Capítulo 14: Perdido

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_ ¡¿Como es que todavía no lo encuentran?! _ vociferó Vlad Máster a los oficiales de policía que estaban a cargo de encontrar a su hijo. _ ¡Inútiles! ¡Buenos para nada! Por su negligencia ese bastardo está libre y ahora ha secuestrado a mi hijo. Juro por Dios que los hundiré. Y a su patética estación de policía como le llegue a pasar algo a mi hijo. ¡¿Escucharon eso, estúpidos?!

_ Señor Masters, entendemos su dolor... _ dijo la mujer policía deteniendo a su compañero, que furioso, había puesto su mano en el arma de su cinturón. _ Pero somos oficiales de policía. No puede hablarnos de esa forma. Podríamos detenerlo por desacato a la autoridad.

_ ¿Eso creen? ¿A caso piensan que soy cualquier ciudadano común de esta ciudad y pueden verme la cara? ¡No están haciendo nada para encontrar a ese bastardo! Incluso después de que se fugara de prisión no hicieron nada.

_ Lo hicimos, señor, solo que aún no hemos podido rastrearlo. _ dijo la oficial ahora con el ceño fruncido en molestia.

_ No hicieron suficiente. Todos ustedes siempre han sido unos incompetentes. Ni siquiera tienen la suficiente inteligencia para atrapar a un adolescente drogadicto. No imagino cómo podrán resolver los casos de asesinato.

_ Tal vez tenga razón. _ habló con furia el hombre finalmente. _ Por eso usted sigue en libertad.

Vlad explotó y sujetó al oficial por la ropa y lo desafió a repetir lo que había dicho. El hombre quiso liberarse de su agarre y tomar su arma, pero ni haciendo uso de toda su fuerza éste se movía, ni siquiera un centímetro. Su compañera tuvo que intervenir y apuntarle al mayor con su arma ordenándole apartarse y levantar las manos, pero este no parecía escuchar. Solo miraba fijamente al hombre que tenía sujeto y pensaba si debía romperle el rostro o los dedos de la mano primero. En eso Daniel, con ojeras notables bajo sus ojos y ropa suelta, bajó por la escalera presenciado todo con una mirada vacía.

Habían pasado tres meses desde el secuestro de Vicente. Esa misma noche Vlad había revisado las cámaras de seguridad y habían descubierto que Dash se había colado en la propiedad y había entrado a la habitación para luego salir con el niño inquieto entre sus brazos. Después de esa revelación, el mayor llamó a la policía y denunció lo sucedido. Por lo que mucho tiempo estuvieron esperando noticias sin que nada pasara. Nadie sabía ni había visto nada. Vlad rara vez podía contener su ira. Su paciencia era muy frágil y por cualquier cosa explotaba y rompía algo que luego los empleados limpiaban. Y cuando estos hacían mal su trabajo o lo miraban a los ojos les gritaba descargando toda su ira sobre ellos. Por otro lado, Danny había pasado sus noches llorando y torturandose con los pocos recuerdos que tenía con su hijo, y lamentándose por no haber tomado más fotos con su hijo que la que tenía de Vlad, el niño y él en el llavero que le regaló a su pareja. Mismo que contemplaba todas las noches para poder dormir. Entre ellos no hablaban. Cualquiera que no los conociera bien pensarían que eran completos extraños y no una pareja. El azabache se alejó de sus amigos y familia, quienes lo apoyaban en ese momento de dolor, pero que el chico sabía no era lo que quería aún. Necesitaba ser fuerte hasta que apareciera su hijo. Si veía a sus amigos y familia se quebraria, perdiendo rápidamente la esperanza al ser consiente de los días que han pasado y aún no había noticias.

Con el pasar del tiempo y sin señales de su hijo, descuidó su aspecto, sus clases, su relación con el mundo. Solo salía de la habitación para comer, ir al baño o simplemente estirar las piernas. Esa mañana, cuando escuchó a Vlad levantarse de la cama para abrir la puerta, escuchó los gritos abajo y se dio cuenta que tenía hambre. Bajó y escuchó todo. Entonces caminó hasta la sala tomando el periódico de ese día y se paró enfrente de los tres, quienes al verlo, se callaron. Danny se mostró indiferente y solo le arrojó a la mujer policía el periódico.

Defectuoso (Vlad x Danny)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora