Capítulo 25

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Alexander.

No había dormido en toda la noche de lo mal que me sentía.

Mal momento para tener un resfriado.

Todos se habían ido y estaba solo en casa.

Se habían acabado las medicinas para la alergia, entonces le pedí a mi madre que me trajera. Lo único que me respondió es que le pidiera a alguien que las recogiera por mi.

No sabía a quien llamar además de Aron.

Busqué el contacto en mi teléfono como pude, ni siquiera podía abrir bien los ojos.
Cuando marqué en el tercer tono atendió.

—¿Hola?

Escuché la voz de Arik.

¿Qué?

Miré la pantalla del teléfono y la había llamado a ella.

—¿Arik?, Mierda pensé que estaba llamando a Aron, lo siento — me disculpé.

—Ah, ¿Necesitabas algo?

—No, lo siento por molestar — respondí rápido y colgué.

Pensándolo bien si quería qué el viniera, pero no puede verme así.
En realidad si la necesitaba aquí. La fiebre está haciendo que alucine…

—¿Qué dijiste? — escuché la voz de Arik de nuevo.

¿No colgué?

¿Pensé en voz alta?

—N-nada, adiós — colgué.

Espero no me haya escuchado.

Después de verificar que llamé a Aron, sólo tenía que esperar a que él llegara con más medicinas.

No pasó mucho tiempo, pero para mí se me hizo eterno.

Escuché la puerta casi media hora después.
Cuando supe que era Arik quería desaparecer. Estaba fatal, pero por un lado si me ayudó su compañía.

Aunque casi quemó la cocina.

Pero se quedó la mayor parte de la tarde conmigo.

No quería admitirlo, pero se sentía bien estar con ella.

Luego llegó Aron y Arik salió de la habitación tan rápido que ni siquiera pude despedirme.

¿Por qué siempre sale así?

—Alex, si ella estaba aquí ¿Para que me hiciste venir?— me preguntó Aron. — Así no los hubiese interrumpido.

—No sabía que ella vendría — me encogí de hombros y tomé la medicina.

—En fin, mejor descansa, recuerda que el partido de hockey es en menos de una semana.

—Lo sé — me recosté de nuevo — Ahora que recuerdo, el juego es el mismo día que su cumpleaños, ¿Saben qué harán?

Aron negó con la cabeza.

—Arik no quiere celebrarlo, ya sabes porque, pero no lo sé, creo que este año no haremos nada — se encogió de hombros.

Deben estar muy tristes por lo su padre.

Tal vez pueda ayudar. Hablaré con Clyre después para ver qué podemos hacer para animarlos.

Aron se acercó a la estantería.

—Pensé que los habías vendido — comentó.

—¿Qué cosa…?

Cuando miré la estantería llena de mis comics fruncí el ceño.

¿Cómo llegaron ahí?

¿Fue Arik?

Mierda.

¡La carta!

—Oh no…— dije levantándome — No, no, no.

Comencé a buscar el cómic.

—¿Qué ocurre? — me preguntó Aron confundido.

No respondí.

Le quité el cómic a Aron de las manos, pero al ver que no era ese lo devolví.

—No, por favor que esté aquí — comencé a buscar debajo de la cama.

—A veces eres raro — Aron ríe.

No le presté atención.

Continué buscando hasta que lo encontré.

Lo abrí y si estaba la carta.

Me sentía más tranquilo sabiendo que nadie sabe de la existencia de esto.
Principalmente Arik. La escribí hacer casi cuatro años sólo para no dársela y tengo una buena razón. Lo que escribí es ridículo.

Y se preguntarán:
¿Por qué no solo la deshecho y ya?

Pues no hay un porque. Sólo no quiero.

Me avergonzaría mucho si la llegase a leer alguien más…

—¿Qué es eso? — me preguntó Aron con insistencia.

—Nada, es sólo un papel insignificante —mentí.

—Ay, tu y tus secretitos — respondió.—¿Y por qué lo tienes tan guardado? — frunció el ceño.

—¿Guardado?, No, sólo buscaba el cómic — mentí y deseché la carta en la  pequeña cesta de basura en mi habitación donde habían otros papeles.

No quiero que Aron me moleste con esto. Luego lo recogeré.

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Holis

Este capítulo es un plus por no haber actualizado el domingo.

Gracias por leer <3

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Sólo un juego#1©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora