I Wanna Be Yours [[[Timothee Chalamet]]]

51

Solo se rió de lo que dije y continuó.

Me levanté y fui hacia donde él estaba para abrazarlo por la espalda.

—¿Qué estás haciendo? — preguntó divertido.

—Solo quiero estar cerca de ti—.

—Acuéstate ma petite, hay que dormir un poco—.

—Si me hablas en francés dormir es lo que menos me dan ganas de hacer — Timothée parecía divertido por lo que acababa de decir, pero no era un chiste.

Se levantó para apagar la luz y luego sentí como la cama se hundió cuando se metió a la cama conmigo.

Sus brazos largos me atraparon y me jalaron haciéndonos quedar tan cerca que podía sentir su respiración en mi cuello.

—Este ha sido uno de los mejores días de mi vida— hablé lo más bajo que pude y me di la vuelta para que nuestros rostros se encontrarán.

—Estar así contigo es una de las cosas que más he soñado hacer desde que te conocí — depositó un beso en mi cuello haciéndome temblar.

—Dime que más has soñado hacer conmigo — mis ojos se sentían bastante pesados, pero quería seguir hablando con él.

—No puedo decírtelo ahora mismo, me preocupa que Kyle nos escuche — susurró y no pude evitar reír al imaginarme lo furioso que estaría Kyle luego.

—Vamos dime, ¿Es algo caliente? Porque no me molestaría arrancarte la ropa en este momento — escuché como soltó una risa —¿De qué te ries? Estoy hablando muy en serio, te deseo Tim— me di la vuelta molesta.

—Lo sé preciosa, pero no está en mi lista de deseos que tengamos sexo con mi primo dormido en la cama junto a la nuestra, cuando pase quiero que sea algo íntimo entre tu y yo, que podamos disfrutar sin preocuparnos por despertar a nadie— me abrazó y besó mi cuello eliminando por completo cualquier rastro de enojo en mi.

—Te quiero demasiado Tim, no quiero perderte de nuevo, nunca — mi mente recordó las noches de insomnio que había tenido que pasar, lo mal que la había pasado intentando sacarlo de mi mente.

—Nunca me perdiste y no lo haras. Soy completamente tuyo mi pequeña Lizzy—.

[...]

El sonido de la lluvia golpeando el techo hizo que abriera los ojos.

Extrañamente no tenía ganas de vomitar y el dolor de cabeza era leve, lo que si dolía era mi tobillo el cual estaba inflamado.

Mire a mi alrededor y me percaté de que estaba sola en la habitación, mire mi celular y decía que eran las dos de la tarde.

Todo estaba extrañamente en silencio, lo, único que se escuchaba era la lluvia, era bastante inusual si hablábamos de mis amigos, así que supuse que seguían inconscientes.

La puerta se abrió y Timothée entró con una toalla enrollada en la cintura, recién bañado.

—Miren quien decidió despertar al fin — se burló — Empezaba a creer que ibas a seguir dormida hasta mañana —.

—Oh callate— hundí mi cara en una de las almohadas.

Cuando miré de nuevo a Timothée esté estaba en calzoncillos buscando algo entre sus cosas.

—¡Timmy!— volví a esconderme en la almohada.

—¿Qué? Ahora estamos a mano por lo de anoche — le lancé una almohada.

—¿Y si alguien viene que? ¿Qué crees que van a pensar? —.

—No hay nadie — se encogió de hombros.

—¿Qué? —.

—Si... — hizo una pausa por unos segundos— Fueron a nadar un rato — se rascó la nuca nervioso, luego me miró y sonrió bastante coqueto—Además ¿No eras tú la que quería desnudarme hoy en la madrugada? — lo miré sin entender, a lo que él rió— Empiezo a creer que olvidas las cosas a tu conveniencia —.

—No sé de que estás hablando—.

—¿No recuerdas que dijiste que querías arrancarme la ropa?—  lo miré sin poder creerlo unos segundos hasta que el recuerdo por partes llegó a mi mente y sentí mis mejillas arder — Estabas decidida a hacerlo con Kyle dormido ahí — señaló la cama y soltó una risa.

No era divertido, por Dios, soy tan patética.

Quería hacer las cosas bien con él, demosrrarle que no era la chica hormonal que había sido al comienzo.

—¿Estás bien? Te quedaste muy callada y pusiste la cara de cuando algo te molesta —.

—Si— mentí y él se sentó en la orilla de la cama donde yo estaba, puso su mano aún húmeda en una de mis piernas.

—¿Dije algo malo? Lo siento, no quería molestar...— lo interrumpí.

—No dijiste nada malo, solo me siento molesta conmigo misma por ser como soy—.

—¿Lo dices por lo de la madrugada? — Asentí— No tienes porque estarlo, estabamos ebrios y... — de nuevo hablé yo.

—Si pero no quiero que pienses que es lo único que me importa, apenas ayer en la noche arreglamos las cosas y después de unas horas yo ya estaba pensando en hacerlo. De verdad quiero hacer las cosas bien contigo esta vez, no quiero ser la chica arrebatada que se te subió encima en el sillón la otra vez — sentí  pena al decirlo en voz alta, aunque creo que era una de las pocas veces en que compartía lo que sentía tan abiertamente.

Timothée tomó mi mano y la jaló obligándome a sentarme de piernas cruzadas junto a él.

—También quiero hacer las cosas bien contigo y estoy seguro de que encontraremos el modo de que lo nuestro funcione — puso una de sus manos en mi mejilla y me acarició con su pulgar —Deja de darle mil vueltas a las cosas y hacerte sentir mal—.

—Me pides demasiado — bromeé.

—Mi pequeña Elizabeth — me rodeo con sus brazos en un fuerte abrazo y finalizó hablandome bastante cerca del oído— Si supieras la cantidad de veces que he fantaseado contigo, por ejemplo ayer cuando llevabas puesto ese ajustado bikini negro en el lago — depositó un beso en mi cuello haciéndome estremecer y que mi pulso comenzará a acelerarse—¿Recuerdas lo que dijiste antes de irnos a dormir? Lo de que tú me deseabas— asentí — Yo también te deseo Lizzy, he tenido que contenerme por mucho tiempo, primero por una cosa y luego por otra ¿Pero sabes que? A la mierda con eso, en verdad quiero estar contigo—

—No empieces, porque luego no voy a poder parar — amenacé.

—¿Quién ha dicho que quiero que pares? — sentir su respiración tan cerca de mi me estaba volviendo loca.

Siguió dandome pequeños besos en el cuello mientras metía sus manos debajo de mi blusa holgada y acariciaba con las yemas de sus dedos mi vientre.

—Timothée Chalamet ¿Estás provocandome? —.

—Te lo he dicho muchas veces Elizabeth, quiero ser tuyo, de todas las maneras posibles — con esa frase tuve suficiente para dejar de contenerme.

No nos detuvimos hasta que ambos caímos rendidos en la cama.