Epílogo

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Día de la graduación.

Este tiempo lo he pasado en casa.

Clyre y Nate vienen de vez en cuando para pasar la tarde conmigo o salir al parque.

Aron aún habla con Alexander, pero no como antes por lo que sucedió.

No quería arruinar su amistad, pero Aron así lo decidió.

Hoy en la tarde era nuestra graduación de secundaria.

Era un miércoles por la mañana y estaba en mi casa.

Clyre llegó lista a buscarme a mk habitación, pero yo aún estaba en la cama.

—No voy a ir — murmuré.

—Vamos Arik debemos ir — insistió Clyre — Recibimos el título y nos vamos, ni siquiera tenemos que ir al baile.

Gruñí contra la almohada.

No quería ver a Alexander ahí.

No quería ver a nadie.

Clyre lo sabe, pero también quiere que vayamos juntas como lo habíamos planeado.

—Arik, hasta tu madre pidió permiso en su trabajo para asistir, ¿Vas a quitarle la ilusión a ella también?, Nate y Aron están esperando abajo — insistió de nuevo.

—Okey, okey — me senté — Sólo porque ustedes están emocionados, pero yo no tengo ganas de ir.

Me levanté con seriedad y fui a darme una ducha.

Toda la semana me he sentido en un estado de trance.

Como si mi mente asimiló mi ruptura con Xander, pero no del todo.

Es como mis sentimiento estaban partidos a la mitad.

La mayoría están en contra de Xander y es lo mejor.

No puedo rebajarme más de lo que he hecho cuando estaba con él.

En realidad con todos ellos.

He sido muy tonta. Nadie tendría si quiera que pasar por esto.

Salí de la ducha y comencé a cambiarme con el uniforme de graduación. El nuestro era de color azul.

Bajé las escaleras y todos estaban ahí, hasta los padres de Nate hablando con mi madre.

—¡Adik!

Escuché a Emma llamarme, ella no puede pronunciar bien mi nombre.

Viene corriendo hacia mi para abrazarme.

—Hola Emma — la abracé también.

Ella me sonrió y volvió con sus padres.

—Al fin, tardaste horas — se quejó Aron.

—Callate — sonreí.

Él ríe leve.

Le sonreí a Nate en modo de saludo.

—¿Nervioso? — le pregunté.

—Algo — asintió.

—Estarás bien, sólo toma el título, sonríe y bajas, es todo — reí.

—Chicos, es tarde ya debemos irnos — nos recordó mi madre.

Todos asentimos y subimos a los autos.

Nate se había sentado adelante. Los demás atrás y sus padres conducían el otro auto detrás de nosotros.

Cuando llegamos el evento estaba por empezar, entonces buscamos nuestros asientos con rapidez.

Sólo un juego#1©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora