Alexander.
Cuando Arik se fue, Leah se acercó a mi.
—No le prestes atención y disfruta la fiesta — me recordó con una sonrisa. — Vamos con los demás.
Suspiré y la seguí hasta el patio.
Habían unos asientos, así que nos quedamos ahí.
Todos estaban besándose con sus parejas y yo mantenía la mirada en el teléfono.
Estaba comenzando a incomodarme.
Una chica se acercó a mi, ella estaba disfrazada de…
¿Un conejo sexi?
Parecía más como el disfraz de Regina George en Mean Girls.
—Hola, soy Mia — me sonrió.
—Hola… soy Alex — me presenté.
— Un gusto — ríe leve si se acercó para susurrarme algo — Llevo un rato por aquí y noté lo incómodo que estás aquí. ¿Quieres ir adentro para hablar?
Pensándolo bien no es mala idea.
—Bien, vamos — asentí.
Nos levantamos.
—Los veo luego chicos — les dije a los demás.
Ellos se despidieron.
Entré con la chica y nos dirigimos hasta la mesa de bebidas para rellenar nuestros vasos.
—Gracias por sacarme de ahí, no conozco a nadie más — reí leve.
—No es nada, también he estado sobrando entre parejas toda la noche — se encogió de hombros — ¿Estás en la universidad?
Negué con la cabeza.
—Ultimo año de secundaria, ¿Y tú? — bebí de mi vaso.
—También — asintió — Dime, ¿Por qué estás tan serio en un fiesta?No sabía que se me notaba tanto.
—Es complicado — le di otro sorbo a mi bebida — No quiero amargarte con mis problemas.
—Bueno, no conozco a nadie más por aquí — ríe leve — Puedes decirme, no le diré a nadie.
—Bueno, ya que insistes…
Mientras tanto Leah y Oliver quince minutos después.
Estaban caminando entre las personas de la fiesta para poder subir a la habitación de arriba.
—Te ves muy sexi señorita Quinn — comentó Oliver a Leah mientras subían las escaleras.
—Tu tampoco estás mal, pudín — le respondió Leah con una sonrisa pícara.
Ambos subieron las escaleras. Cuando llegaron arriba se besaron con intensamente, dirigiéndose a la puerta de la habitación de Oliver.
—Aquí nadie nos va a molestar…— le susurró Leah.
Oliver abrió la puerta, entrando de espaldas a su habitación sosteniendo a Leah de la cintura mientras la besaba, pero se detienen casi de inmediato al ver que la habitación estaba ocupada.
Arik y Tucker estaban en la cama acostados de lado. Estos se sorprendieron y se sentaron de inmediato.
—Bro, me hubieses dicho que usarías la había, así no los interrumpimos…— comentó Oliver.
—Ah, ya nos íbamos, lo siento — le respondió Tucker.
Arik se levantó abrochando rápidamente su camisa de cuadros. Entró al baño para buscar la otra. Salió avergonzada.
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Sólo un juego#1©
Teen FictionArik y Alexander, son adolescentes cuya única cosa en común son sus experiencias poco convencionales en el amor. Un día deciden dejar sus diferencias de lado, y empezar una relación falsa, donde ambos estarán beneficiados, pero también sus propios s...