Defectuoso (Vlad x Danny)

Capítulo 17: Horrible pasado

La Sr. Masters ordenó que me llevaran a una de las carpas individuales mientras se comunicaba por radio para saber quién era el que había pagado menos por mí. Sonriendo al decirme que me vendería por la nada a los alfas más despreciables y sádicos que encontrara. Y justo ahora, había encontrado a un alfa con fetiches sadomasoquistas y parafilias "interesantes". Luché por liberarme, pero los tipos que me tenían prisionero me golpearon en el estómago dejándome sin aire. Cuando me recompuse, ellos ya me estaban arrastrando hacia la carpa. Y no importa lo mucho que los patee, mordí y quise soltarme, ellos eran demasiados fuertes para mí. Me llevaron sin mucho esfuerzo a una pequeña carpa con una sucia cama llena de olor a fluidos que ni siquiera intenté descifrar que eran. También había sangre, mucha, y estaba mojada. El corazón se me quería salir de la boca, pero cuando esos tipos me tiraron en la cama y ataron mis manos y pies, fue que realmente supe que no podría escapar. Realmente pasaría. Pasaría de nuevo. Otra vez me sentiría sucio y ultrajado. Otra vez me desgarrarian el alma.

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_ ¡Danny, apresurate ¿quieres?! _ gritó Sam desde fuera de su casa en un auto lujoso de color negro. _ Se nos hará tarde para tomar el avión.

_ Ya voy, ya voy. _ dijo arrastrando su equipaje que constaba de dos maletas muy pesadas. _ ¿A caso no es un jet privado?, ¿no nos pueden esperar o qué? _ subió su equipaje al baúl y luego se subió en la parte de atrás del auto y su amiga condujo al lado de Tucker que estaba escuchando música.

_ Sabes que odio llegar tarde. Además, para cuando lleguemos a California   podría ser demasiado tarde para salir a pasear.

_ Nos quedaremos dos semanas, si no es hoy puede ser mañana ¿no te parece, Sam?

Ella suspiró y condujo hasta el aeropuerto privado, dejando que un empleado suyo, que ya los esperaban, metieran sus cosas en el avión mientras ellos se acomodaban en sus asientos. Todo el viaje, los tres amigos se relajaron, tomaron refrescos, comieron algo y cantaron sus viejas canciones favoritas. Llegaron a California a las ocho de la noche y pudieron  pasear por la ciudad tranquilamente. Luego durmieron a sus anchas en un hotel cinco estrellas cortesía de su querida amiga Sam. A la mañana siguiente, ella ya tenía en la mano una lista con los lugares que les gustaría ver a cada uno. La lista la habían armado entre los tres antes de su tan anhelado viaje, y ahora tenían planeado visitar los más que pudieran ahora y así toda la semana. Los tres durante toda esas semanas fueron a distintos lugares; al Parque Nacional de Yosemite, la playa Zuma Beach donde jugaron vóley, nadaron, tomaron el sol, entre otras actividades. También fueron a Valle de Napa, fueron a jugar billar, al karaoke, a ver partidos de básquetbol en vivo y a los cines más caros de la ciudad.

  Su último día ahí, ambos estaban sentados en círculos sobre la cama de dos plazas de la pelinegra, mientras decidían cual sería el último destino al que irían esa noche. Tucker propuso el casino y eso le gustó a Danny, pero Sam dijo que prefería algo más tranquilo, pero como siempre ocurría, ellos lograron convencerla. Los tres se vistieron con la ropa más cara y elegante que pudieron conseguir, Sam se encargó de ello, y fueron a uno de los casinos más importantes con identificaciones falsas que decían que eran mayores de edad. Jugaron a la ruleta, poker, giraron la rueda de la fortuna y también probaron suerte con las máquinas tragamonedas.  No perdieron mucho y ganaron poco, pero lo importante era que se estaban divirtiéndo un montón. En determinado punto de la noche comenzaron a beber, pero no lo suficiente para estar borrachos. Entonces, envalentonados por el alcohol, se acercaron a un grupo de hombres y mujeres que estaban jugando cartas y se pusieron a conversar poco y nada. Esos hombres hacían bromas y los chicos se reían y viceversa. Fue el momento en el que uno de ellos, uno que solo parecía unos años mayor que Danny le propuso conversar a solas con él en su habitación que dudó mucho en hacerlo ya que no lo conocía, pero Sam y Tucker lo animaron diciendo que se divirtiera, que nada de lo que ahí pasara saldría de ahí. El chico bebió un poco más y se animó a seguir a aquel extraño. Por un par de horas solo conversaron, pero después el hombre comenzó a tocarlo por lo que, aunque un poco asustado, lo dejó. No sabía si quería que su primera vez fuera con un desconocido y no con su destinado, pero en vista que Dash no tenía intenciones de salir con él, pensó que no importaba. El hombre comenzó a besarlo en los labios y luego en el cuello, mientras sus manos se dirigían a su pantalón. Esto se sintió muy mal, así que lo apartó para decirle que fuera más despacio cuando sonó su celular. Él lo usó de excusa y entró al baño para contestar.