — le respondió Tucker.

Arik se levantó abrochando rápidamente su camisa de cuadros. Entró al baño para buscar la otra. Salió avergonzada.

Sólo un juego#1©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora